A Donald Trump no le cuadran las cuentas para un ataque militar directo contra Venezuela, para ganar tiempo y mientras diseñan su estrategia, desplegó su mayor poderío naval y de aviones de guerra en el Caribe Sur, sin embargo, el tiempo avanza y no ha logrado articular los acuerdos necesarios a lo interior de los factores políticos de poder norteamericanos (demócratas, conservadores, el movimiento MAGA).
A esta falta de articulación, se le agrega la impredecible reacción de los pueblos latinoamericanos (no nos referimos a sus gobiernos), en el caso del pueblo venezolano la gran mayoría rechazamos la probable invasión estadounidense, y de cualquier eventual acción bélica desencadenada por dicha potencia mundial contra Venezuela y Colombia, (según estimaciones del Centro de investigaciones ontológicas y epistemológicas de San Mateo), también le preocupa (A Donald Trump) la eventual injerencia de Rusia y China, que han expresado a través de altos cargos de Estado respectivos de ambos países en cuanto a su solidaridad con el gobierno de Nicolás Maduro, por tales razones entre otras el presidente norteamericano no ha podido terminar de armar el "rompe cabezas".
Sin embargo, como es público y notorio seguramente D Trump continuará con su propósito de someter a Venezuela a sus designios, o por lo menos lograr por la vía factual un gobierno aliado a sus intereses; la narrativa del narcotráfico que involucra al alto gobierno venezolano, construida por la administración estadounidense, en lo que se conoce como la guerra cognitiva, se desdibuja cada día más, al no presentar pruebas concretas, al igual que su empeño en presentarse como el factor decisivo para un rescate de la democracia en Venezuela, lo cual es falso, (su historial interventivo tanto en América como en mundo así lo delatan), lo que sí se vislumbra con toda claridad es la "apetencia", por apropiarse de los recursos naturales venezolanos, en particular petróleo, oro y tierras raras.
El Departamento de Estado de EE. UU. ha ofrecido recompensas por la información y captura de altos funcionarios del gobierno de Maduro, incluyendo al propio Presidente, acusándolos de "narcoterrorismo" como consta en numerosos comunicados oficiales del Departamento de Justicia de EE. UU o en reportes de organizaciones como Washington Office on Latin America (WOLA), todo esto como parte de la estrategia para la intervención, y factor relevante de la guerra Cognitiva.
Venezuela posee las mayores reservas probadas de petróleo del mundo, También posee enormes reservas de oro, y se sospecha que tiene depósitos significativos de minerales estratégicos como el coltán (una "tierra rara" crucial para la electrónica), Los datos sobre reservas de petróleo son ampliamente reportados por la OPEP y la Administración de Información de Energía de EE. UU. (EIA), lo cual como afirmamos acentúan la "apetencia" de EEUU por dichos recursos, y la estratégica ubicación geográfica de Venezuela como puente del subcontinente suramericano.
Rusia y China son los principales acreedores y aliados geopolíticos del gobierno venezolano, por cuánto poseen fuertes inversiones en los sectores petrolero y minero; para cualquier acción, el gobierno y demás poderes fácticos de EE. UU, deberán evaluar con profundidad la respuesta que podrían dar ambos países. Hay al respecto numerosos análisis del Consejo de Relaciones Exteriores (CFR) y think tanks como Chatham House que profundizan en la rivalidad de estas grandes potencias, debido a sus propias conveniencias económicas y estratégicas en Venezuela, no se trata de solidaridad por razones ideológicas (lo cual no existe hoy en día), es un asunto de intereses tal como lo hemos afirmado.
@marianocrespo07
