Aunque he oído algunas noticias aisladas de varios estados del país con respecto a recientes actuaciones del SENIAT, solo voy a referirme aqui a lo ocurrido en la pequeña ciudad de La Grita, capital del Municipio Jáuregui en el Estado Táchira, durante las primeras tres semanas del mes de Noviembre.
Al estilo de las peores dictaduras o los reinados clásicos de la edad media, llegaron los recaudadores de impuestos, acompañados de soldados armados (Guardia Nacional) y sin el menor respeto por los ciudadanos propietarios de medianos, pequeños y pequeñisimos negocios familiares, buscaron y rebuscaron, en los libros y demás instrumentos supuestamente exigidos por este organismo, hasta encontrar cualquier supuesto ilícito o error, y proceder de inmediato a extender cuantiosas multas que habrían de pagarse en los dos dias inmediatos siguientes al asalto, (perdón “inspección”), caso contrario procederían a clausurar el negocio.
Hay varios puntos que han de ser mencionados para aclarar este asunto;
1. La visita o inspección incluyó desde los contribuyentes ordinarios que han pertenecido al sistema tributario por años, hasta los pequeños contribuyentes formales que tienen poco tiempo de haber sido incluidos y que tradicionalmente no habian manejado ningún sistema de contabilidad.
Es ilógico pensar que el propietario de una bodega en un barrio, una venta de empanadas o pastelitos, con entradas (no ganancias) diarias entre Bs. 100 y 200, pueda contar con una máquina fiscal, libros de contabilidad y un contador profesional. El costo de una maquina fiscal esta por arriba de los Bs. 5000 y los honorarios de un contador representan como minimo Bs 100/mes.
Para el propietario de una mini-bodega, con ningun conocimiento de máquinas electrónicas o procedimientos de contabilidad, el comprar una maquina fiscal significa también la contratación de un empleado, cosa que es imposible para los mas pequeños comerciantes (que se cuentan por cientos en cualquier ciudad andina o de cualquier otra región).
2. La mayoría de las irregularidades encontradas (por desconocimiento del sistema tributario) no representaban evasión de impuestos (muchos de los multados son contribuyentes formales que aun no pagan tributos), sino mas bien tecnicismos en el manejo de máquinas fiscales y libros de contabilidad, y de ventas y compras. Por lo tanto, el objetivo principal de las actuales visitas a los pequeños comerciantes debería ser de orientación para que cada uno ponga al dia su sistema de contabilidad antes de que pasen a ser parte del sistema tributario (planificada para enero del 2010).
3. No se hicieron las visitas de orientación previa que, según mi juicio, han de ser el requisito previo al establecimiento de una ley que esta convirtiendo algo que otrora fue parte normal y rutinaria en la vida y cultura de nuestros padres y abuelos en algo ilícito y punible.
4. Las multas aplicadas a un comerciante deberían estar en función de su promedio de entradas diarias o mensuales. ¿Cómo puede alguien cuyo promedio de ventas es Bs. 2.500 / mes pagar una multa de Bs. 3.000, teniendo solamente 2 días para pagarla bajo la amenaza de clausura en caso de no cumplir el pago de la multa a tiempo?
5. En cualquier sistema donde impere la justicia y la razón, una persona tiene el derecho a la defensa, esto es, a la replica o a la apelación. En este caso una sola persona se convierte en inspector (policía), investigador, fiscal, juez y verdugo de una situación que podría ser objetable si se escuchan las razones y se demuestra que el hecho no ha sido intencional, sino producto del desconocimiento de un sistema nuevo y complicado y, sobre todo, que el hecho “juzgado” no ha causado ningún perjuicio a otros ciudadanos ni al estado.
6. Todo lo anterior expuesto no significa que somos contrarios al establecimiento de un sistema tributario que garantice al estado los fondos minimos para cumplir con los gastos sociales básicos y de infra-estructura necesarios para mantener y mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos, pero este sistema ha de cumplir con principios elementales de justicia y de legalidad.
7. El sistema que se esta tratando de implementar en la realidad, tal vez no es el mismo contenido dentro del espíritu de la ley que lo creó. Quiero decir, que las individualidades que imponen el sistema en cuestión en la vida real de los ciudadanos no tienen el mismo sentido de la etica y de la justicia que estaba en la mente de los intelectuales, estadistas y revolucionarios a la hora de su concepción.
8. Por ultimo, la famosa “viveza criolla” característica de muchos venezolanos, incluso de algunos de los aprovechadores de oficio o “falsos revolucionarios”, no podía dejar pasar esta oportunidad para sacar una buena tajada del asunto. En algunos de los casos sancionados, el funcionario acompañante de la Guardia Nacional, aprovechando los minutos que el “inspector” del Seniat tomaba para “revisar” los libros, aconsejaba al comerciante que una buena propina haría desistir al inspector (y a el mismo, por supuesto) de la aplicación de las sanciones, y todo quedaría dentro de una simple amonestación verbal.
Conclusión:
A simple vista, y tal vez sin quererlo los “gurús” de la economía que concibieron este sistema basándose quizás en principios y prácticas puramente mercantilistas y capitalistas, el sistema tributario que se está tratando de implantar no solo destruirá muchos de los auto-empleados que contribuyen a mantener bajos los indices de desocupación, sino que también representará el retiro de otro puntal (soporte) que debilitará aun más el proceso politico-social aun inestable que estamos tratando de consolidar.
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