Si se logra algo que repare deficiencias como las aquí anotadas apoyaré, con mi voto, como mínimo, la aprobación de la reforma a la Constitución.

Ahora vamos a escoger los que van discutir los cambios que leemos en las propuestas de los propuestos. Estas son para ser discutidas, casi todas muy generales, como creo es lógico y en áreas que, según la propaganda se propone modificar algunos artículos que le den fortaleza a cuestiones como la economía, el poder popular, bloqueo de la impunidad, sobre todo en lo relativo a la corrupción y la violencia, etc. En este sentido es en el que me resulta atractiva tal convocatoria.

Me explico.

Según se fue aclarando después, a esta constitución que se ha alabado ruidosamente. Primero el gobierno y los chavistas, esencialmente, el PSUV, pero más adelante toda la clase política venezolana incluida la oposición: consideraron la de mayor avance a nivel mundial, casi perfecta han dicho por ahí. Sin embargo, muestra algunas hendiduras interesadas por donde se cuelan los más vivos (Transnacionales, corruptos internos que negocian con ellas y otros que se esconden en tales artículos para lograr impunidad).

Tenemos el ALCA dentro de la Constitución

Nos dice Luis Brito García en muchos de sus escritos que el ALCA se coló en varios artículos de la misma (https://www.aporrea.org/actualidad/a248563.html), donde se deja a la intemperie la economía nacional. Es decir, lo que Chávez combatió hasta el final y que trató de borrar allá en Buenos Aires, está en algunos artículos de la Constitución de 1999. Lo introdujeron los que querían cambio para que no cambiara nada y que se colaron en la discusión como ajustadores para "evitar males mayores". ¿Y nadie se dió cuenta?

El autor se refiere a los artículos 301, 303.

El 301 establece que "La inversión extranjera está sujeta a las mismas condiciones que la inversión nacional", por lo que competimos con un poder gigantesco frente a una inversión, más bien frágil, como la local o de los países amigos, en aquellos acuerdos del ALBA, en aquel momento, de UNASUR y, si se logra avanzar en los bancos regionales, buscando que logren escapar a la globalización. Por ello, el autor señala que "hay que tachar de una vez y para siempre las nefastas trece palabras"

El 303 permite que se relaje el control accionario de la industria petrolera cuando se escribe que se tendrá control accionario "exceptuando las de las filiales, asociaciones estratégicas, empresas y cualquier otra", por donde puede privatizarse toda PDVSA a través de tales, ¿no fue así cuando la internacionalización de Carlos Andrés? Debe controlarse "TODO" el paquete accionario en las filiales y la mayoría decisiva de las asociaciones estratégicas y empresas. Si no es así, de a poquito, pero pronto, toda PDVSA será privada, en manos de capitales transnacionales.

Las coladeras para que pase la corrupción

El artículo 313, nos escribe el autor Brito, no ajusta con firmeza la relación que hay entre el presupuesto nacional y los programas, metas y objetivos que debe permitir ejecutar. De tal manera que es fácil, para quien lo ejecuta, desviar la atención del gasto con cualquier excusa de limitación u obstáculo, que por lo general aparece de la bolita mágica del funcionario. Señala Brito que se debe agregar que "los fines especificados en los programas, objetivos y metas del Presupuesto son de obligatorio cumplimiento, y su incumplimiento injustificado genera responsabilidad civil y administrativa". Claro que, inclusive, la "justificación" debe pasar por contraloría. Si en algo son hábiles los funcionarios públicos manejadores de presupuesto es en "justificar" cualquier desviación del mismo. Si no que lo digan las universidades públicas.

Las transnacionales y sus versiones solidarias en el país se llevan hasta el queso que había en la mesa.

De nuevo Luis Brito García critica aquello de la doble tributación que adhiere Venezuela en los acuerdos internacionales. Es decir, las empresas que pagan impuesto en "su país" pueden no hacerlo aquí. Siendo éste un bodrio cuarto-republicano que se coló también.

El mismo permite que se esfumen alrededor de 17.000 millones de dólares en impuestos de las transnacionales y quién sabe cuanto de las nacionales que se pasan a inversiones de empresas extranjeras, siempre las más exitosas. Se han preguntado si los bancos, la Polar y otras no terminan siendo inversiones de sus propias empresas en el extranjero. Nos escribe el autor que debe incluirse en el 316 "territorialidad de la renta, de acuerdo con el cual los tributos se cancelan en el Estado en el cual se obtienen los beneficios".

También hay que discutir la autonomía de la organización popular para que ciertamente sea poder popular.

Si lo vemos desde la estructura del Estado.

Alcanzar la posibilidad que la Comuna le discuta poder al Municipio encierra múltiples dificultades, por los intereses que allí se manejan, incluidos los Alcaldes chavistas. No me venga la historiadora López Maya con la tradición del municipio. Lo ha sido sólo de los sectores sociales asociados al gobierno y a los intereses económicos. Pero, más grave aún, que tal estructura sea independiente del partido, cualquiera, desde Voluntad Popular, AD, hasta el PSUV, sería una gran conquista. El poder en Venezuela, posiblemente, en toda América Latina, le ha temido a la real autonomía de los poderes locales, con la excusa permanente, del desorden popular: los pueblos no saben manejar el poder y necesitan de un representante que lo conozca o lo aprenda rápido.

Según esto, no existe otra manera de hacer gobierno sino en la parafernalia, interesadamente complicada, de la burocracia del gobierno liberal.

Finalmente está el castigo a la corrupción. Valdría la pena legislar para hacer tajante la investigación de la misma y profundas las respuestas. Si algo asusta a los que la hacen y podría frenarlos es la posibilidad de congelación y incautación de sus activos financieros a nivel internacional. Para un ejemplo muy reciente, lo de Odebrecht y las acusaciones a los funcionarios venezolanos, de cuentas en Suiza a ellos asociadas. Puede ser una olla montada por los que lo señalan. Verdad que valdría la pena aclararlo.

La Constitución del 99 tiene fallas y carencias. Las introdujeron muchos de los que hoy la alaban y, por perfecta, no quieren su revisión. Pero peleítas, como que van a sacar a los Asambleístas de la AN, a la Fiscal o, absurdos, como que van a controlar los precios y otros, no me interesan.

 

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