Aprovecho la ocasión para relatar a modo de denuncia, un momento muy decepcionante por el que pasé el martes 12, en relación con el famoso programa, que se ofrecía al público, dirigido por Dudamel y que además ofrecía el atractivo de la Cantata Criolla de Antonio Estévez y Florentino y el diablo.
Era atractivo, sobre todo el público venezolano con cierta cultura que nos permite apreciar las cosas buenas y gozar de lo poco bello que nos ofrece la vida. Pero sucedió que después de haber estado haciendo una cola por horas, ya que ofrecían comenzar a distribuir las entradas a las 5 pm., para tener acceso al evento, llegó la hora en que la cola comenzó a moverse creyendo que sería para recibir mi entrada: no era para eso sino para informar que las entradas se habían agotado. Hasta aquí todo eso es comprensible. En mi caso me salí de la cola y fui a averiguar lo que pasaba. Para mayor sorpresa pude observar desde afuera que había todo un público cuyos asistentes eran, nada más y nada menos, que toda la alta burguesía venezolana quienes tenían los boletos de entrada y solo sus amigos, que llegaban en sus tremendos carros, eran los favorecidos, mientras el público que permaneció por horas llevando sol, no tenía derecho a entrar. Cada burgués que llegaba recibía su entrada de su correspondiente amigo.
Yo me pregunto si debemos soportar pasivamente los desmanes de la oligarquía venezolana, después de haber pasado los años que han pasado defendiendo una revolución, que, precisamente por ser cultos y capaces de colaborar para que nuestro gran líder, el Comandante Chávez, pueda vencer, ante tanta ignominia y cuando presenciamos abusos como lo que sucedió el martes pasado, quedarnos impasibles, como si ellos, los burgueses, se consideran los dueños. O es que en plena revolución bolivariana debemos soportar las diferencias bochornosas, creyendo que ellos son todavía los dueños.
Todo esto lo escribo con una gran indignación y con la esperanza de que Aporrea, como medio de difusión abierto a la causa revolucionaria, tenga un espacio para denunciar el insólito abuso de esa oligarquía que atropella a un público, quizás más culto que ellos que lo que tienen es plata y que todavía haya venezolanos capaces de permitirlo.
No me extiendo más sobre este asunto por no abusar de la paciencia de ustedes y sólo aspiro que ese medio, tenga un espacio para hacer la denuncia correspondiente.
Me despido, reiterándome a sus órdenes, con un militante y efusivo saludo Bolivariano y revolucionario.
marialdnazoa@gmail.com