Juicio y cárcel para Pachuco

Las declaraciones del Alcalde Mayor, Juan Barreto, y su interés en pedir, con pruebas en mano, que a Ibéyise Pacheco se le siga juicio por difamación, ha llegado hasta el pueblo. En la calle el comentario es casi general: “No es posible que la impunidad siga tan campante”, alegan muchos. Y esto lo explican con rabia, con frustración, porque esta mujer de malignos pensamientos está exacerbando a la multitud chavista y a la que no lo es también. El deseo de esa periodista de agarrar centímetros en los periódicos, es una enfermedad. Una aberración, una conducta lamentable. Una patología que hay que estudiar con mucho interés, dado que este tipo de enfermos es verdaderamente peligroso. IBÉYISE DEBIÓ HABER SIDO CORISTA, modelo (lo dudo: su “belleza” es una aleación de Chuqui con el Fantasma de la Ópera), pero nunca en jamás de los jamases, periodista. Es una ofensa al gremio, una puñalada al talento, una aberración genética, de quién sabe qué demonio de su otra VIDA.

Una evidencia más de que algo hay que hacer cuando se va a aceptar un alumno en la Escuela de Comunicación Social. ¿Un test psicológico? ¿Una historia clínica, analizada línea por línea? Lo cierto es que Ibéyise debió estudiar en la “insocial de incomunicación”. Nadie entiende cómo puede caber tanta maldad en un cuerpo tan escuálido. Uno no se explica cómo es posible que exista una conformación cerebral cuya célula que envía el pensamiento pueda ser tan macabra. ¿No podrían hacer una “vaca” entre sus amigos, si es que los tiene, y sus familiares para que a Ibéyise la trate un buen psiquiatra en CUBA antes de que llegue a una culminación mortal? Quiero expresar aquí lo que dijo mi papá una tarde viendo a un par de cochinos que tenía en un chiquero: “Existe cierto tipo de gente que odia tanto su racionalidad, que no tengo la menor duda de que, ésos que están ahí cubiertos de mierda, sean un par de ellos”. SIN DUDA QUE ES DIGNA DE LÁSTIMA.

Uno sabe que a nivel político no va a llegar a ninguna parte. Si ése es su deseo, está más pelada que la cabeza de “Cocoliso” González. Bien, no debo ser tan cruel: puede que llegue a ser algo escribiendo un libro cuyo título sería: “Cómo morir sin haber nacido”. ¿Le gusta la fama a esta lastimosa dama? Bueno, que la alcance de otra forma, porque lo que está logrando es que más de uno le quiera poner una mano encima, no precisamente para hacerle cariñitos. Y eso es lamentable. Ibéyise en su locura, en su egolatría, en su vanidad, se deja envolver por la “Chiva mentirosa” esa de Miguel E. Otero.

Quizás el editor del NAZIANAL le está alimentando la ira, la arrechera, la partitura, la enanés no heredada de MOS, sino contagiada por su falta de talento y la envidia a Chávez… “Sigue, sigue, que lo estás haciendo bien… sigue que Chávez va a caer y tú serás la Ministra de Información en mi gobierno”, le dirá. O tal vez sea la otra, la Marisuela Salabar (a) “Matusalén de la IV-R” que la está aconsejando desde la radio donde perifonea sus chiquitolinas, que así como actúa, es un camino seguro al éxito. ¿No será, digo yo, que “La reina del polvo nasal” Patricia Propeo desde la gusanera de Miami le está calentando la oreja, con palabritas edulcorantes, antiChávez?

Lo que sea, el pueblo que merodea por la plaza Bolívar, anda más caliente que ano de gallina y anhela fervientemente que Juan Barreto, no cese en su empeño de llevar a la realidad la denuncia sobre esta mujercita que echa más vainas que una mata de caraota, le saco. La consigna debe ser: ¡Cárcel, cárcel, para la difamadora sin ley, cárcel, cárcel, para Ibéyise la del golpe cruel!


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Ángel V. Rivas

Limpiabota, ayudante de pintura, articulista, Productor Nacional Independiente, editor de El Irreverente. Animador del programa Gigantes del Romance, autor del libro Pacto Satánico y poeta en estado de frustración.

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