Las ABRAE, el Arco Minero y la ignorancia de expertos

La actual política del Estado Venezolano en materia ambiental, fundamentada en el control del uso de los espacios a través de las Areas Bajo Régimen de Administración Especial (A.B.R.A.E.), constituye un elemento perturbador y destructor de los espacios y de la población autóctona, sean éstas áreas con fines productores, protectores o recreativos, lo cual exige la inmediata revisión y reorientación, cuando no la eliminación, de todas estas figuras creadas durante una etapa funesta de la historia de nuestro país, bajo el control del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo. Así que éstas no constituyen espacios para conservar sino una estrategia para garantizar la permanencia del modelo colonial.

Las Reservas Forestales son las más destructivas de las A.B.R.A.E., ya que no son espacios para conservar como lo ha venido manejando la opinión pública e incluso muchos profesionales relacionados o no con la materia medio ambiental.

Estas son figuras creadas con el único propósito de explotar los bosques nacionales y es sin duda una estrategia de control de los espacios y sus recursos naturales en América Latina, impuesta con el fin de garantizar la permanencia del modelo colonial, caracterizado por la extracción de materia prima de los países sub-desarrollados para abastecer la industria en los desarrollados. La Ley Forestal de Suelos y Aguas, especifica en su artículo 54 que: "El Ejecutivo Nacional creará reservas forestales en terrenos baldíos y en otros que fueren de propiedad de la Nación, cuando así lo requiera para asegurar el suministro contínuo de materias primas para la industria nacional.

El 55 estipula que "las Reservas Forestales estarán constituidas por macizos boscosos, que por su situación geográfica, composición cualitativa y cuantitativa florística o por ser los únicos disponibles en la zona, constituyan elementos indispensables para el mantenimiento de la industria maderera nacional".

Este estancamiento en la historia, otorga a intereses económicos nacionales y foráneos derechos sobre el territorio nacional, sobre la biota y sobre los habitantes de nuestros bosques por medio de Concesiones otorgadas por el Estado, que prácticamente obsequian la tierra, los recursos y la soberanía nacional por lapsos de tiempo que oscilan entre los 50 años y el infinito.

Es una simbiosis donde los países subdesarrollados continuamos exportando nuestros bosques para que los desarrollados los consuman, lo cual es inadmisible en este momento de la historia, cuando estamos celebrando la autogestión, la autonomía, la independencia y la libertad de los pueblos. A esto se suma que a pesar del Protocolo de Kyoto, en Venezuela se pretenda ignorar el compromiso asumido de promover prácticas sostenibles de gestión forestal.

Así que los ignorantes "ambientalistas", doctores en derecho ambiental y demás supuestos defensores de nuestra madre Naturaleza deberían manejar con mayor precisión esta realidad, sobretodo al pretender cuestionar el acertado uso de la tierra y el apoyo a la población minera en el Arco Minero con argumentos falaces, defendiendo a las Reservas Forestales y a otras A.B.R.A.E., haciendo creer que éstas son una panacea y no una tragedia medio ambiental.

La Reserva Forestal Imataca, merece especial atención. Decretada entre 1961 y 1963, y habiéndose pretendido su ampliación en 1973, tiene una superficie de 3.203.250 Ha, ocupando el Sur del Estado Delta Amacuro (Municipios Casacoima y Antonio Díaz) y el Nor-Este del Estado Bolívar (Municipio Sifontes), ambos estados con límites con el Territorio Esequibo en reclamación por Venezuela a Guyana, cubriendo además la salida y entrada del eje fluvial Orinoco-Apure al Océano Atlántico, lo cual pone en evidencia la importancia geopolítica de esta Reserva Forestal, cuya soberanía se encuentra en manos de concesionarios de la madera, en su mayoría de nacionalidad foránea encargados de abastecer a la industria maderera, mientras que con la extracción de su exuberante y peculiar biósfera se altera todo el medio ambiente y trae graves consecuencias a la población, a la nación y al planeta Tierra.

Contrasta la inmensa riqueza forestal explotada y la de los Concesionarios de la madera con la miseria que presenta la población, principalmente las comunidades indígenas de los espacios sometidos a Reserva Forestal Imataca, donde es cada día más difícil sustentarse de la agricultura (está prohibida) o de la caza, la pesca, o la recolección de especies vegetales, ya que han ido desapareciendo a medida que son destruidos sus bosques. Igualmente la desaparición de las fuentes de agua es un elemento que atenta contra la supervivencia de la población, y actualmente constituye uno de los principales problemas a enfrentar, lo cual es apenas una muestra de lo que las Reservas Forestales pueden hacer con el futuro de nuestro planeta.

Mientras se cuestiona el uso de otros espacios bajo argumentos "ambientalistas", la Región Guayana se encuentra sometida en un elevado porcentaje a Reserva Forestal, es decir que parte de la Amazonía se encuentra en vías de destrucción, por lo que no es de extrañar el papel que esta figura jurídica está desempeñando en los cambios climáticos del planeta.

Un elemento geopolítico que pasa desapercibido por el Estado Venezolano, es la presencia de poderosas Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) multinacionales "ambientalistas" que son ramificaciones de las más poderosas empresas transnacionales del mundo, con gran influencia en la toma de decisiones a nivel del gobierno por su fachada altruista, protectora y benefactora del medio ambiente. Estas ONGs, incrustadas en nuestros Ministerios y empresas del Estado, rigen nuestros espacios imponiendo la política sobre el medio ambiente y actúan involucrando a los sectores gubernamental, académico y científico, así como a la población civil. Sin embargo, no cuestionan a las Reservas Forestales porque estas Organizaciones forman parte del complot geopolítico en contra de nuestras naciones en complicidad con las industrias madereras del mundo, con el circuito económico mundial y con los intereses neo-coloniales

En conclusión las Reservas Forestales y en especial Imataca, desempeñan una función devastadora y constituyen una amenaza para la especie humana y para el planeta, y si en la actualidad nos encontramos rescatando la soberanía nacional, no podemos esperar más por las Concesiones Madereras, que son las que más atentan contra ésta, contra nuestra población y las que más contribuyen el recalentamiento global del planeta. Así que "expertos ambientalistas" lean bien lo que son las A.B.R.A.E. y dejen la pendejada con el Arco Minero.

 

guacharacapatriota@hotmail.com



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