Charles Taylor traspasó el poder a su vicepresidente Moses Blah en una ceremonia que combinó ritos bautistas con una transmisión de mando que daba la sensación de producirse al término de un mandato sin sobresaltos. Taylor abandona un país que padeció una guerra civil de casi 14 años y que se cobró la vida de alrededor de 250.000 personas. En la Nochebuena de 1989, el ex presidente y su grupo de rebeldes llegó a Liberia con el objetivo de derrocar al dictador Samuel Doe. Pero Taylor no se siente responsable de nada de lo sucedido. 'Yo soy la víctima', dijo en su despedida.
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