El nuevo movimiento sindical venezolano

UNT está llamada a sepultar a la CTV

"Los trabajadores venezolanos están cansados del continuo sometimiento
de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV) a los partidos
políticos, lo cual viene ocurriendo desde hace tiempo, pero que en los
últimos tiempos se ha hecho más evidente y que ahora ha llegado al
extremo con esa alianza ciega y sumisa con la cúpula patronal agrupada
en Fedecámaras".

En esta sentencia de Ramón Machuca, presidente del mayor sindicato
siderúrgico de la región Guayana al sur de Venezuela, está contenida una
de las causas fundamentales del cisma vivido en el movimiento sindical
que se agrupaba en la Confederación de Trabajadores de Venezuela, a raíz
de las fraudulentas elecciones del 25 de octubre de 2001, donde se
proclamó ganador de la contienda electoral al hoy prófugo de la
justicia, Carlos Ortega.

Más de 10 recursos de nulidad cursados ante el Tribunal Supremo de
Justicia, denuncias de fraude hechas públicas por los 5 adversarios de
Ortega y una actitud cómplice de autoridades comiciales y judiciales,
fueron el preámbulo de un escándalo que -también- fue ignorado y
olvidado progresivamente por la gran prensa nacional.

Las voces del fraude

Y es que el país aún no sabe que pasó, a ciencia cierta, en un proceso
electoral sindical al cual se le vieron demasiadas costuras como para
creer que todo fue un paraíso, según la versión ortegiana del asunto.
Hubo acusaciones de escamoteos, alteración de listas, retención de
material, agresiones y disturbios ocurridos en al menos 12 estados del
país, y que fueron denunciados por los candidatos a presidir la CTV (el
único que no lo hizo fue Ortega).

Alfredo Ramos, diputado oposicionista, aliado de Carlos Ortega durante
el Golpe de Estado de abril de 2002 y quién fue uno de los candidatos en
dichas elecciones, relató al Diario El Nacional (31/10/2001. Cuerpo D,
página 4) los ilícitos cometidos en las últimas elecciones de la central
obrera del país: “Tenemos 25 años luchando por un proceso limpio y
democrático, y lamentablemente nos hemos encontrado con un ambiente
general de trampas que no podemos convalidar”

Ramos intentó, dice la nota de prensa, “retratar el indigesto ambiente
de fraude y refirió el caso de un sujeto llamado el Corocoro, militante
adeco, que fue sorprendido cuando rellenaba cuatro cuadernos electorales
por su cuenta en las elecciones de Anzoátegui”.

Lo demás, es hoy parte de nuestra historia reciente. La CTV se alió con
la cúpula patronal, gestaron una conspiración internacional contra el
orden constituido, llamaron a un paro empresarial y por 48 horas
concretaron el más represor Golpe de Estado de la nueva era venezolana.

En un artículo titulado “Abril no es el mes más triste”, la escritora
Stefania Mosca recordaría aquella jornada señalando: “La supremacía
mediática pretendió esos días de abril hacernos ver que todo había
vuelto a ser como antes: el país se llamaba Venezuela a secas y la
policía hacía de las suyas a placer.

Nuevos aires sindicales

La monstruosa trampa que significó el proceso eleccionario de la CTV en
octubre de 2001, en el cual se proclamó al dirigente adeco Carlos Ortega
como presidente del (hasta entonces) mayor organismo sindical de
Venezuela, fracturó definitivamente a un movimiento sindical que ya
había dejado de percibir a la confederación, como representante de los
legítimos intereses de la clase obrera.

La carga de ignominia que Carlos Ortega le puso al movimiento sindical,
no podrá limpiarse tan fácilmente, pero que contradictoriamente le abrió
camino a una nueva casta de líderes obreros que desde el 17 de octubre
de 2003 se agrupan en la Unión de Trabajadores de Venezuela (UNT).

El reto de UNT

UNT se constituye, en el presente de la Venezuela bolivariana, en una
agrupación sindical llamada a sepultar, para siempre, a la CTV, según
palabras del presidente Chávez: “a la CTV la han demolido los mismos
trabajadores y trabajadoras, esto es mucho más importante porque no ha
sido un grupo de 135 personas en una Asamblea, sino que el movimiento
obrero, enfrentando a los sectores golpistas, fascistas, empresariales,
antinacionales y apartidas, ha logrado que hoy tengamos como resultado a
una CTV demolida y a una UNT cada día más fuerte, y cada día más libre”.

La CTV va a desaparecer, dijo el Presidente Chávez en el primer
aniversario de UNT, se va a volver polvo cósmico, se acabó, la acabó la
conciencia de los trabajadores por la traición que le han hecho durante
años a la clase obrera venezolana, esa alianza con Fedecamaras y esa
subordinación a los intereses imperialistas.

Uno de los retos importantes de UNT, en su lucha por capitalizar en
beneficios las aspiraciones legítimas de la clase obrera venezolana, es
lograr que la Asamblea Nacional legisle un instrumento que permita a los
trabajadores hacerse de las empresas que fueron fraudulentamente
cerradas durante el paro patronal de diciembre de 2002, facilitando la
cogestión Estado-Trabajadores para la generación de riquezas.


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Ernesto J. Navarro


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