Todos hemos oído hablar de Bin Laden, el superterrorista. El hombre que ocupa, psicológicamente, Estados Unidos. Aquí en Brasil, sin embargo, pocos saben quién es Luis Posada Carriles. Para Cuba es el equivalente a Bin Laden, con la diferencia de que los cubanos no le tienen ningún miedo.
Nacido en Cienfuegos, Cuba, Posada Carriles es técnico en Química. Antes de la Revolución trabajó en su país para empresas estadounidenses y actuó como agente secreto de la dictadura de Batista. En 1961 asesoró al gobierno Kennedy en la preparación de la invasión frustrada a Bahía de Cochinos, en Cuba. Ingresó a los cuadros de la CIA en abril de 1965, convirtiéndose en terrorista profesional.
La principal obsesión de Posada Carriles es asesinar a Fidel Castro. Estuvo a punto de hacerlo en Cartagena, Colombia, durante la Cumbre Iberoamericana de 1996. Le falló la puntería. En 2000, en Panamá, forró de explosivos la parte inferior del palco de la universidad donde Fidel iba a hacer entrega de títulos a una promoción de diplomados. Afortunadamente la inteligencia cubana lo descubrió antes y el terrorista fue apresado y condenado a ocho años de cárcel. Cinco meses después, a pedido del embajador de Estados Unidos, la presidenta de Panamá, Mireya Moscoso, lo soltó, permitiéndole volar a Honduras. De allí, desapareció, encubierto seguramente por la CIA.
Millares de guerrilleros y militantes de izquierda de América Latina han sido muertos o encarcelados por órganos de seguridad asesorados por Posada Carriles, especialmente en República Dominicana, en Puerto Rico, en Venezuela, adonde llegó en septiembre de 1969, y en El Salvador, durante la guerrilla de la década de 1980. Colaboró con la CIA para proporcionar suministros a la contrarrevolución de Reagan que luchaba para derrocar el régimen sandinista de Nicaragua.
Posada Carriles ha tenido ya más de 20 identidades falsas.
Su acción más hedionda fue la explosión de un avión de Cubana de Aviación en octubre de 1976, en la que murieron 73 personas. La aeronave acababa de levantar vuelo del aeropuerto de Barbados. Encarcelado por el gobierno venezolano, escapó de la prisión en 1985.
Posada Carriles es reo confeso. Alardea de su sanguinaria carrera en su libro autobiográfico Los caminos del guerrero. Trabajó también en la Dirección General de Policía de Venezuela bajo los gobiernos de Rafael Caldera y Carlos Andrés Pérez. Cuidaba de la división de armas y explosivos, y coordinaba la represión a los guerrilleros de los grupos Bandera Roja y Punto Cero.
“Al final de mi gestión, las fuerzas armadas de izquierda estaban totalmente desmanteladas”, escribió el terrorista. Entre los guerrilleros que él consideraba “pacificados”, figuraba Alí Rodríguez Araque, actual ministro de Relaciones Exteriores del gobierno de Hugo Chávez.
En 1997, Posada Carriles consiguió introducir en Cuba a tres terroristas salvadoreños entrenados para colocar explosivos en hoteles y debilitar así el flujo turístico que lleva dólares a la Isla. Una bomba explotó en el hotel Copacabana matando a un joven italiano. Todos fueron detenidos y se encuentran cumpliendo penas en Cuba.
En marzo de este año, Posada Carriles reapareció en Miami, alegando haber entrado en el país por la frontera con México, y solicitó asilo a la Casa Blanca. Fidel promovió una gran movilización en Cuba para exigir al gobierno Bush que se deje de hipocresías y lo castigue con el mismo rigor prometido a todos los terroristas. “Conceder asilo a Posada Carriles”, dijo Fidel, “es un ultraje a los que murieron en el atentado contra las Torres Gemelas de Nueva York”. Y recordó que Bush había declarado que proteger a un terrorista es tan culpable como ser terrorista. El gobierno de Venezuela ha pedido su extradición, ya que actualmente goza de la ciudadanía venezolana.
El 17 de mayo salió, en Miami, de su supuesta clandestinidad y fue apresado por orden judicial cuando intentaba abandonar el país. El motivo de su encarcelamiento no tiene nada que ver con el terrorismo sino con las leyes de Inmigración de Estados Unidos.
¿Será que la Casa Blanca considera el terrorismo contra Cuba diferente de los otros tipos de terrorismo que tanto condena? ¿Habrá buenos y malos terroristas? Todo parece indicar que Estados Unidos no pretende mantenerlo preso ni aceptará extraditarlo a Cuba o a Venezuela. Probablemente buscarán un tercer país dispuesto a acogerlo. Ojalá que Brasil no se preste a este vergonzoso y humillante papel.