¿Qué desea señor Walesa?

Bienvenido señor Lech Walesa. (De haber cumplido con su amenaza de venir a oxigenar a la oposición)¿En que podemos servirle? ¿En que podemos serle útiles? ¡Disfrute de la cordialidad venezolana! Esas y muchas otras expresiones de aprecio son el común de los términos que solemos utilizar venezolanos y venezolanas para recibir a quienes nos honran visitándonos. Así como aquello de “bienvenido quien venga en nombre del señor” y que traducido a lo nuestro “Bienvenido quien venga en paz, con amor, como hermano, con alegría. Que venga a compartir, a sonreír con nuestra gente”

Ocurre señor que su visita se anuncia con bombos (as) y platillos, por una oposición alocada y desenfrenada, como que usted viene a poner las cosas en orden. Usted mismo expone que su visita es como un clamor nativo que apremia por su presencia salvadora porque “una oposición debilitada y dividida requiere de su auxilio”.

Pues bien señor ex presidente y premio Nóbel de la paz, hijo de nuestra muy querida Polonia; lo primario es recordar que somos un país soberano, y que, aunque algunos (as) compatriotas se empeñan en vender la imagen de un territorio arrasado, huérfano de libertades, y que repiten las mismas consignas de 1848, “que si te a van quitar la casa con mujer e hijos incluidos, que no hay libertad de expresión, que adoctrinarán a tus hijos” y pare de contar.

Quienes le han invitado quemaron las chaguaramas de la Av. Bolívar, le metieron candela al Guaraira Repano, lanzan a los estudiantes a guarimbear (ellos le pueden explicar ese verbo), van a Puerto Rico a recibir instrucciones para enturbiar el proceso refrendario del domingo 15, están atrincherados en varios medios golpistas. Donde ganaron gobernaciones y alcaldías hicieron tierra arrasada con las misiones y perseguido a los misioneros.

Las misiones se han concentrado en llevar servicios de salud, alimentación, educación y cultura a los pobres de la patria . Es decir a los habitantes de barriadas y pueblos, que cuando usted sobrevoló Caracas (a comienzos de los años 90´s) quedó impactado de lo que observó en los cerros que adornaban la capital). A esos cerros llegaron las misiones y ahora el Metro Cable. También benefician las misiones a la clase media.

La Caracas en la que a usted le sorprendió la opulencia y la miseria conviviendo como algo normal. Incluso debe recordar su propia exclamación cuando visitó la sede de la CTV y observó el lujo, el boato y el derroche en las oficinas de la dirigencia sindical. ¿Cómo fue? ¡Ah! Ya me acuerdo, dijo: “¿Y estas son oficinas de dirigentes obreros?”

Resulta que nos han amenazado con usted, si, se lee bien. Según esto viene o venía a inmiscuirse en asuntos domésticos a favor de la fórmula NO y en solidaridad (solidarnosc) con quienes atrincherados en los partidos globovisión y el nacional ya no encuentran que violencia estimular.

Usted que fue dirigente sindical y obrero especializado; apenas electo presidente de Polonia, no precisamente de los trabajadores, mostró su ley. A un paro de obreros ferroviarios, a las exigencias de la presencia gubernamental en el lugar de los acontecimientos, le aplicó la misma respuesta que le dieron a los trabajadores en paro, (astilleros de Gdansk, verano 1980) ¿Lo recuerda? “Somos el gobierno y deben venir aquí a hablar con nosotros” Soberbia que contribuyó a que Solidarnosc, la Iglesia y la CIA arrodillaran el poder ejercido por el Partido Polaco de los Trabajadores. Soberbia por la que sus pretensiones de reelección y de otros intentos de ser presidente de nuevo, no pasen del 6%.

¡Ah! Pero mire que ¡Ah! De ahí en adelante, dejó de ser voz de los trabajadores para serlo de los banqueros y de las transnacionales. Por eso en su primera visita a Venezuela en este siglo, no incluyó en su agenda nada de cerro, sino banqueros y banqueros. Opulencia y buena mesa.

Este anuncio amenazante de su visita en este momento, cual pasito “tún-tún María, un pasito pa´lante un pasito pa´tras” tiene un claro sentido de provocación bien orquestada y bien pagada, para que a usted por entrometerse en nuestros asuntos les cantaran las cuarenta. Y ahí estarían las cámaras y medios de medio mundo de difamadores sacando filo a la humillación a un premio Nóbel de la Paz.

Bueno, la novela quedó a medias y está pendiente el capítulo de su cruzada en suelo criollo. De todos modos el eurodiputado Luís Herrero montó su escena y, señor Lech, debe estar enterado que le pusieron en su sitio y pa´casita; por supuesto, la jauría mediática euro-derechista soltó su discurso ensayado, igual los de aquí.

¿Qué pasaría pan Walesa, si algún dirigente nuestro en Varsovia, en “Stare Miasto o en Alea Jerozolimski” se le ocurriera sugerir un comentario sobre las posturas anti-judías que a veces se deslizan en la política de su país? ¿O por el apoyo polaco a la invasión a Irak? ¿O las dudas que se despiertan sobre las cárceles itinerantes de la CIA? Sin comentarios.

Sería bueno que usted venga en sana paz, que como buen cristiano-católico, si no se le han olvidado los pobres, y se acerque a la gente. Sobre todo a la que vio desde un helicóptero y que no le dieron ocasión de conversar con ella. Escuche a un pueblo que forja su destino con dignidad, humildad, solidaridad, amor y hermandad, con sentido profundamente cristiano y humano.

No juzgue a nuestro país por tarifados, a menos que esté definitivamente en franca confrontación con la propuesta de país que siembra nuestro pueblo. En ese sentido, la respuesta la da la ciencia física, “toda acción tiene su reacción”.

En nuestro caso, la reacción se llama dignidad, soberanía, autodeterminación, solidaridad, respeto, identidad nacional, identidad indo-americana, hermandad de pueblos. ¿Cuándo viene señor Lech Walesa? (13-02-2009)

rgustavogonzalezp@gmail.com


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Rafael Gustavo González Pérez


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