El ingreso mínimo vital (IMV) en España ha alcanzado a casi 765.000 hogares, beneficiando a más de 2,3 millones de personas, de las cuales el 41% son niños y adolescentes. Este dato representa un incremento del 17,8% respecto al año anterior, lo que evidencia un aumento en la dependencia de este apoyo social.
Expertos y medios como The Objective señalan que, si bien el IMV es una herramienta fundamental para garantizar un nivel mínimo de protección, no debería celebrarse que más personas dependan del Estado. La prioridad, según los analistas, debería ser fomentar la inserción laboral y el acceso a empleos estables que permitan a las familias vivir con autonomía económica.
