La oposición venezolana y su "Esperanza Blanca"

En una película de 1970 se cuenta una adaptación libre sobre la historia real del boxeador negro Jack Johnson, quien fue campeón mundial de boxeo en los pesos pesados a principios del siglo XX, luego de destronar al campeón blanco de la época y despachar uno a uno a todos los aspirantes blancos que le pusieron por delante. Para mayor furia del feroz racismo imperante en la época, Johnson se casó, y por dos ocasiones, con mujeres blancas, lo cual constituía el colmo de la humillación al orgullo racista. Según cuenta la película, el campeón, acusado del terrible delito de “mestizaje”, se vio obligado a huir de los Estados Unidos, pero se radicó en Cuba, hasta donde fueron a buscarlo para proponerle una pelea decisiva contra “La Gran Esperanza Blanca”, el boxeador James Jackson, un muchacho catire a quien le dieron un apoyo publicitario avasallante, y en quien cifraban los sectores dominantes de EEUU las mayores esperanzas, sobre todo porque el combate tenía un libreto preestablecido en el cual figuraba la derrota del negro, con lo cual “las cosas volvían a su lugar”, y Jonson quedaba libre de cargos. Sin embargo, y doblemente motivado por la indignación y el dolor que le causó el suicidio de su esposa por la insoportable persecución de la cual fueron objeto, Johnson despachó por Nocaut a la Gran Esperanza Blanca, con lo cual humilló una vez más al racismo gringo.

Muchos años después, luego del reinado de Rocky Marciano, último campeón mundial blanco de los pesos pesados durante los años 50 del siglo XX, quien se retiró invicto, a pesar de su tosco boxeo, gracias a una sobrehumana pegada, además de una preparación física y mental impecable, durante décadas surgió en los Estados Unidos más de una figura a quien denominaban “La esperanza Blanca”. Estos muchachos fueron, al igual que el original Jackson, vapuleados por los sucesivos campeones negros cada vez que los llevaron, a punta de campañas publicitarias, a disputar el campeonato mundial. Sin embargo, los círculos racistas del negocio boxístico saben que aún los blancos representan más de la mitad de la alienada población estadounidense, por lo cual de vez en cuando resucitan la idea, y la lanzan. Tanto necesitan de esta revancha, que la logran aunque sea en el cine, como en el caso del archiconocido Rocky Balboa, representado por Silvester Stallone, quien, por cierto, sabe mucho de ganar revanchas en el cine para mitigar derrotas de la vida real (como Rambo, por ejemplo). Cada vez que los sectores del poder mediático gringo han intentado lograr el título con un boxeador blanco en un cuadrilátero real, sus “Esperanzas” han sido noqueadas una y otra vez, pero vuelven a intentarlo porque ganan mucho dinero de los angustiados fanáticos racistas.

En la Venezuela de los últimos 8 años hemos asistido a una versión criolla del viejo sueño gringo de la esperanza blanca. Es que los sectores económicos poderosos han sacado uno y otro rival en todas las versiones y en todos los escenarios con la expresa misión de “derrotar a Chávez”, es decir, a la mayoría del pueblo de Venezuela. En el caso venezolano hay profundas razones estructurales, las cuales son reforzadas por esa tipología de zambo-mulato de Chávez que tanto indigna a los descendientes del mantuanismo criollo.

Desde Salas Römer, lanzado al ruedo contra el entonces candidato Chávez, ha venido toda una serie de combatientes de todos los tipos imaginables, los cuales en cada caso son groseramente inflados por la manipulación mediática para hacerlos pasar como auténticos “campeones”, cuando no han pasado de ser simples “paquetes” en su gran mayoría.

Así vimos como siendo candidato Salas se proclamó en los medios privados aquella frase “la rebelión de los Gobernadores”, cuando los partidos AD y COPEI retiraron el apoyo a sus propios candidatos, ya declarados sin opción, para irse tras el mejor representante de la oligarquía, y observamos también cómo se cambió la fecha de las elección de Gobernadores para antes de la Presidencial para que aquella influyera en ésta en contra del arrollador avance de Chávez. Resultado: Nocaut Técnico a “Frijolito”

Luego vino el episodio de Alberto Franceschi, antiguo trotskista devenido en fascista mediante una transformación por etapas. En su momento, Franceschi se hizo el nuevo héroe de los medios privados, ya que con su hablar altanero y un poco grosero, se erigía como el único capaz de “parar el trote a las ambiciones totalitarias del presidente”, es decir, detener el avance que el movimiento popular adelantaba mediante su Asamblea Constituyente Originaria. Por supuesto, esa “Esperanza Blanca” fue barrido de la historia y hoy yace en el olvido más humillante.

Posteriormente la Oligarquía apeló a aquel viejo adagio que dice “no hay peor cuña que la del mismo palo”, e infló exageradamente al señor Arias Cárdenas, alias Frijolito II, quien debió irse con su gallina a otro lado luego de una contundente derrota electoral en el año 2000, y hoy estuviera en el olvido más infamante, si no hubiera sido recogido por el propio Chávez, quien no solo le dio un alto cargo diplomático, sino que luego lo nombró entre los impulsores del PSUV (“cosas veredes, Sancho”)

Entonces, ante el fracaso de las “Esperanzas Blancas” electorales, surge la vía insurrecional como única alternativa para una oposición que no conoce la paciencia ni mucho menos las virtudes del trabajo de hormiga tan necesario para la construcción de cualquier alternativa de poder. Con esta vía entran tres “poderosos” boxeadores en el ring: Fedecámaras, la CTV y los militares golpistas, quienes gracias a unos cuantos golpes bajos, y a una buena dosis de exceso de confianza mezclada con ingenuidad por parte del campeón, logran derribarlo. Nuestro campeón requirió conteo de protección y fue salvado por la campana del pueblo, con lo cual logró un segundo aire y regresó más fuerte que nunca, para una vez más derrotar a las nuevas “Esperanzas Blancas” de la contrarrevolución apátrida. Sin embargo, gracias a la complicidad de unos jueces complacientes, los promotores mafiosos han quedado libres para seguir inventando marramuncias en la búsqueda de alguna forma, mientras más tramposa mejor, de derrotar al Campeón invicto.

Así llegamos a 2004, en el cual, luego de inútiles intentos por encontrar cual trampa ofrecía más posibilidades de éxito, y ante la firmeza mostrada por las nuevas instituciones del estado venezolano, la oposición lanza a una “Esperanza”, mujer, descendiente directa del mantuanaje criollo, al igual que ese gran arquetipo de revolucionario que fue Gustavo Machado, quien se casó con la clase obrera y con la lucha revolucionaria en contra de lo que distaba la tradición familiar. Pero está Machado y su “Súmate” mordieron el polvo de la derrota en el Referéndum Revocatorio de 2004. Posteriormente, en 2006, y obligados por la falta de alternativas anticonstitucionales con opción real, la oligarquía presenta a “la madre de todos los paquetes”, el pésimo combatiente Manuel Rosales. Sin embargo, al menos él y su equipo más cercano de entrenadores, luego de aguantar todos los rouns de esa pelea para perder por decisión unánime, y ante la verdad incuestionable arrojada por el conteo de las papeletas, reconocieron esta vez su derrota.

Con el arribo de 2007 y la profundización anunciada del proceso revolucionario, se manejan nuevas cartas en el bando opositor. Es así como salta al ruedo el señor Granier, quien al igual que Carmonita y la Machado es un representante auténtico de la Oligarquía. Luego de ser fuertemente vapuleado el aspirante durante varios rounds, se meten al ring otros combatientes, como en un grotesco espectáculo de Catch-a-catch-can, y entonces llegamos a junio de 2007: “Señores: presten atención… ahora sí… no se muevan de sus asientos, en esta esquinaaaa… la nueva y autentiquísima Gran Esperanza Blanca!, es decir: El Movimiento Estudiantil”.

Con la presentación del nuevo retador se activan todas las piezas de la maquinaria del espectáculo mediático corruptor de conciencias. Se ve en la TV y se oye en la radio cosas que ya uno había oído con anteriores adversarios. Cosas como: “oiga, señor experto, en verdad ¿por qué cree usted que el Gobierno no ha podido dar pié con bola y atinar a dar una respuesta efectiva a este Movimiento Estudiantil y su masiva ola de protestas que ya es a nivel nacional?” (y se observa en TV a 100 chamos quemando cosas y atacando a la policía en el este de Caracas y unos 50 en Valencia. Ese es “todo el país” para ellos)

“Mira Marta: lo que sucede es que este Movimiento Estudiantil es algo fresco, que no puede ser acusado de vínculos con la vieja política o con el Imperialismo” “Es idéntico al Mayo Francés del 68” “El Gobierno se percibe muy preocupado porque, de seguir creciendo este movimiento, lo cual no dudo ocurrirá, ya que están llamando para mañana a las 9:00 a.m en la plaza Altamira, se incorporarán otros sectores, como el de transporte y los productores de leche en polvo y de café, además de todos los artistas de las telenovelas de RCTV, los cuales, por cierto, irán desnudos a la marcha de mañana”. “Ah!... lo había olvidado, los convocantes piden a los que vayan a la marcha llevar una bandera de las viejas, con 7 estrellas y alrevés, así como una virgen sin cabeza”

Pero a pesar de la “bomba” mediática que infla incesantemente a su pupilo, la verdadera calidad boxística del combatiente se debe probar en el ring. Además, para pelear contra el campeón primero hay que ranquearse. Es así como el jueves 7 de junio de 2007 pudimos observar en vivo, en directo y en cadena nacional de radio y televisión, como se desinfló la nueva y flamante “Esperanza Blanca” de la Oligarquía, apenas en un combate preliminar contra un combatiente aún no curtido en grandes batallas.

Cual gallo pataruco, y ante los incrédulos ojos y oídos de todo el pueblo venezolano, los representantes del “Movimiento Estudiantil avasallante e impóluto, émulo del Mayo Francés, heredero de las glorias libertarias del 28” pegaron la gran carrera, eso sí, luego de hacer una actuación para sus admiradores, muy de cuña publicitaria (ARS publicidad), muy de guión de telenovela, pero carente de sustancia social, de base principista, y sobre todo, de olor a verdadera aspiración popular.

Dueños del terreno quedaron sus adversarios de ese día, un grupo de admirables estudiantes bolivarianos quienes iban preparados a dar un debate de ideas con sus contrincantes, y aunque no hubo debate por la vergonzosa huida de sus adversarios, si lograron exponer ante todo el país el por qué deben su apoyo, al igual que todos los estudiantes de la patria, a este proceso revolucionario bolivariano. También dejaron ver algo un poco más adentro: algo como que mientras no se logre acabar con las viejas estructuras del estado heredado de la cuarta república, las cuales tienen expresiones bien claras en los medios privados y en las universidades “autónomas”, los revolucionarios, con el presidente Chávez incluido, seguimos siendo la oposición en este país.

A los pobres muchachos utilizados por la oligarquía a quienes tocó el deshonroso papel de nueva “Esperanza Blanca” aun no los han podido alcanzar para decirles que la pelea terminó por abandono del ring. Tan despavoridos salieron los pobrecitos.

Señores Oligarcas: recojan su “Esperanza Blanca” de turno y vayan buscándose otra. Y que al menos sea un poco más valiente.

ininprorog@cantv.net


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