El Decreto del 30 de abril de 1840, emitido por la presidencia de la República en manos de Jose Antonio Páez, ordena iniciar las gestiones para repatriar los restos del libertador desde Santa Marta. Es el decreto de autorización inicial que establece cómo se recibirán y honrarán los restos a su llegada a Venezuela.
El 20 de noviembre de 1842, en Santa Marta, se abrió la Tumba de Simón Bolívar. Doce años después de su muerte en el exilio, una Comisión venezolana ejecutaba el Artículo 2° del decreto de abril: Traer sus cenizas. Este viaje, sin embargo, no era solo un homenaje.
Era una acción política articulada por el presidente Páez, el mismo que lideró la separación de Venezuela de la Gran Colombia. Traer al Libertador era una forma de sanar la herida de 1830.
El bergantín Constitución atravesó el Caribe con su carga sagrada. Mientras, en Caracas, se activaba el protocolo del decreto. Según el Artículo 4°, todos los empleados públicos vestirían luto por ocho días, cubriendo la ciudad de negro en un gesto de duelo unificador.
El 13 de diciembre, la urna llegó a La Guaira. Se ejecutó entonces el Artículo 3°: se le rindieron "los honores fúnebres de Capitán General" con salvas de artillería y tropas en formación. La ironía era profunda: el héroe unionista recibía máximos honores militares del Estado que había sepultado su sueño.
El cortejo subió lentamente a Caracas. En cada pueblo, como ordenaba el Artículo 5°, se celebró un "aniversario fúnebre". Era una coreografía nacional que convertía el viaje en un rito fundacional. El 16 de diciembre, la multitud enmudecida vio entrar la urna en la Catedral y sus ilustres cenizas fueron depositadas en la Santa Iglesia Metropolitana.
Luego, como dictaba el Artículo 7°, la efigie de Bolívar ocuparía lugares prominentes en los salones de gobierno. El hombre se convertía en imagen, el líder en símbolo de Estado.
El Artículo 1°, que lo proclamaba "honor y gloria", se volvía dogma. Páez, había hecho la inversión más rentable: Honrar el cuerpo del Padre de la Patria para cimentar la República. Bolívar dejó de ser un hombre para ser la piedra angular de la nación.
