El gestor de fondos Mark Spitznagel, discípulo de Nassim Taleb y experto en anticiparse a grandes crisis financieras, ha lanzado una seria advertencia: podríamos estar encaminándonos hacia un nuevo crack similar al de 1929, pero en pleno siglo XXI. En un informe publicado por su firma Universa, asegura que el mercado muestra todos los síntomas de una burbuja a punto de estallar, con valoraciones excesivas, una confianza ciega en la política monetaria de los bancos centrales y una exposición récord por parte de inversores institucionales y particulares. Aunque el S&P 500 podría subir hasta los 8.000 puntos en una última ola de euforia, Spitznagel afirma que prefiere renunciar a esas ganancias para posicionarse de forma defensiva ante lo que prevé como un desplome histórico.
El análisis sostiene que estamos repitiendo el mismo esquema de los años veinte, una década de crecimiento exuberante impulsada por revoluciones tecnológicas y exceso de liquidez, seguida de un colapso devastador. Spitznagel advierte que la verdadera amenaza no es el mercado en sí, sino el comportamiento de los inversores, guiados por la ilusión de que esta vez todo será diferente.
La complacencia domina, los bonos corporativos ofrecen primas mínimas y el volumen de negociación alcanza niveles récord, síntomas claros de una fiebre inversora. “Los mercados, en el fondo, existen para destruir a la gente”, sentencia el informe, alertando que cuando llegue el pánico, solo unos pocos podrán escapar por la parte estrecha del embudo.
