Las universidades y sus problemas

Las universidades nacionales, UCV, ULA, LUZ, UC y UDO tienen autonomía para nombrar sus autoridades. Disponen de cierto patrimonio que es insuficiente para cubrir sus gastos de funcionamiento, por lo tanto dependen de un presupuesto suministrado por el Ejecutivo Nacional el cual administran con absoluta autonomía las autoridades universitarias. Además, disponen también de un montante por ingresos propios, que manejan también a su voluntad.

Las autoridades universitarias también deciden sobre las condiciones de ingreso de los aspirantes a la universidad, así como el tipo de enseñanza, que, curiosamente, nunca ha estado en sintonía con las necesidades del Estado venezolano. Es importante enfatizar que el Claustro nunca es informado de los problemas al nivel de Facultades y Escuelas, ni de los planes para resolverlos. Así mismo es un secreto los detalles del gasto universitario.

Esa conducta reñida con el sano ejercicio democrático de una contraloría por parte del Claustro (un vacío en la Ley de Universidades), es la causa de muchos problemas.

El Claustro es quizás la más importante instancia universitaria porque está formada por la totalidad de los Profesores de escalafón activos y jubilados, la representación estudiantil formada por un estudiante por cada tres profesores, y tres egresados por cada facultad . En este cuerpo están excluidos, por razones injustas y desconocidas, quienes más trabajan en la actividad docente: los profesores instructores y contratados.

Ese Claustro excluyente, es un remedo de democracia universitaria, porque no tiene participación real en la conducción de la universidad, sólo se limita a votar cada 4 años para elegir las autoridades rectorales dentro de un esquema que refleja la influencia de los grupos y partidos políticos que hacen vida en la universidad. El porqué de esta sin razón, está centrado en hechos de política partidista y no en criterios académicas. Los candidatos a autoridades universitarias para tener alguna posibilidad de acceso a esos cargos, deben tener el visto bueno de la dirigencia de los partidos o grupos políticos que se han enquistado en la vida universitaria. Partidos o grupos que nunca han tenido una opinión con relación al papel de las universidades en el desarrollo del país.

El colmo es que durante los intentos de subvertir violentamente el orden político establecido por el Pacto de Punto Fijo en el siglo pasado, algunos dirigentes universitarios se arrogaron la capacidad y el derecho de ofrecer el apoyo de la Institución a los insurgentes. Un hecho significativo, porque no había un acuerdo previo con relación al papel de las universidades en la estabilización del país, después de derrotado el Pacto de Punto Fijo.

Muchos quisiéramos que el Gobierno dijera que planes tiene para que las universidades tanto autónomas como no autónomas, efectivamente se incorporen al desarrollo de Venezuela, porque una universidad sin proyectos de investigación orientados a la solución de los problemas del país y sin evaluación de la actividad docente es difícil que efectivamente ayude al desarrollo nacional.

Así mismo que los políticos de oposición dijeran que transformaciones harían ellos en las universidades, para que estas se pusieran al servicio de las necesidades del país.

En este momento los estudiantes afectos al PSUV agitan la consigna de democratización de la vida universitaria, mediante la participación paritaria de los estudiantes en las elecciones universitarias, lo cual no tiene ninguna fundamentación seria desde el punto de vista académico, igual que la participación electoral de los empleados administrativos y obreros para elegir autoridades universitarias. La democratización de la universidad no se lograría aumentando el número de votantes para las elecciones de autoridades universitarias, sino aumentando la participación de los sectores que hacen vida en la universidad en la toma de decisiones.

Por otro lado las autoridades universitarias unidos a los estudiantes que se presentan como representantes de la oposición estudiantil, acusan al gobierno de no destinar un presupuesto suficiente para la actividad universitaria. Así mismo, de tener apetencias de violar la autonomía universitaria mediante el acoso institucional, fundamentado en la acusación de una falta de transparencia en el manejo de los fondos universitarios.

Vista la intensa actividad política que se desarrolla en las universidades, es una realidad la asociación entre los políticos que se llaman de oposición, las autoridades universitarias y los estudiantes miembros de la Directiva de la Federación de Centros para desarrollar acciones en contra del gobierno.

De la misma manera, algunos Centros de Estudiantes muestran su adhesión al PSUV. Lo que significa que seguimos con el mismo esquema de funcionamiento que se inició cuando el Libertador a través de José María Vargas en 1824 reformó la universidad: por un lado los monárquicos y por el otro los republicanos. Esa división se mantuvo a tal punto, que para finales del siglo XIX la universidad había dejado de lado sus funciones académicas en pro de la politiquería, y era obvio que el Claustro había facilitado el despojo del patrimonio de la Institución y la pérdida de la autonomía académica.

Hoy continuamos con la universidad dividida en dos segmentos políticos, sin ideas claras en relación al papel de la autonomía universitaria en el desarrollo del país. Y es probable que la UCV esté siendo despojada de su patrimonio sin que se entere la comunidad universitaria.

El fenómeno de la institución dividida en dos segmento políticos que no discuten sino que se halan de las greñas, se repitió a lo largo del siglo XX y es causante de los problemas que aquejan actualmente a la Institución .

Durante el período que va desde el año 1958 al 2000 fueron electos por el claustro universitario 9 rectores, de los cuales 5 pertenecían a tendencias políticas opuestas al gobierno de los partidos AD y COPEI, signatarios del Pacto de Punto Fijo. Lo que significaba que el Claustro de la UCV estaba dividido en dos facciones políticas antepuestas. Por ello, la UCV fue allanada, violando su autonomía dos veces.

El primero de los allanamientos a la UCV, fue ordenado por el Presidente Raúl Leoni (AD) en 1966. Después de un registro minucioso en todos los espacios cerrados de la Ciudad Universitaria, rompiendo puertas y escritorios, y hacer presos a un número de estudiantes y profesores, se prohibió que hubiera residencias estudiantiles en el recinto universitario. Así, los tres edificios que servían de residencias estudiantiles, fueron convertidas posteriormente en sedes de las oficinas y aulas de las Escuelas de Comunicación Social, Estadística y Dietética. El partido Acción Democrática y su dirigencia no tenían idea para que sirven las universidades. Probablemente por eso se ofertó por 80 años el espacio de la Zona Rental, donde se construyó ese no inaugurado centro comercial en lugar de residencias estudiantiles.

El Presidente Dr.Rafael Caldera (COPEI) paradójicamente, también profesor de la Facultad de Derecho, ordenó el allanamiento de la UCV y la violación de la autonomía universitaria el 3 de octubre de 1970 por militares, siendo rector el Dr. Jesús María Bianco quien fue obligado a renunciar a su cargo. La Universidad se reabrió en 1971 con nuevas autoridades rectorales nombradas por Caldera y la Ley de Universidades reformada. La UCV estuvo cerrada un año. Se prohibía hasta el paso de los empleados de los bioterios, donde se mantenían animales de laboratorio para los trabajos de investigación científica. Así mismo el paso a los investigadores con las consecuencias del caso.

Las autoridades interinas escogidas por el gobierno entre profesores de la UCV militantes de COPEI, no pudieron hacer marchar la institución y hubo que llamar a elecciones de autoridades universitarias y decanos para restablecer la normalidad institucional. El candidato a Rector ganador en la contienda electoral fue producto de un intenso cabildeo entre algunos personajes del ámbito universitario y las direcciones de AD y COPEI.

Podemos decir que COPEI, el partido de gobierno, no tenía idea de lo que significaba la universidad para el desarrollo del país. Tampoco los rectores militantes de esa tolda política y menos aún sus profesores..

Sorprendentemente, quienes se oponían al gobierno nunca dieron manifestaciones coherentes, que corroboraran que ellos si sabían cual debía ser el rumbo de la universidad venezolana. La ignorancia de los sectores de izquierda es un hecho demostrado por los rectores de esa tendencia que fueron electos en comicios, donde se hicieron toda clase de negociaciones para un tránsito por el rectorado con más pena que gloria. No hubo diferencia con los Rectores punto fijistas.

La anarquía institucional durante el siglo XX permitió que el porcentaje del presupuesto de las dependencias centrales de la UCV que en 1970 era equivalente al 12,16 % subiera al 19,51% en 1980, manteniéndose en ese nivel hasta 1990. De ese porcentaje las Direcciones de Personal y de Administración Central absorbían más del 15%, lo cual es mayor que el porcentaje del presupuesto dedicado a las facultades de Agronomía y Veterinaria juntas. Si a eso le sumamos la nómina de las Direcciones de personal y Administración de las todas las Facultades y Escuelas, podemos estimar que este sector burocrático consumía para el año 1990 más del 30% del presupuesto de la UCV.

La falta de información por parte de las autoridades rectorales de la UCV, no nos permite saber que ha pasado en materia administrativa desde 1990 hasta el presente.

Otro problema que nunca se toca es el de la repitencia, lo cual encarece la instrucción universitaria. En la UCV para 1990, el 50% de los estudiantes eran repitientes. ¿Sigue siendo eso así? No tenemos dudas que esa situación no ha cambiado.

Una pregunta salta a la vista. ¿Por qué no se discute este problema al nivel de las Escuelas y Facultades y se hace partícipe a toda la comunidad universitaria? Pareciera que los profesores tenemos miedo de tocar el tema, porque se pondría de manifiesto muchas fallas desde el punto de vista pedagógico.

Otro problema intocable, es lo caprichoso de la creación de las Escuelas y su estatus de eternidad en nuestras Facultades. Nunca hay una evaluación del impacto de las mismas en el desarrollo socio-económico del país, para determinar si son necesarias o no. Recordemos que una Escuela de cualquier Facultad, requiere de una costosa estructura burocrática. Un departamento puede reemplazar a una Escuela y el rendimiento académico no tiene porqué ser diferente porque el plantel profesoral y los espacios físicos se mantienen.

Yo trabajé durante 42 años en un Departamento con 4 Cátedras, más de 1.000 alumnos de 4 niveles y más de 30 profesores lo cual supera en grado superlativo a muchas Escuelas universitarias

En la UCV hay Escuelas cuya existencia es discutible. En primer lugar tenemos la Escuela de Farmacia formadora de profesionales que van a trabajar como vendedores de medicamentos patentados y anticonceptivos en las farmacias del país. No creo que los egresados que van a trabajar como regentes de farmacia, se sientan contentos con su destino profesional.

La Facultad de Farmacia debería existir sólo para formar profesionales para la industria farmacéutica.

La Facultad de Economía de la UCV en el año 1.990 tuvo una matrícula de 10.315 estudiantes, la mayoría en las Escuelas de Administración y Contaduría, menor número en Estudios Internacionales, Antropología, Estadística y Economía. Un total igual a la suma de los estudiantes matriculados en las Facultades de Ciencias, Agronomía, Ingeniería y Veterinaria que fue de 10.602 estudiantes. Pero lo más grave es que esta Facultad nunca ha tenido opinión durante los convulsionados años de la vida económica del país.

¿No será posible eliminar la Escuela de Administración y Contaduría que trabaja formando profesionales necesarios para el sector privado, sin que éste aporte ni un bolívar

y transformar las Escuelas de Estudios Internacionales y Antropología en Departamentos?

En Venezuela hay 20 instituciones universitarias a lo largo y ancho del país donde se estudia la carrera de Derecho: 14 privadas y 6 públicas.

¿Cuál es el sentido que seis instituciones universitarias del Estado venezolano produzcan profesionales del Derecho?

¿No sería prudente cerrar la Escuela de Derecho de la UCV y dedicar la Facultad a cursos de postgrado e investigación?

De la Facultad de Humanidades, las Escuelas de Filosofía, Geografía, Historia, Sociología, Letras y Estudios Internacionales forman profesionales que difícilmente encuentran trabajo y cuyo aporte al desarrollo nacional es discutible.

Es más económico e igualmente eficiente crear Departamentos universitarios que formen a esos profesionales y desaparezcan las estructuras burocráticas de esas Escuelas.

La Escuela de Bioanálisis produce profesionales, después de 5 años de estudios, para trabajar en hospitales y clínicas haciendo exámenes de laboratorio clínico. Actualmente este profesional es innecesario para hacer la rutina de laboratorio, porque esta tarea es realizada más eficientemente con máquinas computarizadas. Si se argumenta que en los ambulatorios no hay esas máquinas, yo diría que basta con un plan como el del Dr. Arnoldo Gabaldón en 1936 para la campaña antimalárica, que formó eficientes laboratoristas con un curso de apenas seis meses de duración.

En cuanto a los análisis especializados que requieren algunos pacientes ambulatorios y hospitalizados, pueden ser realizados por egresados de la Facultad de Ciencias. Esto es, que la Escuela de Bioanálisis puede ser cerrada, ahorrándose una buena cuota del presupuesto de la Facultad de Medicina, que pudiera ser dedicado a la investigación científica..

En la UCV hay dos Escuelas de Medicina: La Escuela Luis Razetti en la Ciudad Universitaria adscrita al Instituto Autónomo Hospital Universitario de Caracas y la José María Vargas en la parroquia San José, adscrita al hospital Vargas dependiente de la Alcaldía Mayor ¿Qué sentido tiene la existencia de esas dos Escuelas?

¿Por qué no se dedican las instalaciones de la Escuela de Medicina José María Vargas sólo a cursos de Post-grado? Así se despejaría el Hospital Universitario para la enseñanza de pre-grado.

Capítulo aparte es el correspondiente a algunas dependencias universitarias como la Dirección de Deportes y la Dirección de Cultura. La universidad dedica una parte del presupuesto a la Dirección de Deportes para impulsar la práctica deportiva de los estudiantes en una institución que no forma entrenadores, ni médicos especializados en Deportes, ni hace investigación en materia deportiva. Es decir, que el deporte universitario no es una actividad académica, sino recreativa. ¿Cuál es el aporte de la UCV al desarrollo del deporte nacional? La respuesta es simple: ninguno.

¿Por qué no se crea una Escuela del Deporte y la Actividad Física para formar profesionales que sean instructores en las diferentes expresiones de la actividad física y se establece un postgrado en Medicina Deportiva con un programa de investigación en fisiología del deporte?.

Es difícil entender que si hay una Escuela de Artes, paralelamente exista una Dirección de Cultura. No parece una idea descabellada que la Dirección de Cultura estuviera integrada a la Escuela de Artes.

Pareciera lógico que el Aula Magna y la Sala de Conciertos formaran parte de la Escuela de Artes.

Capítulo aparte es la investigación científica. En nuestra universidad no se incentiva la investigación científica. En primer lugar no hay una política de desarrollo de la actividad científica con objetivos definidos, y en segundo lugar, es ridícula la cantidad de dinero dedicada a proyectos de investigación.

Una pequeña muestra de lo que ocurre en la UCV sirve para corroborar lo dicho. El Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico (CDCH) el organismo financiador y supervisor de la mayor parte de la investigación científica que se realiza en la UCV tenía para 1989 asignado 86.3 millones de bolívares lo que es igual al 1,96 % del presupuesto universitario. Creo no equivocarme si dijera que ese porcentaje no ha variado mucho desde entonces.

Si pudiéramos tener las cifras correspondientes a los gastos burocráticos y de nómina del CDCH y de las Comisiones Científicas de las Facultades, llegaríamos a la conclusión de que proporcionalmente se gasta más en la burocracia que administra la investigación científica que en los propios proyectos de investigación

Se supone que cada profesor con el título de Doctor debe estar inserto en un proyecto de investigación científica.

Para el año 1989 (no tengo datos posteriores porque las autoridades no informan al Claustro) en la Facultad de Ciencias apenas se trabajaba en 27 proyectos científicos financiados por el CDCH, con un montante de 6.6 millones de bolívares. En esa Facultad había, en ese entonces, un plantel de 186 profesores entre titulares y asociados los cuales seguramente todos eran doctores y debían estar capacitados para dirigir cada uno un proyecto de investigación; además, se contaba con 271 profesores desde instructores hasta agregados que necesitaban hacer un trabajo de investigación cada uno, para poder ascender en el escalafón.

La Facultad de Ingeniería con 161 doctores tenía 6 proyectos de investigación con 1.7 millones de bolívares.

La Facultad de Agronomía con 103 doctores apenas tenía un proyecto con Bs. 82.576,oo.

La Facultad de Medicina con 391 doctores, dos hospitales y 7 institutos de investigación, apenas tenía 12 proyectos con 4.1 millones de bolívares. Sería interesante conocer los aportes de conocimientos frescos de esos Proyectos de Investigación. Sin embargo, podemos adelantar como una conclusión, que la investigación en esas Facultades era insignificante.

No se ha tomado en cuenta los proyectos de investigación financiados por instituciones extra universitarias. Pero cuesta creer que tengan un peso signifivo.

¿Ha cambiado ese panorama desolador en los últimos 21 años? Creo sinceramente que no. De haber cambiado, diríamos que es un secreto bien guardado por las autoridades universitarias, que han pasado por el edificio del Rectorado.

Es duro pero tenemos que admitir, que las universidades autónomas en lugar de trabajar para el país, han facilitado y continúan facilitando el proceso de neocolonización cultural, económica y política, que USA y países europeos han llevado a cabo en Venezuela.

La complejidad y gravedad de los problemas en las universidades autónomas y la casi imposibilidad de soluciones de los mismos dentro del marco de una autonomía utilizada sólo con fines politiqueros, no hay otro camino que el Ejecutivo Nacional por decreto, ordene un estado de reestructuración de las mismas sobre lineamientos muy concretos:

1.- Eliminación del sistema de cupos.

2.-Docencia vinculada a las necesidades y al quehacer diario de la población

venezolana.

3.- Investigación científica orientada hacia la solución de los problemas que afectan

la vida del país.

4.-Democratización de la toma de decisiones en la vida universitaria, haciendo partícipe

a los Instructores, profesores contratados, todo el estudiantado y los empleados y

obreros de la universidad.

5.- Discusión de una nueva ley de universidades.

6.- Presentación de un informe anual de su gestión por parte de las autoridades

rectorales y decanales a la comunidad universitaria.


rengifoa@gmail.com


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