¿Podremos detener la guerra civil en Venezuela?

¡Tengo rabia! Infinita rabia de amor. Porque lo que voy a escribir es cierto y no me gusta. Escribo con rabia y lágrimas, de esas de verdad, que caen sobre el teclado, no hay papel en el que quede su testimonio, pero ahí están. Creo que estamos presenciando el inicio de una guerra civil, monstruosidad que no experimentábamos desde el siglo XIX.

Para mí está claro que lo que llamamos capitalismo evolucionó hacia el imperialismo. Pues si la definición de capitalismo es un sistema basado en la propiedad privada sobre los medios de producción y la competencia, ésta ya dejó de ser el mecanismo de intercambio; el mercado ya no existe, se cartelizó y se monopolizó. El capitalismo ya no existe como tal, dio paso al Imperialismo.

También está claro que el imperialismo está evolucionando hacia el fascismo, única forma de mantener niveles de explotación y dominación que maltratan la dignidad humana más allá de su límite de existencia pacífica.

En el capitalismo sabemos que para su supervivencia, necesita que sus componentes, las empresas privadas, crezcan continuamente, centralizando y concentrando el capital. El mercado deja de ser tal, surgen los monopolios y carteles. El capitalismo se mundializó, abarcó todo el planeta, ya no hay mercados adicionales que le den campo de crecimiento insaciable. Las mejoras tecnológicas han ayudado a correr la arruga, bajando los costos, aumentando al sobre explotación. Pero también esto llegó a su límite. Sólo las guerras dan un margen permanente de crecimientos, con la venta continua de todo tipo de armas, la destrucción de extensas zonas, y su posterior reconstrucción.

Los efectos de la relación entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción que señaló Marx, siguen vigentes. En los últimos 20 años las fuerzas productivas han socializado infinitamente la vida, aumentando la tensión con las formas privadas de propiedad. Esa tensión es el germen del cambio social, pero esa extrema socialización ha creado también nuevas formas de dominación ideológica. La guerra ha evolucionado. Vietnam marcó el fin de una era. Las guerras son ahora muy diferentes: los actores son difusos, no se comprometen estados sino grupos mercenarios, y las comunicaciones son decisivas.

De hecho, las comunicaciones son el arma principal. Los medios de comunicación en general y las redes sociales en particular son la primera y decisiva avanzada para crear una visión distorsionada, maximizar la insatisfacción y sobre todo la angustia, aumentar las diferencias entre los grupos sociales, generar sensación de ingobernabilidad. Luego entran los mercenarios, financiados por el gran capital, con lo que se inicia una guerra civil. Por último, entran las tropas formales para aniquilar las capacidades de defensa aérea y facilitar el trabajo de los mercenarios.

En Venezuela, la primera fase comunicacional ha avanzado en gran medida, después de varias décadas de cuidadoso diseño e implementación. Sin embargo, no ha sido tan efectiva como en otras latitudes. Eso me lleva a pensar que efectivamente el Presidente Chávez fue exitoso en elevar el nivel de conciencia de nosotros, el Pueblo. Sus hijos, hemos escuchado con lealtad el llamado de nuestro Presidente Maduro para responder con paz a la violencia.

Por ello pienso que el fascismo internacional acelerará la participación de mercenarios, que seguramente ya tienen entrenados, para elevar el grado de confrontación. Aumentará el número de provocaciones, de muertes, de agitación, de desórdenes, de sabotaje, buscando provocar nuestra paciencia, hasta que estallemos en indignación y se haga incontrolable la rabia.

Si no revertimos el proceso, la guerra civil está a las puertas, nunca ha estado tan cerca.

Daniel Ortega recordaba hace unos días lo que le costó a Nicaragua la guerra civil, más de 100.000 muertos, y al final, igual, tuvieron que terminar en mesas de negociación.

Para ganar, debemos seguir manteniendo la iniciativa, no dejarnos arrastrar por la estrategia del enemigo. Al contrario, se trata de destruir la estrategia del enemigo. No podemos con sus armas y su tecnología, pero sí con su estrategia.

Ante el uso de la fuerza por parte del enemigo de la revolución, nuestra arma es la paz y la paciencia infinita. Sólo la paciencia infinita produce resultados inmediatos.

En lo nacional, debemos aumentar la unidad revolucionaria, darle mucha más eficiencia a la gestión, profundizar los mecanismos de justicia social, profundizar el Poder Popular,  hacer más extensiva la red de propiedad  intercambio socialista, seguir utilizando la lucha en la calle como la principal escuela de conciencia.

¿Cómo destruir la estrategia del enemigo? Arrebatándole la fuerza social. La mayoría de los opositores son pueblo. Pero están angustiados. Se sienten amenazados. El trabajo de los medios de comunicación privados y las redes sociales ha sido exitoso. El psicólogo Kahneman descubrió un principio muy básico: el ser social responde más a un estímulo negativo que a uno positivo de la misma magnitud: si nos llaman a una lucha para aumentar el ingreso en 10%, eso tendrá menos efecto que si nos llaman a la pelea por evitar que nos bajen el ingreso en ese porcentaje. Por eso amenazas como te quitarán tu negocito, te despojarán de tu casa, causan mucha movilización.

Ya he dicho que Debemos recordar que la conducta humana depende de las actitudes, las cuales a su vez están fundadas en la visión de mundo que se tenga, en los valores que tiene cada quien. Percibimos lo que queremos ver, filtramos lo que percibimos en función de nuestros intereses. Lo que no queremos ver, no lo vemos. Además añadamos la inmensa cantidad de información tergiversada que hay en los medios de comunicación y redes sociales. Cada bando tiene una visión de mundo cerrada, incompatible aparentemente con la otra, intransigente. Ante un mismo evento, cada bando percibe algo totalmente diferente, sin puntos de intersección, de encuentro. No es en el diálogo de las ideas donde encontraremos el acercamiento Erick Fromm analizó esto muy bien.

Para arrebatarle la fuerza social al enemigo debemos llevar conciencia de la realidad a esos sectores sociales. No se trata de intentar adoctrinarlos, lo que digamos entraría por un oído y saldría por el otro, incrementando los niveles de rabia.

Se trata de dotarlos de mecanismos para que analicen la realidad por sus propios medios.

Las mesas de diálogo constituyen un mecanismo, en la medida que se aboquen a la solución de problemas concretos, en base a un diagnóstico compartido, respetuoso. Si intentan caer en discusiones ideológicas o de los hechos, serán contraproducentes. Creo que las mesas de diálogo, de la verdad, es el mejor mecanismo que tenemos a la mano para desarticular al enemigo. Masifiquemos las mesas de diálogo a todos los niveles e instancias, desde lo nacional, a lo local.

Los medios de comunicación, vanguardia de la guerra del Siglo XXI, deben ser atendidos. Ya el 19/01 publiqué en Aporrea mis propuestas al Minci sobre la TV, especialmente la de distribución no abierta (cableras). Creo que también es momento de aplicarse rigurosamente la Ley resorte.

Aquí agrego la propuesta para las Redes Sociales.

Hay que hacer algo con los medios de comunicación en general, y las redes sociales en particular. Claro está que restringirlas no es el mecanismo, lo hubiera sido en el Siglo XX. Pero propongo ampliar el mecanismo de responsabilidad social para las redes sociales. Si es necesario crear una legislación para ello que extienda los principios de la Ley Resorte a las Redes Sociales (Reso2) y aplicarlos rigurosamente. Sin censura, quien transmita contenidos debe asumir la responsabilidad, así como quien retransmita. Debe asumir la responsabilidad sobre la veracidad. Lo retransmito tal como me lo transmitieron no libera de responsabilidad. El hecho de que en las redes el usuario decide a quien seguir y a quien no, tampoco es argumento para liberar de culpa.

Es importante dotar a los usuarios de herramientas y asesoramiento para verificar la procedencia y veracidad de la información que recibe.

Estas propuestas, por supuesto, están sobre el sustrato dado por obvio, que el Ejecutivo Nacional continuará utilizando, como bien lo está haciendo, todos los mecanismos constitucionales para prevenir y combatir la subversión, inteligencia, contra inteligencia, uso de la fuerza policial, etc.

En lo internacional, nuestro gobierno revolucionario ha venido haciendo el trabajo. Sólo hay que mantenerlo y redoblarlo. Recordemos que nuestro enemigo es el Imperialismo y su más dañina caracterización es la transnacional.

Por un lado, se trata de promover un nuevo esquema, la empresa grannacional, que diseñó nuestro Comandante Eterno.

Por otro, tomar la colina de la democracia internacional, desmantelar la ONU, la OEA. He propuesto (27/01/2014) construir en el Esequibo, conjuntamente con Guyana, una ciudad internacional que sirva de sede a los nuevos organismos internacionales democráticos que vayan sustituyendo a los murientes del Pacto de Bretton Woods. Una de las cosas a legislar a ese nivel internacional es sobre la limitación a la concentración del capital y el papel soberano de los estados.

El otro elemento estratégico a nivel internacional es la sustitución del dólar como divisa internacional. En 2007 publiqué en VEA el artículo Moneda del Sur: golpe mortal al imperio, que envío ahora a Aporrea. Es una acción peligrosa, tanto que tal vez esa fue la principal causa de la caída del gobierno en Libia.

Si en lo internacional democratizamos las decisiones y establecemos una nueva forma de valorar los intercambios y reservas, más allá del dólar, creo que habremos logrado cruzar la barrera de la masa crítica.



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Leopoldo Alberto Cook Antonorsi


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