Caracas, 11 Mar. AVN (Leandro Albani).- El intelectual, escritor y dramaturgo argentino, David Viñas, falleció anoche en Buenos Aires a los 83 años, como consecuencia del agravamiento de un cuadro infeccioso, producto de una neumonía de base.
Autor de novelas como Los dueños de la tierra, Un dios cotidiano, Dar la cara y Poner el cuero, también escribió los tomos de Literatura argentina y realidad política.
Padre de María Adelaida y Lorenzo Viñas, militantes revolucionarios asesinados por la dictadura militar argentina (1976-1983), por esa época conoció el exilio del que retornó en la década del ochenta.
Duro crítico de la oligarquía argentina, particularmente del diario La Nación, Viñas se erigió como uno de los intelectuales más lúcidos del pensamiento latinoamericano, no sólo para analizar desde la literatura la dominación cultural, sino las posturas de la izquierda y sus conceptos políticos.
Polémico, admirado, sin callar nunca una sola idea que pensaba, David Viñas describió la época del neoliberalismo en Argentina, durante el gobierno de Carlos Menem (1989-1999), como una sociedad de favelas y fachadas, donde hacia el mundo se proyectaba un país exitoso y del primer mundo, y en lo interno se multiplicaba la pobreza.
Según el escritor Ricardo Piglia, “uno de los ejes de la obra de Viñas es la indagación sobre las formas de la violencia oligárquica. Sobre todo la dominación oligárquica, la persistencia de esa dominación y sus múltiples manifestaciones en distintos planos de la historia nacional”.
Como el propio Viñas explicaba en las solapas de sus libros, había nacido en 1929 en las esquinas de la calle Talcahuano y la avenida Corrientes de Buenos Aires.
Y por esa avenida era común verlo todos los días, sentado en algún bar con el diario La Nación desplegado sobre la mesa y una lapicera en mano haciendo anotaciones sobre el periódico, fundado por la poderosa familia Mitre en los albores del siglo XX.
Fundador y codirector de Contorno en 1953, esta revista tuvo un fuerte impacto en el plano intelectual argentino, por sus concepciones de la nueva izquierda y la crítica a los grandes escritores del país, razón por la cual quienes escribían en esa publicación fueron llamados “los parricidas”.
En 1991, a Viñas se le otorgó la beca promovida por la John Simon Guggenheim Memorial Foundation de Estados Unidos, la cual rechazó.
Frente al debate surgido por su postura, fue claro en sus razones para no aceptarla: “Un homenaje a mis hijos. Me costó veinticinco mil dólares. Punto”.
Titular de la Cátedra de Literatura argentina de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, antes de fallecer era asesor de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y dirigía una colección de historia argentina.
Si el pensador argentino Arturo Jaureche decía que muchos intelectuales se subían al caballo por la izquierda y se bajaban por la derecha, Viñas tuvo la virtud de romper esta regla y mantener su coherencia como marxista crítico y heterodoxo.