Brasil, disfrazando la dictadura

Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona

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En Brasil, la colusión que existe entre los gobiernos de derecha democráticamente elegidos y los militares recuerda la memoria colectiva de las dictaduras en la región. Sin embargo, la combinación de gobierno y fuerza militar conducirá a la violación de los derechos humanos a niveles sin precedentes.

El último nombramiento al gabinete del presidente Jair Bolsonaro fue el general de ejército Walter Braga Netto quién estará sirviendo como Jefe de Gabinete. Nueve de cada 22 miembros de gabinete han estado comprometidos con el ejército. Dentro del contexto de las glorificaciones de Bolsonaro por las dictaduras está la de Augusto Pinochet en Chile. El nombramiento no va muy bien con los brasileños. Se trata de la primera vez desde el período de las dictaduras del año 1964 al 1985 en que el cargo de jefe del gabinete se asigna a un oficial militar.

Desde que asumió la presidencia, Bolsonaro ha reafirmado su ideología derechista con acciones que han ido contra las bases fundamentales de la sociedad, particularmente contra la educación, el ambiente, los derechos humanos y los derechos de la población indígena. Ofrecer los recursos naturales de Brasil ha empresas inversionistas extranjeras ha sido la estrategia de mayor alcance del gobierno, profundizando la brecha entre la oligarquía brasileña y el resto de la sociedad, incluyendo a las comunidades indígenas.

Braga Netto sirvió en diferentes cargos bajo las anteriores presidencias de Luiz Inazio Lula da Silva y Dilma Rousseff en el cargo de general de división y como director de la Escuela de Educación Superior Militar. Estuvo a cargo de las operaciones de seguridad durante las Olimpíadas del año 2016. Participó en el golpe de estado que instaló a Michel Temer en el poder. Braga Netto dirigió la toma de la ciudad de Rio de Janeiro por parte de la policía civil y militar. Durante ese período fue asesinada la concejala Marielle Franco, período que marcó un aumento en las violaciones a los derechos humanos, particularmente dirigidas contra los segmentos más pobres de la población brasileña.

En respuesta a las documentadas violaciones a los derechos humanos…

http://www.laizquierdadiario.cl/informe-confirma-que-el-Ejercito-viola-los-derechos-humanos-en-favelas-en-Rio-de-Janeiro

durante este período, Braga Netto declaró que se trató de un experimento para Brasil. Las violaciones, incluyendo atropellos sexuales y ejecuciones como también la inducción de un clima de terror a través de la represión, esto último disfrazado como preocupación por la seguridad.

Para Bolsonaro no sólo se trata de desplazarse desde la ideología con una retórica vacía sino de implementar prácticas dictatoriales. El manto democrático aportado por las elecciones solo facilita el regreso a las prácticas dictatoriales sin ninguna vinculación con estas. Bolsonaro tiene la idea de cerrar el congreso aplicando una ley del período de la dictadura, ley que permite la suspensión de los derechos constitucionales supuestamente con el propósito de restablecer el orden. El motivo para semejante razonamiento sería el de impedir que Brasil estalle en movilizaciones masivas contra las explotadoras políticas neoliberales asumidas y aplicadas por Bolsonaro.

Si Bolsonaro abiertamente aboga por un regreso a las prácticas dictatoriales bajo un disfraz democrático, estaría planteando un peligroso precedente. El presidente derechista de Chile, democráticamente elegido, ha recurrido a tácticas dictatoriales en un intento por sofocar las protestas nacionales que exigen el fin de las políticas neoliberales que dominan el país desde la dictadura de Pinochet.

El próximo 15 de marzo Bolsonaro estaría apoyando que …

https://www.latintimes.com/dictatorship-brasil-looming-jair-bolsonaro-supports-anti-democracy-protests-456383

los espacios públicos estén siendo copados por agrupaciones de extrema derecha y seguidores que se comprometen a aniquilar el proceso y las instituciones democráticas en Brasil, como también distorsionando la libertad de expresión. Como la izquierda en Brasil junto a las organizaciones de base y activistas son tildados de peligrosos, el discurso de derecha apoyado por el gobierno, distorsiona el propósito de las protestas, las manifestaciones, la libertad de expresión y los derechos humanos.

Bolsonaro está implementando cambios en su gabinete con un sello dictatorial al tiempo que apoya iniciativas al interior de la población que se comprometen con su política e ideología. Los políticos de izquierda agitan la memoria del pasado dictatorial de Brasil, señalando que la última vez el congreso fue clausurado, cosa que fue seguida por décadas de atropellos contra los derechos humanos. El oscurecimiento de los derechos humanos en una democracia que busca la participación militar provoca nuevos temores en términos de una colusión que posiblemente pasaría sin cuestionamientos si el gobierno abandona abiertamente la fachada democrática.

¿Qué y quiénes protegerían al pueblo brasileño de la violencia estatal?

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Ramona Wadi

Investigadora. Escritora.

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