Colombia cercana y lejana

Con Colombia nos une un pasado histórico firme pero al mismo tiempo contradictorio. Somos hermanos pero dormimos con un ojo abierto y el otro también. En ello tiene mucho que ver el papel desempeñado por la godarria bogotana, una de las más rancias del continente, enraizados entre sí, por pactos de sangre y de comercio con un solo objetivo, conservar el poder. De este lado los grupos económicos, no me atrevo a llamarlos clase dominante ni burguesía por lo endeble que han sido desde 1830, siempre laxos y complacientes en asuntos de soberanía y territorialidad. La prueba está en que nos han arrebatado buena parte de nuestros espacios terrestres, fluviales y marinos sin ton ni son. El que puso la guinda al frasco fue López Contreras y los ricos caraqueños con el Tratado de 1941.

La violencia ha sido una constante en la sociedad neogranadina. El último ciclo que padecemos (nos incluimos como vecinos afectados) comenzó con el asesinato en 1948 de Gaitán un candidato presidencial con gran arraigo popular. En el banquillo de los sospechosos se encuentran aún los conservadores y los servicios de inteligencia EEUU. La ira popular y la insurgencia aún resuenan en las guerrillas liberales de Cheíto Velásquez, más tarde en las repúblicas independientes como la de Marquetalia, después en la incorporación del Partido Comunista y grupos izquierdistas y religiosos, en el nacimiento de las Farc, el M19 y luego la respuesta de los grupos de poder expresada en los paramilitares, autodefensas, convivir, en las Aguilas Negras, en el narcotráfico. También en la infiltración e implantación a nuestro país de todos estos flagelos. El éxito de Uribe consiste en haber empujado el conflicto colombiano a las naciones vecinas. Hoy pagamos bien caro este trastorno social.

Pero la Colombia de Miranda y la Gran Colombia de Bolívar son también nuestras, son los 600 combatientes que el Congreso Neogranadino le da al Padre de la Patria para que emprenda la Campaña Admirable en 1813. De esa cantera surgieron Atanasio Girardot y Ricaurte; en Santa Fe encontró refugio la heroína coriana Josefa Camejo, en la costa caribeña El Libertador escribe El Manifiesto de Cartagena y muere en Santa Marta.

La Colombia actual se debate entre soluciones extremas porque la división entre el campo y la ciudad caracteriza esta nación. El desposeído lucha por tener un trozo de tierra y el godo lo reprime con violencia mientras que las ciudades como Bogotá y Medellín han sido "pacificadas", son territorios donde impera la godarria.

En las elecciones presidenciales que tendrán lugar este mes de mayo, se disputan la Casa de Nariño el ex alcalde de Bogotá Antana Mockus, un académico de origen lituano, liberal a la manera de los conservadores y Juan Manuel Santos, un halcón que cuenta con el respaldo del Pentágono y es enemigo de Venezuela. De triunfar este último seguirá la línea de provocación permanente, la infiltración de paramilitares en nuestro país, los planes de desestabilización y la amenaza en ciernes de violentar el territorio venezolano. Tienen el apoyo irrestricto de los gringos. Si gana Mockus coincidimos con Gustavo Petro, el líder del Polo Democrático, quien sostiene: "El Partido Verde es el continuismo pero más decente".


lucartjesus@yahoo.es


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Héctor Agüero


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