Burusas

—Lo veo cómo encalamocao.

Qué pasó le cayeron mal los chicharrones, porque ayer pasé por hay y olía a chicharrones.

Esa paila chirriaba con ese cochino.

Lo veo con la mirada extraviada.

—¡Epale! Palo de hombre, qué lo trae por aquí.

¿Cómo ha estado?

—Bien, pa´l tiempo, como quien dice.

—Los chicharrones ya me los comí, que la comadre hizo unos que les quedaron muy buenos.

Como decía Herrera Campins cuando el cochino es gordo hasta el rabo es chicharrón.

—Imagino que con el pedacito de cochino.

—De ese mismo fue.

No hay de otra, si este gobierno lo tiene a uno comiendo en la suela de su zapato.

Ya las yemas y el queso pasaron de los 150 mil sober-anos.

El pensionado que viva solo es hombre muerto.

No dan descanso estos muérganos.

Y por eso estaba así, como usted dice extraviado.

Estaba pensando que la misma mano que lo hace pasar a uno hambre le tira unas burusas para que uno crea que ya está en la abundancia.

Le lanza unas migajas para que uno se quede tranquilo.

—Esa es la estrategia.

En una mano el garrote y en la otra unos cuantos pellejos para contentar al circo.

Antes decían pan y circo, lo que medio quedó es el puro circo.

—Con la carpa rota y toda desguañingá.

—La estrategia es tenerlo a uno pasando hambre y necesidad.

Así se domina a una población, con eso buscan que se ponga sumisa y a su merced.

Y como usted dice, luego se le lanzan unos pellejos y se le dice que el gobierno los quiere mucho.

—Sin embargo, la gente anda con una tibiera todo el tiempo.

—Y no es para menos.

Después que se coma el pedacito de cochino, con qué se compra un cartón de yema o un kilo de queso.

Ya la harina de arepa va por los 40 mil.

Y el verde va rumbo a los 50 mil y dele pa´lante.

—Están haciendo negocio con la miseria de la población.

La vida depende de si usted tiene dólares o no.

Una vergüenza es esto.

—El gobierno reparte migajas para tenerlo a uno boqueando.

Y todavía falta que en el mensaje navideño el chofer nos desee las mejores navidades del mundo.

Porque estos nacionalismos revolucionarios nos echan unas muelas en las que se nos promete un final feliz, para así justificar todas las penurias miserias en que vivimos.

—La realidad es que no se puede vivir con lo que se gana.

Que no haya más gente muerta es un milagro.

Porque este es un gobierno de burusas y migajas.

—Con eso quiere tener a todo el mundo de rodillas.

—Rodilla en tierra, decía el difunto.

—Estos nos la tienen aplicada con esa.

Nadie puede levantar cabeza en este erial, porque de una vez lo descabezan.

Por hay está el primo Julio tratando de volver a poner a andar la bodeguita y eso le cuesta comprar un poquito de mercancía.

Todos los días lo llaman para decirle que ya los precios cambiaron.

Cuatro coroticos tiene el hombre.

—Así lo vi el otro día.

Guapeando está ese cristiano.

—Tanto da el agua al cántaro hasta que se revienta.

De burusas en burusas nos llevan estos chavistas, pero la población se la está anotando a diario.

Y le dijo: Por ahora, apriete.



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Obed Delfín


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