"Bases de paz"en el mundo

¡Claro que necesitamos “bases de paz” en Costa Rica y en el mundo entero! Hay que impedir la instalación de bases militares de Estados Unidos o de cualquier otra potencia mundial, en nuestro continente. Como lo expresara el distinguido intelectual costarricense, Dr. John Saxe Fernández, ¿acaso estamos nosotros poniendo bases militares en Estados Unidos? Aunque, después de la trágica -por violenta- experiencia narrada por la periodista de La Nación Giannina Segnini (La Nación, 18-10-09,27A), quizá deberíamos ir pensando en una “base de paz” en esa nación, para proteger a nuestras conciudadanas.

Extraña muchísimo que un premio Nobel de la Paz, como don Oscar Arias, considere tal iniciativa como un chiste de mal gusto, porque para él “no hay ningún país más pacífico que Costa Rica en el mundo”.

Estoy asombrado, por no decir exhausto, que el presidente de Costa Rica esté tan mal informado, o quiera estarlo. Recientemente se nos ubicó en una lista que nos compara en inseguridad con uno de los países más inseguros de África, y hemos venido descendiendo en indicadores de desarrollo humano. El principal problema que percibe el costarricense, con sobrada razón, es la inseguridad ciudadana producto de la violencia delincuencial y social que avanza como “caballo desbocado”, en este pequeño y “paradisíaco” país.

Pero, pongámoslo en positivo. En asuntos de paz deberíamos aprender a sumar y no a restar y a dividir. La iniciativa de las “bases de paz” del presidente Chaves, como la de desmilitarización del presidente Arias y la de reducción de armas nucleares del presidente Obama, son todas ellas dignas de ser acogidas y promovidas. Resulta mezquina la posición del presidente Arias. ¿Qué hubiese pasado si Panamá hubiera interpretado sus recomendaciones de eliminar el ejército como una injerencia en asuntos internos de su país? Ya lo dijo Mahatma Gandhi: “la violencia es el miedo a los ideales de los demás”.

Las bases militares de países extranjeros en nuestros territorios y los golpes de Estado, deberían ser cosa del pasado. Por ello, todos los esfuerzos tendientes a evitar su resurgimiento en el continente han de contar con el apoyo decidido por parte de quienes todavía levantan la bandera de la libertad, la dignidad y la soberanía. Resistirse con valentía y decisión a esas viejas prácticas, que nos legaron tanto dolor y muerte, es una tarea que hay que asumir sin mezquindades ni ambigüedades de ningún tipo.

Podemos no estar de acuerdo con el estilo de gobierno del presidente Chaves o de cualquier otro(a) presidente de nuestros países hermanos, pero eso no es motivo para no coincidir en una “agenda mínima” por la paz y el derecho de nuestros pueblos de forjarse su propio destino.

La paz es un valor y un derecho universal. Y, “bienaventurados los pacificadores”. Hoy más que nunca debemos unir esfuerzos para contrarrestar la violencia en sus diferentes formas. Bienvenidas las “bases de paz”.


(*) San José- Costa Rica
Sociólogo.


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Álvaro Vega Sánchez (*)


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