La mayor sabiduría que existe es conocerse uno mismo. (Galileo Galilei)
Lo primero siempre es primero. Un matón, desde el punto de vista lexicográfico, es una persona jactanciosa y pendenciera que procura intimidar a los demás. Bravucón, camorrista, arrebatapuñadas, pendenciero.
En una suerte de proyección y durante una conferencia en la Casa Blanca, el mandatario Donald Trump, tildó a Petro de ser "un matón" y un fabricante de drogas.
Esto dijo: "Él es un matón y es un hombre malo, y ha perjudicado mucho a su país. Les está yendo muy mal en Colombia. Producen cocaína. Tienen fábricas de cocaína. Cultivan todo tipo de porquerías que son drogas, drogas malas que entran a Estados Unidos, generalmente a través de México, y más le vale cuidarse, o tomaremos acciones muy serias contra él y su país; él ha convertido a su país en una trampa mortal".
Más claro, imposible. Ningún lenguaje diplomático.
Ante eso, el presidente colombiano respondió:
"Im not a bully, I'm a democrat (No soy un matón, soy un demócrata)", acompañando el texto con una fotografía suya junto a Ted Kennedy, prominente miembro de la familia Kennedy, hermano menor del expresidente John F. Kennedy y del también senador Robert F. Kennedy
Ahora, vayamos a las evidencias.
Hasta ahora, Washington ha atacado a 18 barcos y afirma sin pruebas que las autoridades de Venezuela están implicadas en el narcotráfico. A partir de esta narrativa, EE. UU. realiza un despliegue militar en el Caribe que amenaza la paz y la seguridad de América Latina y deviene herramienta de presión para un cambio de régimen en Venezuela con el propósito de apoderarse del petróleo y otros recursos que le pertenecen legítimamente a su pueblo
El Gobierno de Estados Unidos anunció una nueva ofensiva contra dos embarcaciones en el Pacífico, con la que suman 18 ataques en aguas internacionales desde el 2 de septiembre contra embarcaciones que, según Washington, transportaban narcóticos, sin proporcionar pruebas que respalden esas afirmaciones.
Hasta el momento son 76 las personas que murieron en estos ataques en el Caribe y el Pacífico, que se han llevado a cabo sin procedimientos judiciales ni una declaración de guerra del Congreso de Estados Unidos.
Las operaciones en el Caribe comenzaron tras el despliegue de buques de guerra estadounidenses en la zona, en lo que Washington insiste que se trata de una misión para combatir los cárteles de la droga, pero, por ejemplo, el Gobierno bolivariano de Venezuela sostiene que EE.UU. busca en cambio un cambio de régimen.
Mientras tanto, el secretario general de las Naciones Unidas (ONU), Antonio Gutérres, afirmó que los bombardeos aéreos por EE. UU. contra embarcaciones supuestamente vinculadas al narcotráfico en el Pacífico oriental y el Caribe son evidentes infracciones de los derechos humanos y del derecho internacional.
Farhan Haq, el portavoz adjunto de la ONU, enfatizó que Gutérres respalda el punto de vista del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh), Volker Türk, quien a finales de octubre condenó por primera vez los ataques. Para ese momento EE. UU. había cometido más de 60 masacres extrajudiciales en lugar de interceptar esos medios navales, detener a sus tripulantes y respetar su vida.
Haq expresó que "ninguno de los individuos a bordo de las embarcaciones atacadas parece representar una amenaza inminente para la vida de otras personas, ni existen circunstancias que justifiquen, conforme al derecho internacional, el uso de fuerza armada letal en su contra".
"Queremos garantizar que se apliquen los métodos establecidos de cumplimiento de la ley para abordar las cuestiones relacionadas con el tráfico ilícito en alta mar", agregó el portavoz.
El 31 de octubre pasado, Türk también exhortó a la Casa Blanca a detener sus bombardeos: "Debe detener tales operaciones y adoptar todas las medidas necesarias para impedir la ejecución extrajudicial de las personas a bordo de esas embarcaciones, independientemente de la conducta delictiva que se les atribuya".
Además de confirmar que los ataques dejaron decenas de personas asesinadas y de calificarlos como ejecuciones extrajudiciales, Turk pidió a EE. UU. poner fin a ellos. Aseveró que ninguna de las víctimas representaba una amenaza inminente y señaló que la investigación transparente de estas muertes constituye una obligación de las autoridades estadounidenses. Recordó que la lucha contra el narcotráfico no exime del respeto al derecho a la vida ni de la obligación de rendir cuentas.
No obstante, Pete Hegseth, secretario de Guerra estadounidense, se mantuvo desafiante y declaró que los ataques de Estados Unidos en el Caribe seguirán mientras el mandatario Donald Trump lo considere necesario.
La gran pregunta es: ¿Quién es el matón entonces?