Quinto malo

Voz del pueblo, voz de la crítica y voz de mando

Todas las voces no siempre son la voz. Sin embargo, en Revolución, lo deseable es que la voz del pueblo coincida con la de la crítica y, por ende, con quien tiene la responsabilidad de comandar las operaciones en batalla contra el enemigo común y por la Defensa Integral de la Patria.

La voz del pueblo, que los creyentes suelen calificar como “voz de Dios”, para otorgarle la categoría de omnipotencia, es la voz de la clase proletaria, en la confrontación histórica con la burguesía, con los explotadores, con el gran capital y con su expresión política y militar, en el imperio yanqui, sionista y sus aliados.

La voz del proletariado es, entonces, la que genera el auténtico poder y mando que el líder, el comando o el gobernante, está obligado a seguir, según ese viejo principio ancestral de nuestra Abya-Yala que se resume en “mandar obedeciendo al pueblo”. Recordamos que en Nuestramérica contemporánea, el Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, el indígena aymara Evo Morales es uno de sus más altos y significativos representantes. Pero también Chávez, nuestro Comandante Supremo y líder de la Revolución Bolivariano, se subordinó a su pueblo para gobernar. Jamás se desclasó, jamás pactó con el poder del capital, jamás se subordinó a los mandos imperiales ni a las pretensiones de sus lacayos locales. Fue eso lo que le hizo invencible y le eternizó, aun después de muerto.

La voz del pueblo, no sólo por la encarnación en el líder, en el comando o en el Presidente, tal como lo acabamos de describir, es también la voz de la crítica. Voz de la crítica porque, en una revolución auténtica, tal como lo es la Revolución Bolivariana y Chavista, la auténtica crítica -por extensión, la autocrítica- nace del seno de la clase que pugna por su liberación y la de las cadenas que le atan, en calidad de explotados, al dominio del capital y a sus designios ideológicos, hegemónicos, de control en el campo de lo simbólico.

Se trata de la fuerza orgánica de la crítica y de la autocrítica, como ejercicio permanente de construcción de una nueva cosmovisión y de nuevos valores, acordes con los fines de clase del proletariado, relativos a la igualdad, a la justicia, a la inclusión y a la libertad auténtica, mediante la producción, distribución y consumo de bienes, siguiendo los principios: “de cada quien según sus capacidades y a cada quien según sus necesidades”, propios al socialismo.

Es una sola voz por unos mismos fines. Y ahora, cuando las voces en la voz se someten a la prueba histórica de mantener viva su responsabilidad de clase, no debemos olvidar que nuestro objetivo es acabar con el capitalismo y su expresión política y militar, para dar paso a nuestra independencia definitiva y a la Patria socialista.



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Iván Padilla Bravo

Director del semanario cultural "Todos Adentro", medio adscrito al Ministerio del Poder Popular para la Cultura. http://www.mincultura.gob.ve/

 ivanpadillabravo@gmail.com      @IvanPadillaB

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