Alcanzando logros y conquistando derechos

Lo difícil de ser Mujer

Hermosas, inteligentes, apasionadas, luchadoras invencibles, polifacéticas, fuertes, protectoras y capaces de proyectar una diversidad sublime de sentimientos y emociones. Nos llamamos "Mujer" (del latin Mulier) y somos irremplazables.

No obstante, nos ha costado mucho el simple hecho de lograr estos calificativos, por cuanto,  son muchas las definiciones, conceptos, denominaciones y sinónimos que se nos ha dado a lo largo de la historia, pero lo más resaltante es cómo estos significados han trascendido y evolucionado de manera importante en el tiempo, donde hemos pasado de ser una simple acompañante del hombre o menos que eso, sin ninguna ocupación ni rol trascendente, a ganarnos el puesto que siempre nos ha pertenecido y que inclusive en la actualidad, aun en algunos casos carece de verdadero respeto y consolidación.

Son universales los diferentes estudios que se han realizado para tratar de  encontrar una explicación biológica, psicológica, filosófica, cultural, política, social y hasta religiosa, de este género, tan antiguo como el masculino y tan complejo como ninguno conocido hasta ahora.

Sin duda alguna, las mujeres somos imprescindibles para la procreación y reproducción del individuo en el universo y ya sólo por eso tenemos una tarea inigualable e insustituible. Pero lo mejor de todo, es que no es lo único que estamos en capacidad de hacer, somos competentes para llevar a cabo diferentes actividades y ocupar lugares de gran importancia en la sociedad, dependiendo cual sea la vocación de cada una de nosotras y seguir siendo hijas, hermanas, amigas madres y esposas. Por esta razón, hemos sacudido y revolucionado al mundo.

Pero no siempre ha sido tan fácil, en otrora hemos sufrido de grandes, injustas e incontables agresiones, humillaciones, aberraciones y denigraciones, por la misma razón que hoy nos sentimos orgullosas: por ser Mujeres.

Enfoques filosóficos

En la Grecia de Platón y Aristóteles, ser Mujer no era algo deseable, ya que teníamos el mismo estatus social que los esclavos, lo cual suponía que no poseíamos derechos cívicos de ninguna clase, ni participación política, ni social y mucho menos una personalidad o identidad adecuadamente desarrollada, basada en nuestras emociones, sensaciones y verdaderas necesidades.

Sin embargo, y ya que mencionamos a Platón, un excelente trabajo realizado por Marlene Dos Santos, denominado “La Visión de la Mujer, vista por Aristóteles, Platón, Hobbes y Stuart Mill”, menciona unas características bien interesantes. 
El primer filósofo mencionado (Platón), reconoce una misma naturaleza para el hombre y la mujer, aunque para la época esto no era lógico. Él pensaba que debíamos tener las mismas oportunidades a través de una educación igualitaria.  
Sin embargo, para este griego, la educación era necesaria para las mujeres, únicamente para equiparar al hombre, ya que, según manifestaba, el ser masculino debería reproducirse con alguien similar a él para poder tener hijos perfectos.

Aristóteles por su parte, hace muy poca referencia acerca de la mujer. Al indagar sobre los orígenes de la sociedad, llega a la conclusión de que éstos se hallan en la unión de los sexos para la reproducción, de aquí surge la familia, donde cada sexo tendrá funciones específicas, a partir de su propia naturaleza. Para él la mujer es un ser reproductivo y el varón un poseedor administrador. La virtud de la Mujer era el silencio (lo cual obviamente se empareja con la sumisión) y el hombre determinaba su status quo, al no otorgarle voz a la fémina, negándosele así la oportunidad de crear su propio discurso, y en consecuencia carecer de identidad, ya que, a una persona sin derecho a voz, no puede considerársele ciudadano.

De los autores estudiados en este proyecto, Hobbes es el que más resalta sus aportes a la igualdad mujer-hombre, ya que inicialmente cuestiona la autoridad patriarcal y la desigualdad entre ambos sexos, como expresión de una ley de la naturaleza. Para muchos la dominación del hombre sobre la mujer es algo natural, pero Hobbes lo cuestiona. Esto quizá fue factor importante para los primeros movimientos en la defensa de los derechos de la mujer.

Stuart Mill (economista, lógico y filósofo británico), aunque no es mucho lo que habla la mujer en sus escritos, toca un punto importantísimo, que es el Derecho al Voto para la mujer, la cual representaba para él, la solución de la "cuestión femenina". Este beneficio, otorgaba la eliminación de toda traba legislativa discriminatoria y una vez suprimidas estas restricciones, las mujeres superarían su sometimiento y alcanzarían su emancipación.

Para Mill, el principio regulador de las relaciones entre hombres y mujeres, era la subordinación legal de uno al otro, y esto representa un obstáculo importante en el progreso humano, ya que ratificaría la perfecta igualdad, debido a que no se admitiría poder ni privilegio para uno e incapacidad para otro. 

 
Inicios de la participación política de la mujer en Venezuela

En nuestro país, la participación de la mujer en los diferentes ámbitos de la vida social se ha desarrollado, a lo largo de la historia, de manera muy lenta. Aunque tenemos valiosos ejemplos de muchos logros alcanzados sobre todo en el ámbito político, donde la defensa de sus derechos a servido de guía para sus logros, no es sino hasta hace unos diez años, que se ha logrado ver un verdadero cambio en la participación y el derecho de las mujeres en los diferentes sectores del Estado.

Haciendo un repaso de las efemérides que marcaron pauta en la evolución de la mujer venezolana, podemos rescatar fechas como 1942, cuando una vanguardia de mujeres organizadas alrededor de los partidos y en asociaciones femeninas con capacidad de presión y de movilizar opinión en torno a sus intereses, obtuvo la primera reforma del Código Civil, con lo cual las venezolanas obtuvieron "condición de ciudadanas", y todo esto como resultado de varios acontecimientos que fueron ocurriendo, en los cuales la mujer aumentaba su cantidad y manera de participación en el ámbito político.

En 1946 se eligió una Asamblea Nacional Constituyente en Venezuela, en la cual participaron por primera vez las mujeres, eligiendo 15 diputadas que facilitaron la consagración del voto femenino, logrando así la participación de la mujer en el sufragio. Esto forma eslabón súper importante en uno de los principales derechos, ya que significa la expresión más importante de logros en nuestro país, abriendo con ello numerosas puertas en una participación mucho más justa para la mujer.

Del mismo modo, también podemos referir 1993, como el año en el que se presentó el proyecto de Ley de Igualdad de Oportunidades para la Mujer (aprobada ese mismo año), destinado a garantizar a las mujeres el ejercicio de sus derechos y su desarrollo sin discriminación.

Posteriormente, se logró consolidar un importante avance en los derechos de la mujer, en la nueva Constitución de 1999, donde Carmen Teresa García y Magdalena Valdivieso, resaltan en su informe "Las Mujeres Venezolanas y el Proceso Bolivariano, Avances y Contradicciones", las siguientes: Uso no sexista del lenguaje, que constituye una importante legitimación de la igualdad entre géneros; reconocimiento expreso de la igualdad entre los sexos; inclusión de las medidas positivas como garantía de la igualdad real y efectiva; reconocimiento de rango constitucional y prevalencia de jerarquía, de tratados, pactos y convenciones relativos a derechos humanos, suscritos y ratificados por Venezuela, con lo cual tienen rasgo constitucional la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, principales instrumentos internacionales pro igualdad; inclusión de los derechos sexuales y reproductivos; la no discriminación por sexo y la igualdad de género como obligación en la presentación de cargos a candidatos de elección popular; el trabajo del hogar como actividad económica que crea valor agregado y produce riqueza y bienestar social y derecho a la seguridad social de las amas de casa, que actualmente se está haciendo efectivo con la Ley de Protección a las Amas de Casa.

Del mismo modo podemos rescatar otros artículos que benefician a la mujer en esta constitución actual, como: la participación social y política de mujeres y hombres en igualdad de condiciones, regida por el principio de paridad que implica la integración de un 50% de mujeres y un 50% de hombres, utilizando el mecanismo de alternabilidad por sexo, mujer-hombre u hombre-mujer; la participación de las mujeres en cargos de dirección en organizaciones sociales con fines políticos, consejos comunales, partidos políticos, comités, sindicatos y gremios, por postulación en igualdad de condiciones; exhortación a las empresas y organismos privados a promover el ascenso a los cargos de Dirección, tanto a mujeres y hombres en igualdad de condiciones. A todo le podemos sumar la ley que protege especialmente a la mujer de la violencia, no sólo en lo físico, también en lo psicológico, sexual e inclusive patrimonial.

Actualmente la intervención de la Mujer en lo político, no tiene precedentes en Venezuela; de cinco poderes públicos cuatro están dirigidos por mujeres: el Poder Electoral, el Poder Moral, el poder Judicial y el Poder Legislativo. Desde 1999 hasta la actualidad, más de 23 ministerios han tenido a mujeres a la cabeza de esas instituciones, superando a todos los gobiernos anteriores juntos, en esta participación femenina.

Sin embargo, más allá de los altos cargos en los que ahora nos vemos identificadas y que anteriormente se nos habían negado, es necesario resaltar también el papel que están jugando en los consejos comunales; las misiones (donde su participación llega a más 60 %) y en todos los programas que el Gobierno impulsa.  El fenómeno de la participación de la Mujer bolivariana en la Revolución, ha logrado avances que fueron imposibles en revoluciones anteriores, donde aguerridas damas se jugaron la vida junto a sus hermanos los hombres en la lucha, pero al alcanzar el triunfo fueron excluidas de los honores y del ejercicio del poder.

Estos enfoques, filosóficos y políticos, nos podrían orientar hacia la idea de cómo las mujeres hemos pasado de ser un objeto de sumisión y complacencia, a uno de tanta o mayor importancia que el mismo hombre, en diversos niveles de la vida; ya que no solo hemos conseguido continuar realizando las labores antes desempeñadas, en el papel de madres, esposas, hijas, etc., sino que también, gracias al inicio de nuestra incorporación en las aulas de clase para obtener una educación completa y las mismas oportunidades que los hombres a nivel laboral, es elevado el número de mujeres profesionales y capacitadas para ejecutar trabajos y cargos antes inexplorables para nosotras y hasta hemos llegado, en la actualidad, a sustituir muchas veces al género masculino, en alguna actividad que era exclusiva para estos.

 
¿Discriminación de la mujer en las religiones? 

También en el aspecto religioso, la Mujer se ha visto discriminada por su sexo, soportando pruebas y actos de injusticia, donde la igualdad ha quedado totalmente relegada por las preferencias del género masculino.

En un análisis sobre la mujer en las religiones, en "La Historia con Ojos de Mujer". Por la historiadora Ofelia Vila, encontramos en la sociedad actual se denota la persistencia de una discriminación manifiesta en amplios sectores o áreas sociales. Y como era previsible, en la estructura jerárquica y organizativa de las tres grandes religiones monoteístas, la mujer no sólo está excluida de su acceso a la dirección, si no que en los textos sagrados en los que se fundamenta cada sistema de creencias, se considera a la mujer inferior al hombre y supeditadas a éste. Para ilustrar esta aseveración Ofelia refiere en el siguiente pasaje del Corán: "Los hombres están por encima de las mujeres, porque Dios ha favorecido a unos respecto a otros y porque ellos gastan sus riquezas a favor de ellas. A aquella a quienes temáis la desobediencia, amonestadlas, mantenedlas separadas en sus habitaciones y golpeadlas".

Por otro lado, la historiadora considera que, la Biblia ha sido un manual de conducta, en la que sus redactores introdujeron su propio pensamiento para distinguirse de las tribus paganas. También afirma que los responsables del Vaticano no quieren mujeres en la curia, ni siquiera en altos puestos de las representaciones acreditadas ante la Santa Sede. “El derecho canónigo actual continúa impidiendo a la mujer acceder al sacerdocio. No deja de ser cuanto menos paradójico que en la Iglesia católica una minoría de varones dirigen a una inmensa cantidad de mujeres, activas en el apostolado, sumisas, silenciosas y con un bajo coste económico para la Iglesia, a las que no se les permite acceder a puestos de relevancia en este organigrama”- puntualiza.

Al igual que no se debe hablar de la "mujer musulmana", debido a su variada condición, según las características del país de procedencia, tampoco se debe generalizar con el término "mujer cristiana", ya que no son iguales los derechos de una católica que los de una mujer protestante, por cuanto en este último caso, en el protestantismo, al menos, hay mujeres pastoras.

Conociendo la biología y sexualidad femenina

Una vez hecho ciertos enfoques, versiones y análisis desde diversos puntos de vista sobre la evolución y posición actual de la mujer, es relevante equilibrar estos acontecimientos, ejemplos y culturas, con estudios científicos y probatorios de este género, vista desde el campo biológico, psicológico y sexual.

Según varios estudios a nivel mundial, podemos conocer datos como los siguientes: Aunque nazcan menos mujeres que hombres, hay más del sexo femenino entre la población adulta; tenemos un índice de mortalidad inferior al de los hombres, aun en el útero, y vivimos un promedio de cinco años más que ellos, a consecuencia de una combinación de factores: genéticos, sociales, de salud, la presencia del estrógeno (la hormona femenina), que tiene un efecto cardioprotector en las mujeres pre-menopáusicas, y el efecto de altos niveles de algunas hormonas en los varones (andrógenos). 

En cuanto a la sexualidad femenina, no existe un campo más complejo e interesante a la vez. Hay mujeres que pueden estar, al menos en los períodos iniciales de su vida, sin una fisiología femenina convencional (asexual); sin embargo, el cuerpo femenino puede reaccionar a estímulos sexuales desde tempranas etapas de la vida, los cuales deben estar precedidos por la mente, que es la que en primera instancia controla nuestro sexo.

Y es que el ser mujer es tan maravilloso, cuyo cuerpo dotado de curvas y masas voluminosas, tiene más puntos de sensibilidad que el hombre, puede disfrutar también de la facultad física y mental de controlar esos instintos y hacer solamente lo que desea y necesita. 

No obstante esta gran capacidad y equilibrio entre sensibilidad, necesidad y control sexual, desde hace mucho tiempo se ha visto nublada, al igual que hemos mencionado en otros aspectos, por la terrible sumisión y aunque actualmente eso siga prevaleciendo en algunos casos, ha sido superado en gran medida por la inhibición; lo que significa que la mayoría de las féminas, aún y cuando se han liberado de la dominación en las relaciones sexuales, su cohibición de hacer lo que desean y satisfacer sus necesidades, continúa reprimiendo el pleno desarrollo de su sexualidad y el placer en ellas sigue quedando en segundo plano. 

Todo esto ha traído como consecuencia, que el sexo en la mujer esté la mayoría de las veces a expensas de las acciones del hombre (con algunas excepciones) y condicionadas a brindar placer, más que en recibirlo. En algunos casos el goce nunca se hace presente, por lo que para ellas, el sexo no es algo deseable ni mucho menos satisfactorio, aunque la mayoría no es capaz de asumirlo. 

Las investigaciones recientes sugieren que cuatro de cada diez mujeres pueden verse afectadas por una disfunción sexual. Por desgracia, aún son muchas las mujeres que nunca han experimentado un orgasmo, una minoría por incapacidad física o psicológica, pero en mayor grado es como resultado de lo antes descrito, entre otras causas.

Otro aspecto importante dentro de este tema, es la identidad sexual de la mujer, la cual ha estado en la mira de la opinión pública durante muchísimos años, en los que se ha evolucionado en cuanto a conclusiones científicas afines, que expresan que la sexualidad de las hembras es mucho más amplia y diversa que la de los hombres, pues tiene el potencial de reaccionar positivamente ante estímulos masculinos, así como del mismo sexo, sin la necesidad de ser etiquetadas; destinando el verdadero curso de su tendencia sexual, a la elección personal de cada una, tomando en cuenta su formación cultural, religiosa, social y familiar, entre otras.

Lo cierto es que, lesbianas, bisexuales, o heterosexuales, somos mujeres por igual y tenemos los mismos derechos. Tema que por controversial que parezca, ha lograda calar significativamente en la sociedad actual, pero no lo suficiente como para ser reconocido, aceptado y respetado por la humanidad.

 
En la sociedad

Socialmente a las mujeres se les transmite una determinada manera de estar en el mundo, se les ha educado en el ámbito de los sentimientos, de lo sensible, de lo irracional, lo privado, lo subjetivo, lo supersticioso; contraponiéndolo al ámbito de lo científico, lo objetivo, lo público y la razón. Características todas que hacen que las mujeres sigan unas determinadas pautas de conducta que no pueden ser modificadas con una simple charla, disposición o decreto ley; sino que requieren una gran toma de conciencia de los mecanismos de transmisión que nos llevan a aceptar como “natural” lo que en realidad es completamente cultural. 

Estos son sólo algunos de los elementos que podemos mencionar a lo largo de la historia mundial, para convalidar que ser Mujer, no ha sido fácil; pero con el paso del tiempo, las féminas de carácter han ido creando espacios y puestos que hemos ido ocupando con orgullo, en diferentes ámbitos.

Sin embargo, esto no es suficiente, necesitamos recuperar esa actitud de lucha que nuestras antecesoras asumieron con reto y valentía, otorgándonos derechos que hoy nos complacen; tenemos el compromiso moral, de aprovechar las oportunidades que hoy se nos brindan, para escribir una nueva historia de logros femeninos, de éxitos en la humanidad y la sociedad; de reconocimiento, de prestigio y de valor, para que la batalla librada por todas aquellas que dieron incluso sus vidas para impulsar los primeros pasos por nuestra verdadera liberación, haya valido la pena.

Finalizo expresándoles mi deseo: Que los derechos y los logros conquistados por nosotras las mujeres hasta hoy, no sean el manto para cubrirnos de conformismo y pasividad, sino por el contrario, se conviertan el principal estimulo para seguir adelante y tener la fortaleza y la conciencia clara, de que si bien debemos celebrar y felicitarnos por lo alcanzado, son más los derechos y logros que nos faltan por conseguir.

Shirley Albornoz

@shirleyalbornoz



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