Los Bosques Invisibles de Venezuela

El gobierno nacional sostiene que Venezuela dispone de 563.500 hectáreas de plantaciones forestales de carácter industrial, tal y como lo señala el Anuario de Estadísticas Forestales 2022 del Ministerio de Eco Socialismo (MINEC).

Sin embargo, un reciente análisis de MAP BIOMAS concluye que las plantaciones forestales de Venezuela apenas cubrían 233.000 hectáreas en el 2022, el 40% de la superficie señalada por el MINEC.

Una gigantesca superficie de las plantaciones forestales reportadas por el Ministerio de Eco Socialismo sería invisible: 330.000 hectáreas. Habrían evadido ser detectadas en las imágenes de satélite utilizadas por Map Biomas en su análisis, partiendo de imágenes LANSAT de mediana y baja resolución.

Conviene superar esta contradicción, con objetividad e imparcialidad. Es necesario precisar la verdadera magnitud de este delicado patrimonio nacional, en el que el país ha invertido cientos de millones de dólares durante más de 50 años, además de cerca de 2.000 millones de dólares en equipamiento industrial, sin que se hayan registrado beneficios significativos hasta la fecha.

Según el MINEC, la mayor parte de las plantaciones forestales de carácter industrial corresponde a la empresa Maderas de Venezuela y Turquía (MAVETUR), 429.000 hectáreas. MAVETUR es un consorcio entre la empresa pública MADERAS DEL ORINOCO (antes PROFORCA), con el 51% del capital accionario, y la empresa privada turca Glenmore Proje Insaat (49%).

El informe de MAP BIOMAS sobre Venezuela se encuentra cargado de sorprendentes conclusiones e implicaciones:

· Las plantaciones forestales de Venezuela se extenderían sobre sólo 233.000 hectáreas en el 2022, apenas el 40% de lo que señalan el Ministerio de Eco Socialismo, el Ministerio de Industrias, la CVG y las empresas del sector.

· La superficie máxima de plantaciones forestales de Venezuela se habría registrado en el 2001: 363.000 hectáreas. Nunca habrían existido las 600.000 hectáreas a las que se ha hecho referencia por más de 25 años. Toda Venezuela habría sido engañada, por décadas.

· Las estadísticas forestales de Venezuela de los últimos 30 años serían falsas, tanto las referentes a plantaciones forestales como las relacionadas con la extensión de los bosques naturales del país: las estadísticas de la FAO-ONU, las del PNUD, las de la Organización Internacional de la Madera Tropical (OIMT), las del Banco Mundial, las del Banco Interamericano de Desarrollo, los Indicadores del Desarrollo Mundial, las de CEPAL, entre otras fuentes de información.

· Los ingenieros forestales de Venezuela, los centros de investigación, las universidades, la Sociedad Venezolana de Ingenieros Forestales, los funcionarios públicos de turno, los organismos contralores, durante 30 años, habrían sido incapaces de develar los presuntos falsos alegatos sobre la extensión de las plantaciones forestales y de los bosques naturales del país.

A los niños de Venezuela, en la educación pre-escolar, se les enseña resolver el siguiente acertijo: Si tienes 5 mangos, te regalan 4 mangos y te comes dos. ¿Cuántos mangos te quedan?

Impacta así el carácter tragicómico del argumento según el cual ningún ingeniero forestal de Venezuela, en los últimos 30 años, fue capaz de resolver el siguiente acertijo: Si tienes 5 hectáreas de plantaciones forestales, siembras 4 hectáreas más, se te quema una hectárea y cosechas dos hectáreas ¿cuantas hectáreas de plantaciones te quedan?

Aunque parezca insólito, todos sin excepción habrían concluido que quedarían nueve (9) hectáreas, año tras año, durante 30 años. A ninguno se le ocurrió que debía descontar la superficie quemada y la cosechada.

Uno de los profesores más influyentes de la Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad de Los Andes, José Lozada, lo explica de la siguiente manera:

"En las estadísticas oficiales se dijo que las plantaciones habían llegado a 680.000 ha. Yo creo que en el sector forestal hicimos una interpretación errada de estas cifras. Estuvimos creyendo, durante muchos años, que esa era la superficie de plantaciones en pie. Resulta que esta era la superficie acumulada, era todo lo que se había plantado. La plantación en pie había que determinarla con la cifra total plantada menos lo explotado y menos lo quemado. Pasaron los años y no nos dimos cuenta de esto"

Esta cándida interpretación parte del supuesto de que las cifras presentadas por Map Biomas son confiables, invalida el trabajo de múltiples investigadores nacionales durante décadas, e implica incompetencia del gremio forestal venezolano de los últimos 30 años.

Sin embargo, además de carecer de verificación independiente, la confiabilidad y precisión de los resultados presentados por Map Biomas decrece con la antigüedad y la resolución de las imágenes de satélite en las que se fundamentan.

Una minuciosa investigación publicada en el 2019 detalla el estado de las plantaciones forestales para entonces, con un total de 528.600 hectáreas de plantaciones industriales para el 2017, más del doble de lo alegado por Map Biomas para ese mismo año: 255.600. Del total reportado por Greaves y Visaez en esa investigación, 322.200 hectáreas corresponden a Maderas del Orinoco. En los estados Monagas y Anzoátegui las plantaciones de Maderas del Orinoco se habían reducido a 273.000 hectáreas, de las que 254.000 correspondían a Pino Caribe al 31 de diciembre 2017. Estos resultados, entre tantos otros, contrastan significativamente con los reportados por Map Biomas.

La variación interanual de la superficie plantada en los estados Monagas y Anzoátegui que presenta MAP BIOMAS devela fallas en la interpretación de las imágenes satelitales utilizadas. Map Biomas señala, por ejemplo, que en 1996 se habría registrado un incremento neto de 72.000 hectáreas, lo que sólo sería posible con bosques invisibles, ficticios. De la misma manera se reportan aumentos netos de 24.000 hectáreas tanto en 1989 como en 1991y de 20.000 hectáreas en 1993.

Durante el período 1985 – 2000 no se presentó reducción alguna, solo aumento en la superficie plantada. La llegada del siglo 21 coincide con una destrucción acelerada de la superficie plantada, como nunca antes habría ocurrido. En el 2016 se habría registrado una destrucción neta de 32.000 hectáreas, 25.000 ha en el 2019, entre tantas otras alarmantes alteraciones a la superficie plantada.

Durante el período de destrucción de plantaciones forestales en el oriente del país reportado por Map Biomas, 2001-2022, sólo la empresa Maderas del Orinoco logró plantar 220.000 hectáreas.

En el 2013, por ejemplo, Map Biomas alega haber detectado por imágenes de satélite una reducción neta de 11.000 hectáreas en las plantaciones de los estados Monagas y Anzoátegui. Ese mismo año Maderas del Orinoco plantó 27.000 hectáreas. En consecuencia, sólo ese año se habrían destruido al menos 38.000 hectáreas, según Map Biomas.

Es así como, según Map Biomas, durante el período 2001-2022 se habría registrado la inverosímil destrucción de 444.000 hectáreas de plantaciones industriales en el oriente de Venezuela. Un escenario catastrófico.

La devastación implícita en las estadísticas de Map Biomas durante el período 2001-2022 es de tan escandalosa magnitud que amerita una verificación exhaustiva, pues parece incluir una significativa proporción de bosques invisibles, árboles imaginarios.

Venezuela dispone de los instrumentos necesarios para monitorear cambios en el uso de la tierra, en la cobertura forestal, en la extensión de las plantaciones industriales. Lo más conveniente es una sinergia de esfuerzos con objetivos comunes. La precisión sobre la extensión de las plantaciones forestales propiedad de la Nación y su composición por especies es de vital importancia para la planificación del desarrollo forestal del pais.

Venezuela dispone además de un valioso equipamiento industrial, valorado en más de 2.000 millones de dólares, injustificadamente abandonado por años, para la producción de pulpa, papel y tableros OSB (Overlaaid Stranded Board) para la industria de la construcción.

Venezuela parece contar todavía con suficiente materia prima para la fabricación de 250.000 toneladas métricas anuales de pulpa y de papel, y para la fabricación de 400.000 metros cuadrados anuales de tableros OSB para la industria de la construcción, especialmente para la producción de viviendas prefabricadas en madera.

La materia prima necesaria para impulsar este desarrollo industrial parece estar aún disponible, a pesar de la destrucción. Le ha costado al país la inversión de unos 400 millones de dólares y 50 años de esfuerzo, estableciendo las plantaciones de Pino Caribe del oriente del país, en Monagas y Anzoátegui.

Aunque Venezuela dispone de 45 millones de hectáreas de bosques naturales, cubriendo cerca de la mitad del país, no pueden utilizarse para alimentar la planta ya adquirida de papel porque sus maderas son de fibra corta, de 0,5 a 1,5 milímetros de largo, característico de bosques tropicales alrededor del mundo.

La fabricación de pulpa kraft y de papel periódico, papeles de impresión de alto espectro (high end printing papers), papeles de seguridad para pasaportes, billetes y documentos donde la resistencia y la longevidad son fundamentales, papeles especiales de embalaje, cartulinas para las artes, entre otros usos, requiere madera de fibra larga, entre 3 y 5 milímetros de longitud, característica de pinos y otras especies naturales de bosques templados y boreales.

Este fue el motivo por el que se establecieron las plantaciones de Pino Caribe en Venezuela: disponer de la materia prima necesaria para la fabricación de papel periódico y otros tipos de papeles, cartulinas y cartones, dependientes del uso de madera de fibra larga.

Adicionalmente, la producción de papeles y de tableros OSB exige uniformidad en la materia prima, mientras que los bosques naturales del país son particularmente heterogéneos, con una gran diversidad de especies de árboles por unidad de área.

Se estima que las plantaciones de Pino Caribe bajo control del estado Venezolano, a través de la empresa Maderas del Orinoco, apenas cubren entre 100.000 y 110.000 hectáreas (1), el 0,22% de los bosques del país. Pero son la única fuente de madera de fibra larga, lo que les confiere un extraordinario valor económico y estratégico.

La conversión de esta única fuente de madera de fibra larga en madera aserrada es un exabrupto técnico y político, contrario a los intereses nacionales, especialmente cuando el país dispone de al menos seis (6) millones de hectáreas de bosques naturales jurídicamente delimitados para la producción de madera aserrada de superior calidad.

Manejados de manera sostenible, de acuerdo a criterios de reconocimiento internacional, los bosques naturales disponibles para la producción industrial podrían suministrar al menos dos (2) millones de metros cúbicos de madera industrial rolliza cada año.

Venezuela es miembro activo de la Organización Internacional de la Madera Tropical (OIMT). Se encuentra comprometida, a través del correspondiente acuerdo internacional (Acuerdo Internacional de la Madera Tropical - ONU), a manejar sus bosques, naturales y plantados, de acuerdo a principios de validez internacional para la producción sostenible de madera industrial debidamente certificada. Este compromiso aún no ha sido honrado.

Venezuela dispone de todos los insumos claves necesarios para impulsar el desarrollo industrial del sector forestal, en proporciones que contribuyan de manera significativa a diversificar la economía, generar empleo, sustituir importaciones y ampliar las exportaciones.

Dispone de todos los insumos claves, excepto uno: voluntad política.

Informe completo en este enlace.



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Julio César Centeno

Ingeniero; estudios de maestría y doctorado en la Universidad de California. Profesor de la Universidad de los Andes. Director Ejecutivo del Instituto Forestal Latino Americano. Vicepresidente de la Fundación TROPENBOS, Holanda.

 jc-centeno@outlook.com

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