Necesito escribir y contar acerca de mi impotencia por el desamparo, la indiferencia institucional y el paterrolismo oficial, ante mis pedidos de auxilio, ¿será que son farsantes, por qué entonces?, dónde quedó el humanismo del socialismo del siglo XXI
Desde el 1ero de enero 2015 atravieso una delicada situación económica y de salud, por dos peligrosas caídas ocurridas en mi baño, la primera el 01/01/15 a las 9,30 am. Conemzandito el año. Por la cual fui operada de cadera (por via privada) el 26/02/2015 para colocarme una prótesis Thomson estándar.
Debo hacer un paréntesis para expresar mi desaliento y preocupación porque mientras el Presidente Nicolás Maduro y todo el gabinete ejecutivo, pregonan que la administración pública debe dar muestras de respeto por la dignidad y los derechos de ciudadanas y ciudadanos, funcionarios de mediana categoría se sienten dioses y diosas y manejan su trabajo con una peligrosa discreción, que pone en riesgo el proceso bolivariano, posición que no honra el legado del Comandante eterno Hugo Rafael Chávez Frías y su empeño por una sociedad socialista de justicia y paz.
Debido a los altos costos de la operación por la vía privada (más de 500 mil bolívares) y que los seguros Inia Salud y Qualitas, a los que estoy afiliada, solo cubrían hasta 130 mil bolívares. Mis hermanas y mi hija solicitaron el apoyo de la Ministra Desire Santos. (con quien trabaje como asistente parlamentaria de 2000 a 2003) del gobernador Taret El Aisami, el 07/01/2015, la dirección de Traumatología del H. Central de Maracay y del Hospital Militar de Maracay .
De esta primera oleada, a quienes hicimos repetidas peticiones, solo los médicos del H.M. Cnel. Elbano Paredes Vivas, se mostraron de acuerdo y solicitaron una valoración pre-operatoria, por cuanto no tenían a disposición en ese momento los aparatos e implementos necesarios para dicha valoración, la cual consistió en exámenes cardiovascular, otorrinolaringólogo, neumológico, nefrológico rayos X y exámenes de laboratorio, practicados en la Policlínica Maracay por un costo de Bs. 8.143,62, realizados con un día de hospitalización en emergencia. Además solicitaron compra de una prótesis Thomson con set y un Hemovac (portovac de ¼,) a un costo de Bs. 16.000, la primera y Bs. 2.500 el portovac.
Se acordó el 4F como fecha para la intervención quirúrgica, en el Hospital Militar. Ese día, mi hermana acudió a primera hora al hospital, pero le dijeron que parte del equipo médico sufrió un accidente automovilístico de consecuencias graves y había que posponer la intervención, sin fecha. Sugirieron que regresáramos después de carnaval sin prometer nada.
Habían transcurrido 35 días en la cama y en una única sola posición. Ante esta delicada situación, mis hermana y mi hija se abocaron a la búsqueda de otras alternativas, resultando la más viable la Policlínica Andrés Bello y el doctor Carlos Domínguez, cuya consulta se realizó el mismo 4F, y luego de múltiples diligencias, cada una de las cuales representó entre 3000 y 4500 bolívares en gastos por traslados, consultas médicas y nuevos exámenes, finalmente el 25/02/2015 fui operada de la cadera.
El 26 de febrero salí de alta, luego de cancelar un total de Bs, 153.322,89, dinero prestado por mis hermanas, sobrinos, amigas y amigos. Toda vez que el seguro Salud INIA., no tiene convenio con esta institución, debimos sufragar de manera familiar este monto, esperando -como prometió Alì Martínez, encargado de Salud INIA. para ese momento- que la aseguradora haría el reembolso respectivo en máximo 45 días. Además sugirió solicitar ayuda a la Dra. Margaret Gutiérrez, Presidenta del INIA, dado que la aseguradora no cancelaba todo. Lo cual hice.
Por cosas de la vida, que te ocurren cuando intentas ser independiente y libre, un mes más tarde, el 27/03/2015 (atendiendo la recomendación médica de pararme y caminar) me caí nuevamente ahora con consecuencias mucho más graves, por cuanto se desplazó la prótesis y me fracture el fémur derecho, misma pierna que había sido intervenida. Fue comenzar de nuevo la penitencia vivida durante dos meses.
En busca de solución y alentada por la aprobación para hospitalización y operación del doctor Mauro Carreño, médico jefe de Trauma 1, en el H. Domingo Lusiani del Llanito, En la madrugada del lunes 13/04/2015 (4am) fui trasladada desde Maracay, donde resido, hasta ese centro hospitalario. La ambulancia cobro 18 mil bolívares, por llevarme hasta El Llanito.
Había un acuerdo, de palabra, que la intervención seria la semana siguiente, porque el hospital contaba con los implementos requeridos. Sin embargo, paso la primera semana sin penas ni glorias, toreando el rebote del personal médico y de enfermería, sin claridad sobre el porqué de su rechazo.
El lunes siguiente, con la revista médica, comenzó mi calvario en el H.D. Lusiani y entendí lo que estaba sucediendo, cuando se me ocurrió solicitar el apoyo de la Ministra del PP para la Comunicación e Información, Desiré Santos Amaral y del doctor Alviarez, a partir de ese momento sufrí violencia y vejación por parte del equipo médico de enfermeras y enfermeros, con la flagrante violación de mis derechos, al punto de que la tercera compañera de cuarto (había pasado por 3 habitaciones) me sugirió que no usara mis franelas rojas. El escualidismo flotaba en el ambiente.
El último intento para operarme fue el jueves 14/05/2015, a las 4am, me llevaron a quirófano, pero me regresaron al piso a las 10am. El médico encargado de mi caso, Abel González, se fue sin ofrecer ninguna información, acerca del por qué no me operaban. El escualidismo me agarró cansada y ganó esta batalla, pero no la guerra. Porque NO VOLVERAN.
Al siguiente día 15/04/2015 me vine a mi casa y con ello retomar la idea inicial de operarme en la misma clínica donde me fue practicada la primera intervención
La intervención quirúrgica se cumplió el miércoles 17 de junio de 2015, después de saldar múltiples escoyos, el principal mi edad 71 años, “los especialistas” estaban temerosos. Aunque nunca lo dijeron. Solo al final el medico que me opero, acepto que estaba “chorreado” porque había el riesgo de que estirara la pata, con las consecuencias de ello. Esta segunda intervención fue cancelada por el MINCI a un costo de 247 mil bolívares.
Quedaba por fuera el pago de un clavo PTN con placa guaya, a un costo de Bs. 96.800, Instrumental que debimos cancelar nuevamente nosotras, por la escases que existe actualmente en el mercado de equipos médicos y además la variación de los precios. Esa placa que pagamos en Noventa y seis mil ochocientos, ocho días antes costaba 46 mil bolívares.
Con esta segunda situación converse y solicite del apoyo de manera reiterada, de otro poco de gente, que también me pintaron un plumífero, el Ministro del PP para la Salud Henry Ventura y la doctora Patricia Francia del mismo despacho. Isaac y César, asistentes del presidente del Parlatino, Dip Ángel Rodríguez entre los dos últimos están el Ministro Yván Gil el 26/ de julio, a quien le solicite ayuda para que Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas (INIA) organismo adscrito a ese despacho, cancele la primera intervención y la última carta fue para el Alcalde Jorge Rodríguez, el 3 de agosto pidiendo una silla de ruedas. No estoy segura si continuare insistiendo.
Lo cierto es que paladeo el amargo sabor del desamparo oficial. En lo que va de año vivo gracias a la caridad de algunas y algunos. Es el precio para continuar viviendo. Me faltan, por lo menos, ocho semanas de terapia, para poder caminar, continuo acostada, cada sesión de terapia cuesta Bs 600. Y estoy haciendo una diaria. Debo pagar porque no he logrado que barrio adentro y los cubanos me visiten en casa, puesto que -como ya dije- continúo en cama,
No es que me sienta sola, porque tengo una familia numerosa y muy solidaria, por la que doy gracias a Dios, cada día, también a María y Julián Así como amigas y amigos del tamaño del compromiso. A todas y todos los amo.
Por otra parte, los Arrechedera Mejías somos gente de paz, que hemos levantado a nuestros hijas e hijos, pensando siempre en lo que podemos aportar para y por la construcción de la patria. En buena medida pertenecemos al universo de venezolanas y venezolanos, heroínas y héroes anónimos (disculpen sí parece poco modesto) cuya vida transcurre aportando nuestro trabajo diario por el país.
Periodista