Mi hijo de 7 años comenzó a comportarse de manera extraña, de repente dejó de gustarle pasar las tardes con su abuela, me pidió que no lo llevara más a la escuela, dejó de ser aquel niño alegre que le gustaba conversar con todos. Me preocupé y comencé a indagar qué estaba sucediendo, mi mente comenzó a imaginar que tuvo algún problema con un compañerito de clases, que su abuela lo reprimió por algo que hizo… bueno, así fui hilvanando cualquier cantidad de historias posibles; pero, después que mi hijo decidió hablar del asunto me quedé perplejo…
Me contó que una tarde la abuela lo llevo a una iglesia, estando dentro de ella caminaron juntos por entre unas largas sillas, no había nadie, todo estaba en silencio, notó que habían muchas velas encendidas y un olor extraño y su abuela le explicó que era incienso, luego lo condujo hasta un sitio donde había una gran imagen de un hombre muerto que colgaba de unos maderos, un hombre barbudo, flaco, demacrado, ensangrentado, con clavos en las manos y pies, con una herida en el costado y unas espinas en la cabeza que le hacía sangrar más. Acto seguido, la abuela hizo que el niño se hincara delante de la imagen y le dijo: “ese es Dios hecho hombre, él fue muy bueno y tu debes ser como él…”
“Papá… (me dijo) no quiero ser bueno, no quiero que me maten así, no quiero morir de esa manera…. ¿Cómo es eso que dice la abuela? tu me has hablado de Jesús como hijo de Dios y me has leído que uno no debe hacer imágenes de nada y mucho menos postrarse ante ellas, ¿por qué la abuela me hizo esto? ahora soy un pecador…”
Se imaginan entrar a una sala de una casa y encontrar un tipo ahorcado colgado del techo?... Eso, creo yo, fue a lo que se enfrentó mi hijo al entrar a una iglesia.
En este momento si le aplicamos la LOPNA, la Ley RESORTE y la Constitución del 99, muchas iglesias deberán cerrar sus puertas. En primer lugar tienen que retirar las imágenes de Cristo crucificado o restringir la entrada a los menores de edad a estos recintos, ya que la Ley de Protección al Niño, Niña y Adolescente prohíbe la exposición de los menores de edad a imágenes con violencia física o sangrientas y prohíbe hacer apología a la muerte.
Por otro lado, la Constitución nos habla de que todos tenemos derecho a una información veraz, o sea, debe verificarse la fuente y ¿quién verifica la fuente bíblica en estos momentos que tenemos centenas de organizaciones religiosas que predican “la palabra” según el punto de vista de cada una de éstas?, donde todas se autodenominan “la verdadera” y acusan a las otras de falsas… ¿quién dice la verdad sobre una religión que tiene su origen en una época tan remota como el sitio donde se supone que se desarrollaron los hechos? Y eso que no digo nada de las otras religiones asiáticas, africanas, norteamericanas, caribeñas, suramericanas, etc., etc.
Creer en algo para enfrentar la muerte me parece bien, ser fanático y provocar guerras y muertes en nombre de la religión, me parece aberrante. Seamos laicos, pero sobre todo, seamos sensatos. En mi casa se lee la Biblia en familia; pero no creemos en las personas que hacen de la religión un modo de vida, desangrando y adoctrinando a los pobres feligreses para saciar mundanos e inmorales intereses personales en nombre de Dios.
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