Ética profesional

El sistema del capital ostenta los medios de comunicación más poderosos del planeta. Su hegemonía es tal, que se dan el tupé de convertir el escenario de mayor potencial educativo jamás creado, en una maquina eficiente de alienación socioeconómica.

Ya la primera piedra del capitalismo contenía los genes de la supremacía materialista sobre las ideas. El concepto de plusvalía viene enclavado en la superestructura misma de este modo de producción, por lo tanto, no es de extrañar que los “avances” tecnológicos de hoy sean en realidad, mejores negocios. Doloroso ha sido el tránsito de la humanidad por la mercantilización progresiva del conocimiento, con nefastas consecuencias en áreas vitales como educación, medicina y servicios en general. No está exenta de este macabro proceso, la ética del ejercicio profesional, supeditada sin ningún rubor al beneficio elitesco.

Es “normal” ver periodistas del establecimiento anteponer credo e intereses a la información objetiva o al menos veraz. Junto a una variada gama de “profesionales”, contribuyen sin pudor a uniformar publicidad, información, educación y entretenimiento, en un amasado de excremento contaminante que sirve de plataforma al lanzamiento de macabras conjuras contra el interés colectivo.

Mucho antes del 4 de febrero, cuando nuestra conservadora república era introducida por los medios a la aldea global, aparecían en pantalla perfectos desconocidos hablando pistoladas sobre sexo, que con el pasar del tiempo y por costumbre, se convirtieron en “expertos” consejeros mediáticos en aspectos relacionados con el cuando, donde, de que manera y hasta con que frecuencia debemos tener sexo. Algo, que si nos atenemos a las estupideces que son capaces de decir, debemos concluir no practican desde hace mucho tiempo.

Con la excusa de interactuar como facilitadores en la apertura a la “nueva era liberal”, se enquistaron en el espectro contribuyendo en realidad a romper viejos prejuicios que ataban de manos a la maquinaria publicitaria de la sociedad de consumo.

Lo que nació como una cátedra virtual de sexología, tan inútil como tomar clases de manejo, fue derivando hasta convertirse en factor integral de la política de manipulación de masas. Cada cierto tiempo aparecen debatiendo en público su dudosa experticia en educación sexual para concluir, de un tiempo para acá, siempre achacando al régimen chavista la responsabilidad de que usted no mantenga la erección o el ritmo sexual demandado por su pareja o si por el contrario padece de frenética promiscuidad y es infiel a cuanto ser humano se relacione sin saber porqué.

En vez de atacar fenómenos como la infidelidad, el divorcio, consumo de sustancias nocivas y tantos otros males que atentan contra la célula familiar, se dedican a colorear el sexo con política hasta lograr un espacio relevante como vendedores de ilusiones en la pesadilla comunicacional posmoderna.

cordovatofano@hotmail.com


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Daniel Córdova Tofano


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