Los Yukpa: Su democracia participativa y protagónica violada

 

Más de 70 comunidades conforman la nación Yukpa, de filiación lingüística Caribe, pero cada una posee una autoridad única que comparte sus tareas diarias de dirección con otros miembros de la comunidad como son el cacique de los niños, de las labores agrícolas, los maestros, entre otros.

Cada comunidad es independiente de la otra, absolutamente libre y autónoma, con territorios bien definidos, pueden trabajar en coordinación para resolver problemas o asumir celebraciones comunes, en cada una de estas comunidades la democracia descansa en la asamblea general de sus habitantes, que se realiza para decidir asuntos importantes de la vida de la comunidad. Cuando se realiza la asamblea general es para resolver algún asunto que le ataña a los miembros de la comunidad, por esta razón cada uno de los habitantes tiene la potestad de hablar y hacer proposiciones cuantas veces lo crea necesario, y tomar el tiempo que considera prudente, todos los asistentes tienen igual derecho, es más muchas veces suelen hablar dos, tres o más personas al mismo tiempo.
 
 




Los yukpa desde siempre se han agrupados en la cuenca de cuatro ríos, entre el Apón al norte, limite con el territorio del pueblo o nación Japreria, también de filiación lingüística Caribe, el río Negro, Yaza y Tukuko al sur, llegando recientemente al río Santa Rosa límite con la nación Barí. Manteniendo así un relativo aislamiento geográfico acentuado por sus constantes enfrentamientos e incursiones guerreras; dentro de estos espacios cada familia en su vivienda se mantenían separadas por varios kilómetros una de otras, que luego fueron acortando a varios metros por las agresiones de las petroleras y hacendados, y con las visitas desde 1900 por las instituciones o los hombres criollos de todas las partes del mundo, como misioneros, viajeros, geógrafos, científicos, entre otros. Este aislamiento físico geográfico y socio-cultural llevó a la nación Yukpa a generar varias formas dialectales propias.
La conquista del Valle de los Macuayes (entre la Villa y Machiques) no se logró en el intento del Padre de Ibi en 1693 ni con el Padre de Lobatera o Bota en 1745, sino a partir de 1872 cuando las tropas de Venancio Pulgar incendiaron La Villa de Rosario, y obligaron a sus moradores descendientes de canarios a internarse en la Sierra de Perijá, al sur del río Apón.           
Para 1863, asegura Manuel Matos Romero en su libro Perijá: Fundación e Historia, que Machiques no era más que “un conjunto de fundos o “materas de ganado” que tenían los perijaneros que vivían con sus familias en la Villa del Rosario y de donde tuvieron que irse a refugiarse los hijos de la Sierra, cuando Venancio Pulgar” (Matos, 56:27). Gracias al empuje de sus habitantes la Parroquia Civil de Libertad (Machiques) fue erigida en 1890 Parroquia Eclesiástica.    
 
 

 
El geógrafo y científico Teodoro de Booy en 1918 en su artículo Las Bajas Tierras Occidentales de Maracaibo al referirse a las tierras ubicadas al sur de Machiques, afirma que ningún habitante de Machiques se aventura más allá de Los Cañitos, potrero situado en las márgenes derecha del río Yasa, hacia el sur de la ciudad (Booy, 18a: 487), en 1937 Gustavo Bolinder es su libro We Dared the Andes cuando atravesó la Sierra de Perijá desde Colombia hacia Venezuela a través del río Negro, también asegura que los criollos no habían logrado pasar el río Yasa (Bolinder, 58:24),  afirman los antropólogos Ruddle y Wilbert en su artículo “Los Yukpa” en el libro Los Aborígenes de Venezuela, volumen 2 de la Fundación La Salle “los ganaderos que anteriormente habían estado guerreando con estos indígenas, siguieron con su colonización de las tierras bajas y, para 1946, habían alcanzado el río Tukuko, antiguo límite meridional del territorio Yukpa” (Ruddle y Wilbert, 83:46).

Manuel Matos Romero justifica las acciones ecocidas y genocidas de los ganaderos, y con un burdo contenido racista trata la justa defensa que los indígenas hacían para mantener desesperadamente algunas tierras llanas ante el inclemente avance de los ganaderos. Las acciones de estos señores primero fueron apoyadas y financiadas por los Gobiernos de Juan Vicente Gómez, Marcos Pérez Jiménez, y luego por todos los gobiernos adecos y copeyanos. Estas fueron las posiciones antinativas al respecto del historiador Matos Romero, para justificar la depredación, el asesinato de indígenas y, por ende, el despojo de sus tierras:

Numerosas haciendas y “materas” como suelen llamarlas los zulianos, se hallan situadas alrededor de Machiques, extendiéndose hacia el Sur, en un avance lento pero firme que ya ha alcanzado las márgenes del río Tukuko, Río Negro y río Yaza y penetrando hacia la Sierra, convirtiendo las selvas antes impenetrables en extensos potreros con ganado de cría, con cultivo de café, disputándole a la Sierra, tierras fértiles para dedicarlas al cultivo de pastos artificiales y frutos (56:43).   

Hoy se está fundando haciendas de café como a 20 kilómetros de Machiques, en la Sierra de Perijá, en el sitio denominado AYAPA donde existe una temperatura entre los 12º y los 20º y cuya serranía se hace visible desde Maracaibo durante el día, zona ésta excelente para dicho cultivo por las magnificas cosechas que ya se han recogido allí, siendo el producto muy superior en calidad al que se obtiene en Los Andes venezolanos y vendido a mejor precio.

Estos terrenos están cercanos a los que en pequeña parte y muy rudimentaria y empírica cultiva el cacique Rubén, quien aparte de molestar a los que se dedican a trabajar aquellas tierras y cultivarlas con café, mantiene un estado de agitación a su escaso grupo de parciales induciéndolos a perjudicar sus siembras de los que se establecen cerca de sus dominios y que se arriesgan a trabajar las tierras (56:45).
Son el grupo Yukpa Parirí, de la cuenca media del río Yaza, quien mantenían y mantienen mayor espíritu guerrero con el resto de sus vecinos, a saber los Irapa del río Tukuko, con los que vivían al oeste en la parte alta del río Yaza (Wuasamero) y con los río negritos al norte; son estos hoy los yukpa de las comunidades Kasmera, Botoncha, Guamo, Chaktapa, Río Yaza, Carayi (Parirí/Wasamero).     
Desde 1947-1948 con la fundación de Shirapta por los yukpa Macoita y la Misión del Tukuko en el piedemonte de la Sierra de Perijá cuenca del río Apón y Tukuko se inicia en extremo norte y en el sur el proceso de repoblamiento y recuperación de la parte baja de su anterior territorio, bajaban los macoita del Valle de Árame a 3.600 pies de altura, donde hoy se ubica la comunidad Samamo. En Shirapta se crea una enorme iglesia y la Misión de Shirapta luego se fundó Toromo por los yukpa rionegrinos, Kasmera por los yukpa Parirí, Chaktapa por los yukpa Wasamero y Tukuko por los yukpa Irapa, este último contó con la coordinación de los Padres Capuchinos que recogieron (con la ayuda de Nemesio Anane y Paulino) a los indígenas que vivían dispersos en la cuenca alta del río Tukuko y crearon la Misión del Tukuko, una escuela o internado y una hacienda aún dirigida por los Padres Capuchinos. 

A las comunidades Shirapta, Toromo, Kasmera y Tukuko por el fácil acceso a los vehículos y de las instituciones del Estado fueron bautizados con el nombre de Centro Pilotos, y poco a poco su cacique fue constituyéndose en una especie de cacique mayor, sólo porque era el que hablaba mejor el idioma castellano y se entendía con mayor facilidad con los funcionarios del Estado gobierno para esos asuntos.


En la cuenca del río Tukuko se encuentra casi la mitad de la población yukpa de la Sierra de Perijá, no obstante dada la importancia de esta zona los gobiernos de Acción Democrática y COPEY nombraban al cacique de la comunidad Tukuko como El Comisario de las 32 comunidades asentadas en esta zona y recibía un sueldo por la Gobernación del Estado Zulia por esta razón permanecía bajo las órdenes del señor Prefecto de Machiques. Se entendía que este Comisario Yukpa representaba al gobierno regional y nacional, más que a los intereses de los yukpa. Los Pueyes y los Armatos, por ejemplo eran adecos, mientras que los Anane eran los compeyanos. La figura del Comisario muere en 1999 con el Gobierno del Presidente Chávez, los yukpa de la cuenca del río Tukuko lo denominan ahora Cacique Mayor del Centro Piloto del Tukuko, esta nueva figura se acordó también en el Centro Piloto Toromo de la cuenca del río Negro, pero no así para río Yaza ni río Apón. 
Esta experiencia adeco/copeyana ahora la retoma la ministra Maldonado carnetizándolos y ofreciéndoles un cargo como denuncian los caciques Sabino Romero Izarra y Olegario Romero Romero que les ofreció a solas también a ellos en la reunión convocada por el ministerio el día domingo 3 de agosto de 2008 en la comunidad Neremü.    
Jesús Terán anterior cacique del Centro Piloto Kasmera de la cuenca del río Yaza se muda con varios de sus familiares para la hacienda Balcón parcelada por el INTI y fundan la comunidad Neremü; pero cuando la nueva cacica de Kasmera contrae pacto de ayuda mutua con los Vargas y se acentúa por orden de Vargas las incursiones de varios de sus familiares contra Sabino y su familia por haber recuperado sus tierras del Yaza expropiadas a sangre y fuego por los Vargas durante la dictadura de Pérez Jiménez.
El Cacique Mayor Jesús Terán se quedó sin indio. Por petición de los caciques y pobladores del Yaza la Sociedad Homo et Natura elabora una carta firmadas por los caciques de las comunidades Yukpa nombrando a Jesús Terán Cacique Mayor del Yaza y desautorizando de cualquier representación asumida por la cacica de Kasmera, responsabilidad esta que le duró cuando la ministra Nicia le entregó (al igual que a Anane, Yasphe, y los otros dos de apellido Romero) un carné del Ministerio Indígena, asegurando por los medios de comunicación la mentira de que las tierras de los hacendados son privadas, que no se comprará bienhechurías de las haciendas ubicadas en la tierras rescatadas por las comunidades yukpa, y asegurando que con estos Caciques Mayores y el Gran Cacique Yukpa controlara la situación y devolverle la paz a los hacendados, es decir devolverle a los hacendados/sicarios las tierras recuperadas por las comunidades y caciques Yukpa.
 

La Ministra astutamente le pasa la papa caliente de la tierra a los caciques carnetizados y pagados por el Ministerio que comanda, para que ellos sean los que decidan la vida de Sabino, Olegario, Francisco Romero, Edison Landino, Ciro Landino, Noelia Romero, Pilar de Maikishi, José Herrera y de las comunidades Chaktapa, Guamo, Río Yaza, Jararamü, Mara Kunaka, Guacaipuro, Kurubal que ocupan las haciendas Tizina, Kusare, Paja Chiquita, Medellín, Maracay, Ceilán, Gran China, entre otras.         
Violan así la cosmovisión y la forma de entender la democracia protagónica y participativa de la nación Yukpa, la ministra Nicia Maldonado hoy quiere retomar esta figura propia del área del Tukuko a través del nombramiento de Ezequiel Anane como el Gran Cacique Yukpa de la Sierra de Perijá, conjuntamente como Caciques Mayores a Jesús Terán que sólo es el cacique de la comunidad Neremü, María Teresa Yasphe, ya en proceso de salir de ese cargo por voluntad de todas las comunidades de río Negro, Felix Romero, simple Cacique de Shirapta y no de todas las otras comunidades que pueblan el río Apón y el cacique comunal Emiliano Romero del río Yaza al cual Terán anunció en Caracas ser su Cacique Mayor, engañando a la señora ministra, que nada sabe de la salud del pueblo Guarao y mucho menos de la democracia del pueblo Yukpa. 
El desconocimiento sobre las pautas políticas del pueblo Yukpa no es algo a lo que se esté obligado a conocer y entender con profundidad, menos el hecho histórico de cómo se han ido modificando con el contacto institucional del Estado, pero en el más simple ejercicio democrático, pasarle por encima a las ideas no sólo del cacique (que es la voz de su pueblo), sino de todas la mujeres y hombres, niños, niñas, ancianos que constituyen y dan vida a su comunidad, para privilegiar la voz de otro indígena ajeno a la realidad de estas comunidades y con otros intereses es una maniobra definitivamente más que un acto de injusticia y violación a los derechos civiles a los que también tienen derecho Sabino, Olegario, Francisco Romero, Edison Landino, Ciro Landino, Noelia Romero, Pilar de Maikishi, José Herrera y todo el pueblo que conforma las comunidades Chaktapa, Guamo, Río Yaza, Jararamü, Mara Kunaka, Guacaipuro, Kurubal y todos los demás.  



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