Narcoparapolítica o el hedor a muerte

“En general, los hombres juzgan más por los ojos

que por la inteligencia, pues todos pueden ver,

pero pocos comprenden lo que ven.”

Nicolás Maquiavelo


Cuando llegué al café, nuestra acostumbrada mesa estaba vacía. Sin embargo noté una taza con un marroncito a medio consumir. Seguí buscando a mi alrededor, con la mirada, y de pronto quedé sorprendido al ver a Anacleto, que se levantaba de otra mesa, enflusao. “No me mire así, camarada… el traje no hace al monje”, me dijo en tono de chanza… “Era que estaba dictando unas charlas sobre la narcoparapolítica y tuve que disfrazarme así, para que todos prestaran atención. Usted conoce la mentalidad criolla”. Movió una silla, se sentó y continuó: “Les estaba comentando sobre algo que me dijo un médico valenciano, amigo mío, y es que esta oposición está tan perdida que, fíjese bien, no han agarrado a los que ejecutaron el sicariato, al mejor estilo paramilitar, del camarada Robert Serra, y ya son perseguidos políticos”. Llamó al mesonero, pidió otro marrón, encendió un cigarrillo y agregó: “Creen que con poses soberbias y amenazas van a lograr encender la mecha de la matazón y no saben cuan equivocados están. Será este pueblo noble el que les de la respuesta pertinente”.

A mi mente vino una frase, que no pude recordar si era de Nietzsche o de Maquiavelo y que rezaba “Solamente aquel que construye el futuro tiene derecho a juzgar el pasado” y a ella, yo le agrego, “pero para poder construir el futuro se tiene que conocer el pasado”. La mención de Anacleto de la “narcoparapolítica” logró, por un momento, transportarme a tiempos anteriores para escudriñar en el disco duro de la memoria y encontrar la información requerida. Fue así como rememoré el nacimiento de los términos “parapolítica” y “narcoparapolítica”, ambos muy ligados entre sí.

Recordé haber leído en un informe en Internet que (sic) “jamás la Casa de Nariño había sido ocupada por un sinvergüenza, narcotraficante por dinastía, asesino, estafador, hipócrita solapado, lacayo del imperio tal como lo es Alvaro Uribe”. Eso me obligó a revisar mi biblioteca digital, sobre todo “El informe Arco iris”, “Los doce apóstoles”, “Los jinetes de la Cocaína” y releer sobre las andanzas de Don Varito, un personaje que hasta mediados de los años 70 trabajaba en la rama de bienes y raíces, y que estaba endeudado hasta los tuétanos. De repente, unos “negocios” con Fidel y Carlos Castaños, capos fundadores del llamado poderoso “Cartel de Medellín”, hacen el milagro de catapultarlo hacia la riqueza e influencia política. Se dice, que luego se convirtió en socio de la familia “Ochoa” y de Pablo Escobar Gaviria. Con eso se ganó el puesto número 82, como narcotraficante, en el informe confidencial, de la DEA. Este informe se encuentra vigente y si desobedece las órdenes de los Estados Unidos, será activado. Hoy, más que nunca, el Dr. “Varito”, para que no le pase lo que a Noriega, que terminó preso de por vida, responde “obedientemente” a las órdenes de sus amos.

A eso tenemos que agregarle que existe suficiente información, en gran cantidad de medios digitales, sobre su protagonismo en la creación de las famosas “Autodefensas Unidas de Colombia” y en las “Convivir”, que fueron pieza clave en la expansión y consolidación del paramilitarismo en Antioquia y otras regiones colombianas y que, amparadas en la legalidad que les concedió Don Varito, legitimaron el fenómeno paramilitar hasta desbordarse y convertirse en organizaciones criminales que sembraron de sangre y dolor la historia reciente de Colombia. El caso más conocido es el de los “falsos positivos”, en los que asesinaron a campesinos y los hicieron pasar por guerrilleros “muertos en combate”. Ah, y los narcoparamilitares de Uribe inventaron el uso de las moto sierras para descuartizar a sus víctimas y así crear terror y miedo en el pueblo.

Don Varito odiaba tanta a nuestro eterno comandante y líder Hugo Chávez, que envió a un grupo de más de 200 mercenarios paramilitares, para que intentaran tomar Miraflores y lo asesinaran, junto a sus colaboradores más cercanos. Este batallón, solicitado y amparado por políticos y por ex-militares golpistas apátridas criollos, acampó en la finca Daktari, donde fueron capturados por fuerzas del glorioso ejército venezolano. Y luego, nadie fue, nadie sabía y nadie había participado. Pero si querían traer un “especialista” del gabinete de Don Varito, como “asesor”, para un municipio de la Gran Caracas, para implantar ese “método” en nuestro país para, a traves del miedo y la muerte, lograr lo que no han conseguido con los votos.

Y es que esta fracasada oposición criolla tiene una manera rara de hacer política. Se meten en cuanta aventura se les presenta para tumbar al gobierno, sin importarles el “como” y sin pensar en las consecuencias que éstas acarrearían. Ah, pero luego se quieren hacer las víctimas de persecución política. Si no, vean lo que pasó con las guarimbas, ¿alguien asumió su responsabilidad en esas “protestas pacíficas” que dejaron cierta cantidad de muertos, de motociclistas degollados, de universidades incendiadas, de ataques a oficinas de instituciones del Estado, y hasta un intento de carbonizar niños en un jardín de infancia? Que ironía, los encapuchados eran “estudiantes pacíficos”, que gozaban del financiamiento del imperio, que les pagaba hasta cinco mil bolívares diarios por el “trabajo”, a través de partidos políticos venezolanos que todos sabemos cuales fueron. ¡Me iría demasiado!

Por eso siguen tratando de banalizar las denuncias e informaciones del Estado sobre los planes siniestros de estos personajes, como han hecho últimamente con el caso del camarada Robert Serra. Siguen en su desbocada carrera para imponer un clima de terror y desesperanza sin entender que a la larga, los más perjudicados serán ellos, ya que los mercenarios importados buscarán despojarlos de lo “poco” que les queda y les cobrarán vacunas para poder ejercer cualquier actividad. Y serán tan indignos, que jamás reconocerán el gran esfuerzo que hace nuestra Fuerza Armada por lograr la tan ansiada paz requerida por el pueblo. Pero deben entender, que sin justicia no habrá paz y que, en su momento, el largo brazo de la ley los alcanzará.

Nuevamente te hago un llamado a ti, padre o madre, cabeza de familia, para que abras los ojos, ames y cuides a los tuyos; para que los orientes, para que los formes, para que no te dejes meter gato por liebre, porque ha quedado demostrado que a ellos no les importas. A ellos sólo les interesa engordar sus cuentas bancarias y de ahí la guerra económica a la que te han sometido. Reflexiona… no necesariamente tienes que simpatizar con el gobierno (que no veo por qué no) pero no dejes que te arrastren a ti y/o a los tuyos a una guerra fraticida, porque los vagos de siempre quieren que tu hijo pierda el año escolar y sea el próximo muerto en las guarimbas.

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Luis Semprún Jurado

Profesional, productor audiovisual, co-productor y co-moderador del programa radial El Ojo de la Ciudad en Maracaibo, estado Zulia

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