La UPEL se hunde: ¡No hagas peso!

Imposible guardar silencio ante el desenvolvimiento de los acontecimientos en la UPEL a lo interno y los aspavientos hacia lo externo. Mucho menos quien escribe, que en diferentes oportunidades se ha ocupado del tema.

De cuando en cuando, en la década que transcurre, las autoridades universitarias a nivel rectoral y a nivel de decanatos, suelen alzar la bandera de la autonomía y del fantasma de una eventual intervención. Sobre todo cuándo les exigen rendir cuenta.

Ya se nos ha hecho familiar en el Pedagógico de Maracay, el colega que no pierde ocasión en asamblea, del tipo que sea, hasta en el club de bolas criollas, para pronunciar su discurso lleno de drama y dolor, ante una inminente intervención. Este colega me motivó el artículo: “Listo decreto de intervención de las universidades”(En www.aporrea.org 30-01-2007)

¿A qué juegan hoy? A lo que juegan hace rato. La primera apreciación dibuja un “pégame, pégame” transaccional; equivalente a un “a que no me intervienes”

¿Por dónde viene el cuentito? Ese cuentito nació con la misma universidad.

Es decir esta es una UPEL intervenida de nacimiento por la irresponsabilidad, amiguismo, nepotismo, mala administración, manejo discrecional de recursos, contrataciones a dedo, pago de favores; en una especie de todo para ACCIÓN DEMOCRÁTICA y COPEI. Más recientemente, secundados por grupos autodenominados de izquierda con una facilidad de mimetizarse, que al igual que los primeros se han enquistado  en las entrañas de esta academia.

La UPEL fue creada por decreto 2176 del 28-07-1983, conformada por la unión de los Institutos Pedagógicos y Mejoramiento Profesional. Luego de un muy intenso e interesante proceso de adaptación, seminarios, talleres, encuentros y desencuentros; cristaliza definitivamente como Universidad Pedagógica Experimental Libertador, por resolución del CNU Nro. 022 del 28-01-1988, para entrar formalmente a funcionar como tal a partir del mes de junio del mismo año.

Burlando el esfuerzo académico y de integración que hizo la comunidad pedagógica, (último año de la gestión presidencial de Jaime Lusinchi), días antes del pase formal, los adecos se repartieron todos los cargos y le dieron algunas migajas a los copeyanos; además de blindarse con una resolución ministerial para cubrir un lapso de varios años como intocables. Y ahí se materializó la intervención que no ha cesado hasta el día de hoy. Con muy graves manifestaciones y consecuencias. (Para ese momento escribí un artículo titulado: “UPEL, pobre flor que mal naciste”, matizado con unos versos de Julio Flores “Pobre flor qué mal naciste/ qué cruel y mala es tu suerte/ que al primer paso que diste/ te encontraste con la muerte”. 27-06-1988. Meses  después, difundí el titulado: “UPEL: La flor que no muere”,04-02-1989).

Fue un proceso en el que con contadas excepciones y ejemplos se fue minando el destino de nuestra universidad. Hasta llegar al presente, signado por una persecución y cerco constante a quien les lleve la contraria. Y hasta se les escucha decir, para agravar el asunto, “mientras estemos aquí a los chapistas ni agua”. ¡Qué arte de academia!

Y es que esa fue la marca que desvirtuó y se llevó en los cachos todo el esfuerzo académico-científico, y que hoy eclosiona, en un ¡Ya basta!. Toda la historia de estos 27 años fue signada por ese festín en el que se mofaron de la misión y visión de la universidad; en el que las políticas de investigación, postgrado y extensión se convirtieron en letra muerta.

¿Qué no ha habido nada bueno? ¡Claro que sí! El esfuerzo y la paciencia de comunidad upelista. Los estantes y centros de investigación llenos de trabajos de grado y tesis doctorales sin aplicación alguna. El circo tapando la producción intelectual de colegas que son humillados para que le den oportunidades de publicar, de asistir a eventos… y las cuentas de restaurantes y francachelas creciendo.

Nuestra universidad se exhibe ante el país en general y la academia en particular como desactualizada, desconectada de la escuela y la comunidad, extraña a la gente. Nuestros egresados, de común se impactan cuando someten a la realidad del aula su formación. Ha sido una constante, que el curriculum se oriente al antojo de grupos cerrados. Hace 5 años se hizo un remedo de revisión, participamos en un gran evento, conferencias, mesas de trabajo, a requerimiento del Ministro Aristóbulo Istúriz y el financiamiento  del Ministerio de Educación, ¿y qué? ¡Peligro! Empezó a fluir la opinión de los estudiantes y de los profesores…¡Ah! Y se destapó el fantasma de “el gobierno nos quiere intervenir” se lo llevaron para Caracas y hasta el sol de hoy no alumbró ningún diseño curricular con la opinión de la comunidad  y mucho menos una  rendición de cuenta.

…y adentro la ciudad viendo la misma película de amor” como cierra el poema “Hombre y pan” nuestro Aquiles Nazoa. Si, porque pareciera que viviéramos una historia bella en la que los malvados vienen a romper con intenciones malsanas.

Y lo que son las cosas, como no han sabido mas que repetir: “Nos van a intervenir” “es un atentado contra la autonomía” “Hay que defender la universidad” y hasta hay quien declara: “Bueno, realmente el gobierno no ha intervenido la universidad, no estamos intervenidos; pero nos estamos preparando por si eso ocurre” con lo que se pretende además de dar lástima y jugar el papel de víctimas, caldear los ánimos estudiantiles y propiciar la violencia. De esto último fue objeto el Pedagógico “El Mácaro” cuando unas bandas armadas del Pedagógico de Maracay irrumpieron violentamente con las consecuencias que se han evidenciado y que motivaron la toma del rectorado. Ahora, y mire que rápido, quienes instigaron a los violentos les están sacando el cuerpo y estos jóvenes tendrán, dolorosamente que enfrentar la acción de la ley.

El malestar, aguas adentro de la UPEL, no es precisamente la supuesta intervención. ¡NO! Es la burla y el descrédito a que ha sido sometida nuestra academia. Es que ahora, se le exige rendición de cuentas, y punto.

Y la comunidad upelista debe estar consciente de ello. La comunidad nacional debe conocer que no rinden cuenta, que burlan las disposiciones legales, vulneran los derechos de profesores, obreros y trabajadores administrativos. Incitan a estudiantes a una violencia infecunda. Corrompen algunos sectores del movimiento estudiantil, al punto que recientemente un dirigente de la FCU de Maracay declara abiertamente su oposición a que en Barquisimeto se le de oportunidad de ingreso a cerca de 800 bachilleres. ¡Qué ironía!, siendo que entre las luchas estudiantiles, el cupo ha sido una de sus principales banderas. ¿Qué intervención del carajo?

Es nuestra comunidad universitaria la que debe apersonarse de los hechos y asumir seriamente una responsabilidad de revisión a fondo, sin exclusión de nadie. Debe imperar la ley. Que se aplique la norma, caiga quien caiga.

Este proceso interno debe apuntar a que decidamos la universidad que queremos. Abierta, transformadora, creativa, sin discriminación de ningún tipo, actualizada, de cara a la realidad, consustanciada con nuestros valores; transparente en su administración, participativa, corresponsable, innovadora, humana, consciente de su rol transformador, consustanciada con la protección y defensa del ambiente, dónde entre el pueblo, en fin, una UNIVERSIDAD.

Vienen días de dura faena, de compromisos y sacrificios. Días de debate que tanta falta ha hecho, de vernos la cara con dignidad. Días para el inevitable sacudón. Desde la base, reconociendo los actores. Estudiantes, obreros, empleados administrativos, personal docente, gremios consustanciados con la academia, comunidad impactada por la UPEL, el Ministerio de Educación Universitaria como ente rector y los organismos y dependencias con competencia para coadyuvar voluntades. Ese proceso está en marcha y se llama sencillamente CONSTITUYENTE UNIVERSITARIA. 

Y mientras tanto, el MEU, la OPSU, la Contraloría General de la República, entre otros, apliquen la ley, ¡Más nada!

(*) Profesor Titular jubilado (UPEL-Maracay)

rgustavogonzalezp@gmail.com (21-05-2010)



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Rafael Gustavo González Pérez (*)


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