Avioneta Cessna 310, siglas YV-1019-P : 32 años de la muerte de Renny Ottolina

Caracas, marzo 16 - Anualmente las preguntas se repiten y quedan en el aire. ¿Qué pasó ese 16 de marzo de 1978 entre las 5:15 y las 6:00 de la tarde en la avioneta Cessna 310, matriculada con las siglas YV-1019-P? A bordo iba un candidato presidencial que ya ostentaba la jerarquía de ser el locutor y presentador más popular de Venezuela, con una posición crítica frente a los medios de comunicación que tan bien conocía, y al gobierno de turno.Todo sigue en el aire...

Los hechos
"Transcurría la tarde de aquel jueves 16 de marzo de 1978 y él, junto con sus colaboradores más inmediatos, viajaba por la autopista Caracas-La Guaira, rumbo al Aeropuerto de Maiquetía. El sol vespertino, tímidamente se colaba por los cristales del auto donde iba Renny Ottolina.

Mientras se consumía la distancia y transcurría el tiempo que lo alejaba de lo terrenal, quizás por su mente desfilaban los momentos más felices y dulces compartidos con su familia. Pero súbitamente se encontraba con la realidad... dentro de poco estaría en la isla de Margarita y aprovechaba para poner en orden algunas ideas a exponer en el foro con los ejecutivos de la isla.

Había llegado al aeropuerto y junto con sus acompañantes se dirigió al hangar de Taven, situado en un extremo del terminal aéreo, donde Carlos Olavarría desde hacía rato los esperaba. No había tiempo que perder, el foro estaba pautado para las 8 de la noche y, por eso, luego de los saludos y despedidas abordan la aeronave Renny Ottolina, Luis Duque, Ciro Medina, César Oropeza y Carlos Olavarría, éste último el piloto de la avioneta Cessna 310, matriculada con las siglas YV-1019-P.

En Porlamar se advertía un gran entusiasmo por la visita de Renny. Desde tempranas horas de la tarde, una multitud de personas esperaba en el Aeropuerto “Santiago Mariño”, donde se estimaba que llegaría aproximadamente a las 6:30 de la tarde.

Desde el hangar donde estaba estacionada la avioneta, el piloto Olavarría estableció comunicación con la torre de control:

-”Superficie Maiquetía... buenas tardes, 1019P”...

“Adelante 1019P”...

“Autoríceme taxeo cabecera de la pista, con plan de vuelo de Maiquetía a Porlamar, con cinco personas a bordo, una hora en la ruta, alternado Barcelona, combustible para seis horas y 7.500 pies”...

“1019P mantenga posición, le aviso rodar”...

Minutos después:

“1019P, ruede para la 08 (hacia el norte), viento 90°, 1010Mb”...

El piloto Olavarría cambia de frecuencia:

“Maiquetía 1019P, listo para entrar en posición y despegar cuando Ud. ordene”...

Ahora una voz femenina da las instrucciones:

“1019P, autorizado para cruzar y mantener el campo”...

“Voy a cruzar y mantener el campo, señorita, agradecido”.. .

-1019P, autorizado su despegue, después cambie a la frecuencia 120.1... Buen viaje”...

Era entre las 5:15 de la tarde. Renny estaba feliz y optimista. Aquella idea, que hacía tanto tiempo había germinado con él en una angustiosa búsqueda por la identidad e integridad nacional, estaba dejando de ser una ilusión para ser una realidad en marcha.

Ya en el aire, a dos minutos de haber despegado, el piloto Olavarría se comunica con la torre de control:

“Maiquetía, 1019P, estoy a 900 pies de altura, solicito autorización para ascender a 7.500 pies en la línea de la costa, tengo plan de vuelo VFR (todas las áreas de Cabo Codera al sur de la isla de La Tortuga).

“Autorizado, avise posición a la altura de Los Caracas”... “Reportaré posición en Los Caracas”..., replicó el piloto.

La voz del capitán de la nave era normal, los motores sonaban acoplados, los ocupantes de la avioneta optimistas. Seguramente bromeaban, pero de pronto, en un instante, un nuevo mundo... la eternidad. Renny y sus compañeros en apenas un segundo habían traspasado las barreras del tiempo. Allí, frente a sus ojos quizás vio en una pantalla, libre de toda dimensión, todas y cada una de las etapas de su vida, que apenas en un pestañeo había dejado de ser real para convertirse en un sueño eterno. Probablemente se fueron representando recuerdos de su pasado: juegos de la niñez en la mata de tamarindo del viejo Camoruco, el rostro borroso de su madre, los mimos de la abuela María, los regaños y consejos de su tío Carlos, sus primeros arrebatos de inconformismo, su inicio en la radio, sus primeros contactos con el cine a través de los noticieros de Bolívar Films, la fiebre por la velocidad y los autos de carrera; su ingreso al mágico mundo de la televisión para marcar la creatividad y el buen decir ante las cámaras, las horas de angustia y desesperación cuando el destino, disfrazado de tragedia, tocó las puertas de su hogar; la importante y decisiva toma de conciencia para cambiar el rumbo de su vida hacia metas enaltecedoras. .. su deseo por lograr un gobierno decente. Todo en vertiginosa secuencia rodeado de luces multicolores y cantos angelicales. ..

Eran las 6 de la tarde... sus asiduos oyentes se preparaban a escuchar por Radio Aeropuerto el programa “Venezuela despierta con Renny Ottolina” (que había dejado grabado). Debido quizás a lo polémico y controversial ante el micrófono, más ahora que era precandidato presidencial y con el antecedente del cierre por parte del Ejecutivo Nacional de su anterior programa “Renny en su radio”.

Mientras, en el Aeropuerto de Porlamar la emoción crecía. En el Hotel Concorde, lugar donde se iba a realizar el foro, todo estaba preparado. Aunque Renny tenía previsto regresar a Caracas al día siguiente, pues ese fin de semana tenía acordado ir a Miami, para ver a sus hijas en el asueto de la Semana Santa recién iniciada.

Transcurría el tiempo... Eran las 6:55 de la tarde y, en vista de que el piloto Olavarría no se había reportado en el sitio indicado, el Centro de Aproximación y Control de Maiquetía (ATC) procedió a declarar la avioneta en emergencia. La noticia rápidamente recorrió la geografía nacional.

En fuentes aeronáuticas comenzaron a circular diversas informaciones, entre las cuales había una que indicaba que la avioneta había desaparecido del control de la pantalla del radar antes del límite de 60 millas de cobertura del sistema. Otra versión señalaba que el plan de vuelo que había utilizado el piloto Olavarría era visual.

Diversas versiones coincidían en mencionar que dos pilotos que volaron por esa ruta entre las 8 y 10 de la noche (uno en un Avro de Aeropostal y el otro en un DC-9 de Viasa), aquel jueves 16 de marzo, habían recibido una señal de radio-impacto mar adentro, al norte de Cabo Codera. Esto indudablemente hizo pensar en la posibilidad de que la avioneta había caído al mar.

Esa noche, por instrucción presidencial, dos aviones, un helicóptero y cuatro lanchas de la Guardia Nacional iniciaron la búsqueda. Versiones extraoficiales comenzaron a tener repercusión en todo el ámbito nacional. La respuesta del Ministerio de Comunicaciones se tradujo en el siguiente comunicado:

“La Dirección de Aeronáutica Civil informa que, pese a las labores de búsquedas realizadas, no ha sido posible encontrar ningún vestigio que indique que la avioneta YV 1019P se hubiese precipitado a tierra o al mar”.

Sin embargo, éstos eran los titulares de la prensa nacional, al día siguiente:

-Cayó a 30 millas de la isla de La Tortuga. El mar se tragó la avioneta donde viajaba Renny Ottolina. Diario 2001, 17-03-78.

-Volaba en punto ciego para el equipo de radar. Vespertino El Mundo. 18-03-78.

-Sin indicios de Renny. Intensifican la búsqueda de la avioneta desaparecida entre Chuspa y Cabo Codera en un área de 10 millas mar adentro. Diario El Nacional. 18-03-78.

-Avioneta de Renny no entró en la pantalla de radar, ni al despegar ni en su vuelo. Vespertino El Mundo 18-03-78.

-Agotan esfuerzos por establecer si están con vida. Dan por muerto a Renny Ottolina, también al periodista Ciro Medina y a las otras tres personas que iban en la avioneta. Vespertino El Mundo, 18-03-78.

-Posible sabotaje denuncian dirigentes del grupo de Renny. Vespertino El Mundo, 18-03-78.

Opacada visita del Príncipe Carlos

Durante cuatro días, la desaparición de Renny fue noticia de primera página, al punto de opacar la visita del príncipe Carlos de Inglaterra, que por aquellos días estaba en el país.

El lunes 20 de marzo, a las 4 de la tarde aproximadamente, mientras realizaban un recorrido en helicóptero de las FAC luego de haber sobrevolado la zona hasta la playa de La Sabana, en dirección este-oeste, Alfredo Anzola -miembro del Movimiento de Integridad Nacional (MIN)- pudo observar entre la tupida vegetación los escombros de la avioneta, exactamente 8 kilómetros al sur de Tanaguarena, en la meseta del cerro Las Mercedes, en un sector llamado el “Farallón de los Indios”, a 20 kilómetros del Aeropuerto de Maiquetía.

Pocas horas después, la Dirección de Aeronáutica Civil emitía el siguiente comunicado:

“Hoy, lunes 20 de marzo, a las 15 horas, fue localizada la aeronave siglas YV 1019P, al sur de Tanaguarena y a una altitud de 3.100 pies. Por observación directa se pudo determinar la destrucción total de la aeronave y se estima que no hay sobrevivientes. ..”

Esa misma noche, miembros de grupos de rescate, de la directiva del MIN y del grupo GATO de la PTJ, ascendieron y lograron llegar al sitio del siniestro, pero s los periodistas se les negó el acceso. (El grupo GATO se creó en 1977 para apoyar a la PTJ en secuestros de personas y aeronaves, pero sólo tuvo una actuación pública: el rescate de la avioneta de Renny. Luego, cuando algunos de sus integrantes se vieron supuestamente incursos en el asesinato del abogado Ramón Carmona, fue disuelto tan calladamente como empezó).

Al día siguiente, antes de ser trasladados los cadáveres a la Medicatura Forense de Caracas, Manuel Molina Gásperi, director de la PTJ para ese entonces, ofreció las siguientes declaraciones: “...He dirigido en forma personal el rescate, en virtud de ciertas características que requerían una atención más apropiada, mayor que la inicial (...) terminamos por comprobar lo que pasó: un accidente de aviación (...) está totalmente descartada la posibilidad de sabotaje”... Así finalizaron cuatro días de esperanzas, esa misma esperanza que mantuvieron millares de venezolanos que lo admiraron".

Fuente: "De locutor a candidato: la vía que lo llevó a la muerte" de Gonzalo Medina Aveledo

Perfil
Renny  Ottolina, nacido en Valencia, estado Carabobo, el 11 de diciembre de 1928, alcanzó la fama en la televisión en los años 50 gracias a programas como Renny presenta y El show de Renny, primero en la hoy desaparecida Televisión Nacional y luego en Radio Caracas Televisión (RCTV), planta en la cual logró ocupar altos cargos directivos.

Sin embargo, conforme pasó el tiempo, se convirtió en un fuerte crítico de la programación en la pequeña pantalla venezolana, y luego de su retiro frente a las cámaras, en 1978 decidió lanzarse al ruedo político como candidato a la Presidencia.

«Venezuela, con todo su hierro y todo su petróleo, nunca valdrá más que sus habitantes», fue una de las frases más célebres del animador.

Con gran aceptación popular y un fuerte renombre en todo el país, Ottolina fue uno de los aspirantes más fuertes a la primera magistratura para el período 1979-1984, pero en un viaje a la isla de Margarita sufrió un accidente aéreo, de dudoso origen, que acabó con su vida y la de sus acompañantes.

Dos meses antes de su muerte, en 1978, evidenció sus fuertes críticas a los canales del país, en el artículo Juicio a la televisión venezolana, escrito para la revista Semana, expresó que las estaciones televisivas del país estaban muy lejos de colaborar con el desarrollo intelectual y espiritual de sus espectadores.

«La televisión venezolana, hoy por hoy, no aporta lo que debiera a la cultura nacional. (…) Su influencia es, quizás, negativa. (…) La encuentro culpable de ignorar la dignidad de los habitantes de nuestro país. Paralelamente la encuentro culpable de desidia en su programación y de pecar de ligereza en cuanto a la responsabilidad que implica su inmenso poder», sentenció.

Ottolina, a quien se consideró el animador número uno de la televisión, enfatizó en esa oportunidad: «Estoy convencido de que se puede tener éxito con la televisión, trabajando dentro de un mínimo de dignidad. Pensando con sinceridad que hay principios elementales que es necesario respetar».

«De no ser así, yo predigo que la televisión venezolana se irá hundiendo cada día más en su mar de irresponsable vulgaridad con la única consecuencia de provocar la intervención del Estado. Y tendrá que intervenir el Estado atendiendo el clamor de los hombres y mujeres responsables del país, que cada día hacen sentir más fuerte su voz de justa protesta», escribió de forma premonitoria el animador principal de la época primigenia de la pequeña pantalla criolla.

Ottolina, quien en sus programas fue un fuerte defensor de los valores morales, las buenas costumbres y los principios ciudadanos, también fue el principal impulsor de la carrera de importantes artistas como José Luis Rodríguez y Cherry Navarro.

Asimismo, fue imagen de importantes campañas publicitarias para la época, entre ellas la de una marca de cigarrillos, la cual abandonó una vez conoció los efectos nocivos del tabaco.

Con sus programas, reinventó el género de la revista matutina, mezclando noticias, opinión, entretenimiento y música con una maestría inigualable. Asimismo, era un gran estudioso del Libertador Simón Bolívar, y al final de cada una de sus transmisiones siempre leía uno de los pensamientos del ilustre caraqueño.

Luego de su muerte, fueron señalados como sospechosos dirigentes políticos como Carlos Andrés Pérez, Gonzalo Barrios, Luis Piñerúa Ordaz y Luis Herrera Campins. Otros se inclinaron por miembros del partido político que Ottolina conformó, el Movimiento de Integridad Nacional (MIN), pero nada fue corroborado, y hasta hoy el accidente sigue siendo un misterio.

¿Se quedará así ese misterio?



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