Manuel Rosales, denominado por el Presidente Chávez en uno de sus discursos como “el currutaco”, anda por las calles prometiendo una bonanza que los zulianos sabemos que nunca será capaz de cumplir en el hipotético caso de ganar las elecciones del próximo 3 de diciembre; tanto es así que ni él mismo se cree semejante mentira.
Las lluvias caídas recientemente en la Costa Oriental del Lago han puesto de manifiesto la demagogia de este politiquero, de la más baja calaña, ya que diversos sectores de la subregión han pagado con creces el desorden administrativo y de ingeniería en los planes de reemplazo de colectores y drenajes, especialmente en los municipios Cabimas y Lagunillas, sólo por tomarlos como ejemplos.
La madre naturaleza –sabia y sin estar aliada con Chávez- lo ha desenmascarado a través de los enormes huecos en las calles, el lodo, las trancas causadas por las excavaciones, inundaciones periódicas, hundimiento de las vías, entre otras fallas forman parte de nuestra cotidianidad. Los alcaldes de estas jurisdicciones –sus seguidores- han retirado hasta las vallas donde sale su cara con el respectivo texto: Disculpe la Gobernación del estado Zulia y la Alcaldía de… trabajan para usted.
Rosales debe darle gracias a Dios que esta campaña fue normada por el CNE, impidiendo que le sacaran todas sus enormes fallas como Gobernador; para restarle unos cuantos votos falta publicarle una buena cantidad de fotografías de los desastres causados por su gestión: la avenida intercomunal, sector Mamare, carretera L, la falta de agua en la mayor parte de Ciudad Ojeda (luego de haber prometido la optimización del servicio), el secuestro y desaparición de los hermanos Ortiz por parte de la Policía Regional de la cual él es jefe, las viejas deudas con los jubilados de la Gobernación, son sólo simples ejemplos de lo que nos espera con este ejemplar como Jefe de Estado.
Hace unos días transitaba por una avenida de Ciudad Ojeda y al ver un hueco hecho por una retroexcavadora, donde sin exageración cabrían fácilmente dos volteos, me imaginé el futuro tan desolador que nos aguarda con un presidente como Rosales; así de “bello” pondría a nuestro país, como él irresponsablemente promete…
(*)Periodista