Henry Kissinger premio Nobel a la infamia

A 36 años del golpe de Estado contra el presidente Salvador Allende, Henry Kissinger fue junto con el ex - presidente Richard Nixon el artífice de ese cobarde y premeditado acto de intervención que fue el golpe de Estado contra el presidente chileno.

Se trataba de un país soberano, que sólo quiso a través del voto darle una oportunidad a la izquierda progresista para que actuara a favor de las mayorías más desasistidas y explotadas, tanto por el capital foráneo como el nacional. No era pedir mucho y sin embargo los militares fascistas chilenos regaron con vergüenza y cobardía la sangre de sus compatriotas, simplemente para complacer su propia intolerancia y la del imperio estadounidense.

La política de EE.UU. seguirá siendo la complacencia con gobiernos “democráticos” de derecha y dictaduras que se opongan a cualquier gobierno que tenga tendencias de izquierda. Han pasado años desde la Guerra Fría y la actitud no ha cambiado ni cambiará. El socialismo continuará siendo la palabra innombrable y excluida del diccionario imperialista.

Henry Kissinger actuó rápido y desde un comienzo, a penas el estrecho margen en las elecciones de 1970 se hicieron evidentes, se ordenó el asesinato del general chileno René Schneider. El general actuó como un constitucionalista y dejó claro el apoyo de las fuerzas armadas a favor de un gobierno legítimamente electo. Eso bastó para que su asesinato se consumara en un intento de secuestro frustrado.

El resto es historia y los EE.UU. no descansarían hasta desaparecer al presidente Allende a como diera lugar. Sus complots e injerencias a través de la CIA están ampliamente demostrados a través de papeles desclasificados. Aunque no había que esperar para pruebas, ya que la campaña feroz de terror en contra del socialismo fue evidente. Se invirtieron para la época decenas de miles de dólares por parte de la CIA para una campaña mediática que satanizara al socialismo y tratara de aterrorizar a los chilenos. No lo lograron y finalmente decidieron quitarse, como siempre, la máscara y arremeter con un sangriento golpe de Estado.

Esa figura de fascista es la que mantendrá para siempre el profesor Henry Kissinger y si quieren más pruebas de ese talante intervencionista, pregúntenle al periodista Woodward quien en su libro: “State of Denial” explica cómo Kissinger se reunía con George W Bush y Dick Cheney para ofrecer “asesoría” en la guerra contra Irak.

Sigue el viejo profesor de Harvard con su afán de interferir en nombre del libre mercado. Y su “mundo libre” implica asesinatos, arbitrariedades y cualquier cosa que pueda justificar en su retorcida mente un pretexto para invadir y darle al imperio estadounidense un lugar en el mundo.

Olvidó Kissinger cómo huyó del fascismo alemán cuando contaba con quince años de edad y escapó casi una muerte segura en manos de la SS, ya que su ascendencia judía lo condenaba por eso. Pero su experiencia no le sirvió de nada y aquí lo tenemos en pleno siglo XXI, viejo y cargando una deuda para con los derechos humanos, a los cuales pisoteó en nombre de intereses claramente perversos y sin escrúpulos.

Sus propias palabras en contra del pueblo chileno y del gobierno de salvador Allende lo condenarán y le darán un sitial en la historia de la infamia universal:

“los asuntos son demasiado importantes para que los electores chilenos decidan por sí mismos”



luisortega69@hotmail.com


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Luis Ortega


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