09 de noviembre 2008. - Contiene dos de los minerales más importantes para las industrias de punta modernas.
¿Qué es el coltán y qué tiene que ver conmigo? se pregunta la gente consultada por la ONG Amnistía Internacional (AI) sobre este mineral y las consecuencias de su extracción. Sin saberlo, la mayoría de la población lo aprovecha a diario.
Coltán es el nombre que recibe una roca que contiene dos valiosos minerales, la columbita y la tantalita, imprescindible para la industria moderna y bélica. Está presente en celulares, computadoras o aviones.
Llegó a alcanzar los $ 400 por kg en 2002, y aunque su precio bajó, aún genera enormes ingresos a quien comercia con él. Su producción se reduce a pocos países, entre los que destaca la República Democrática del Congo, en guerra desde hace una década.
Es una lucha entre ejércitos y entre grupos étnicos: Congo contra Ruanda y Uganda; hutus contra tutsis. El conflicto volvió, como explicó a PANORAMA el profesor congoleño del Insitituto de Derechos Humanos de Estrasburgo, Mbuyi Kabunda, porque “hay un problema con la nacionalidad de los tutsis congoleños de origen ruandés arrastrado desde el origen”.
Pero también es una guerra económica. “El problema principal ha sido quién controla las riquezas y para quién son los beneficios”, afirmó Maurice Carney, del grupo americano Friends of the Congo.
Esa frontera es la mayor reserva mundial de coltán y foco del conflicto. “Congo es un país enorme y espectacularmente rico con minerales geoestratégicos que son objetivo para EE UU”, explicó Carney. Gracias a la inestabilidad, “la comunidad internacional al completo se beneficia, lo que incluye compañías europeas, americanas, canadienses o australianas”.
Los ejércitos y milicias de Uganda y Ruanda controlan las zonas de explotación y su comercio. Y son grandes exportadores aún sin minas. Congoleños extraen la roca en condiciones de semiexclavitud y empresas estatales o mixtas, relacionadas con militares y gobernantes, repatrían el coltán.
En el camino, las milicias consiguen fondos para financiar sus armas, como reportó la ONU en un informe de 2002. Finalmente, son empresas extranjeras las que transportan y procesan el mineral.
Hasta 85 compañías actuaban en cadenas. Un ejemplo. Eagle Wings de EE UU obtenía el coltán del ejército de Ruanda y se lo vendía a H.C. Starck, subsidiaria de la alemana Bayer. Para ocultarlo, era desviado a través de una empresa falsa de Mozambique a Sudáfrica hasta llegar a la planta de tratamiento de Starck en Tailandia.
El resultado de este negocio puede medirse en dólares y en muertos. Los conflictos sucesivos entre Congo, Ruanda, Uganda y sus aliados fueron denominados como “La Guerra Africana” por su magnitud.
Son ya 5 millones de asesinados y 2 millones de refugiados según Médicos Sin Fronteras. Teresa Sancristóbal, voluntaria en la zona, declaró que “la población queda muy perjudicada porque los ejércitos viven del saqueo y ejercen la violencia sexual”.
Todos coinciden en las soluciones. “Deben ser políticas, no militares, y que ciertas empresas se mantengan fuera del Congo”, dijo Carney. “Hay que resolver el problema de nacionalidad”, añadió el Kabunda.
Desde casa, cualquiera puede ayudar a reducir el consumo de coltán. Según AI, sobre el 25% del tantalio empleado procede de celulares y computadoras desechadas, “de ahí la importancia de reciclar y el valor de las actitudes individuales responsables”.