Los acentos poéticos de Ali Primera, Hugo Chávez y el pueblo venezolano

Todo lo que está ocurriendo en el país lo dijo Alí Primera en sus canciones. La Revolución Bolivariana fue anunciada y propiciada por el fervor revolucionario del cantor. Hasta la insinuación para adjudicarle el adjetivo de "escuálidos" a los actuales despojos de la irredenta oposición venezolana, yo percibo que Alí la formuló cuando aquellos aún constituían un conjunto de robustas corporaciones políticas: AD, COPEI, MAS.

En una de sus composiciones Alí Primera dice: // Basta de mentes hipócritas, basta de mentes estólidas, que no quieren luchar //. Fácil le resultó luego a Hugo Chávez, poeta sensible y extravertido, dar con una palabra que describiera al adversario: esa gente sin ideales que mantenía a la patria secuestrada y cedida por ellos al imperialismo norteamericano.

A esos traidores vende patria había que calificarlos de algún modo. El nombre “Escuálidos” que Chávez les asignó, les cuadró bien. La palabra los golpeo porque trataron de sacudírsela a toda costa. No pudieron. Es muy acorde con la debilucha condición moral y espiritual de esos canallas. Ellos prefieren que les digan “petimetres”, que los llamen “lechuguinos”; pero siguen sobrellevando su infamante esdrújulo sonoro: “Escuálidos” . Eso los tiene neuróticos. ¡Chávez los tiene locos!

Las palabras con acento agudo son para las marchas triunfales. ¡”Uh, ah, Chávez no se va” es un ejemplo. El acento sale espontáneo en el grito del pueblo.

Alí Primera tampoco buscó poetizar con los acentos. El era músico, muy talentoso y hábil. Sabía por intuición y práctica cotidiana, dónde va la caída de un compás, y dónde enlaza. No necesitó valerse del idioma para acentuar los compases. Las palabras, estólido e hipócrita, las usó porque son auténticos retratos morales de esa gente.

La canción de los esdrújulos de Alí, // Basta de mentes hipócritas, basta de mentes estólidas //, fue inspirada tal vez en una reflexión sobre los "sanos consejos" que algunos le daban para que “se dejara de eso" y evitara el hostigamiento y las persecuciones por parte de los gobiernos puntofijistas. Pero el muchacho era contestón. Ya una vez había increpado al Tío Juan, a quien le dijo:


“Contésteme Tío Juan.

No se me quede callado.

Conteste, si no hay razón

De que sigamos luchando

Para salvar nuestra patria

Del yanqui que nos la quita

Y el lacayo que lo tapa”.


¿Qué iba a buscar con Alí un consejero pusilánime y de personalidad cosmética ( les siguen cuadrando los esdrújulos ), si hasta a su propio tío, a quien respetaba y amaba, le dijo con firmeza lo que le dictaba su conciencia? ¿Qué iba a buscar, repito, un pseudo consejero frente a Alí? ¡Nada distinto a lo que se llama en criollo “una mala contesta”!

Ahí está, pues. Eso fue lo que sacaron. Y Chávez vino luego a realizar el trabajo, en todos los sentidos, como líder de la Revolución. A “hacer historia” para que otros la escriban. ¡También lo dijo Alí!

Hoy podemos agregar al cognomento de “escuálidos”, o de “hipócritas” y “estólidos”, una serie amplia de calificativos adecuados: "psicóticos", “histéricos”, “frenéticos”. Eso son los oposicionistas. Y cada vez más les cuadran los calificativos de tránsfugas y apátridas.

No digo más, Paraguaná. Si sigo pensando en esa gente el léxico se me va a distorsionar y solo me saldrán las groserías. ¡Alijuna, pia majusa! Dejémoslo hasta allí: "Escuálido".





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