Respecto a un artículo mío, "
Venezuela: Sin teoría no hay ni partido político ni vanguardia de la
revolución", -- publicado originalmente por Aporrea.org el 20 de abril
de 2006, -- yo escribí: “se hace necesario urgentemente un partido
político de vanguardia de los trabajadores, ligado a los trabajadores a
nivel global. 1)
Primero,
tenemos que tener muy claro qué tenemos en mente con respecto a
democracia "protagónica", participativa, el "proceso", la "revolución
dentro de la revolución" dentro del capitalismo, también, con respecto
a "profundizar" la revolución “pacífica” en un hábitat reformista y en
las estructuras burguesas heredadas de un aparato estatal neocolonial.
Por otra parte, científica y filosóficamente, solo hay una manera de
entender al socialismo científico filosófico moderno; que es
exactamente lo opuesto al capitalismo ... a la explotación económica, a
la dominación política, a la discriminación social, a la militarización
universal y a la enajenación inhumana. Es decir, es la negación
dialéctica del capitalismo. Como mínimo, cualquier cosa que está en
proceso, que existe en nuestro mundo universal tiene dos lados, una
afirmación y una negación. Tenemos dos ojos, dos oídos, dos fosas
nasales, dos lóbulos cerebrales, precisamente para pensar, razonar,
para ver ambos lados de una cosa, para escapar de lo programada, lo
unilateral, lo uniforme, la universidad, la universalidad.
Para conseguir librarnos de los males
del capitalismo, nosotros tenemos que conseguir librarnos tanto de la
evolución reformista (afirmación) como de la revolución socialista
(negación); necesitamos un éxodo extra-sistémico para cruzar el
Rubicón, para incorporar el “reino” de la emancipación creativa humana
(superación).
En segundo
lugar, en Venezuela, en la Revolución Bolivariana, en este grado de
“desarrollo” histórico (del proceso de trabajo, de la producción) no
tenemos ninguna opción, ningún alternativa; tenemos que formular
lógicamente nuestra propia práxis científica precisa y teoría
filosófica incisiva. ¿O deben los europeos hacerlo otra vez por
nosotros?
Más allá de toda duda, somos
soberanos, somos libres de desarrollar nuestros propios conceptos,
contenido, ideología, práctica, táctica y estrategia, pero deben estar
basados en conocimiento científico real, sentido filosófico verdadero.
Como vanguardia revolucionaria, esto debe ser dirigido por una lógica
optimista, militante. Además, todo ésto necesita nuevas ideas
originarias, formas de organización modernas rigurosas y liderazgos con
consciencia de clase; es decir, desde la base popular, inter alia, es
menester:
a) la construcción urgente de un
partido socialista de vanguardia,
b) la formulación de un programa
“transvolucionario” de los trabajadores mismos y
c) la discusión de posibles
expectativas, o sea, “transjetivos” emancipadores venideras para la
humanidad global en transmutación creativa y creadora;
d) obviamente, todo esto necesita
la creación de una nueva lógica, ciencia, filosofía y sapiencia, es
decir, de un nuevo modus operando, modus vivendi, idioma revolucionario
y conceptos innovadores emancipatorios.
Solamente dentro del contexto de tales
consideraciones teóricas podemos realmente hablar de un "nuevo
socialismo del siglo XXI", sobre nuevos revolucionarios, sobre una
nueva Revolución Bolivariana. Las semillas y las raíces históricas
profundas del socialismo forman un lado de este fenómeno, pero el
socialismo como negación dentro de un modo de producción capitalista
dominante y real (no utópico), como su otro lado, como arma proletaria
revolucionaria moderna contra el imperialismo agresivo salvaje es una
historia totalmente distinta. En el caso actual, sin adjetivos
redundantes, el socialismo expresa la negación dialéctica de un sistema
capitalista mundial en agonía de muerte; “todo lo que nace, merece
perecer” (Hegel).
Bien sea que seamos socialistas o no,
si lo decimos o no, si negamos al marxismo tres veces antes que el
gallo cante, aun así Washington D.C., el Hermano Mayor, vendrá por
nosotros, a conseguir nuestro petróleo, gas y otros recursos naturales.
Por lo tanto, hablemos abiertamente sobre el marxismo, directamente
sobre el socialismo de una manera científica y filosófica.
Como trabajadores militantes y
optimistas, en nuestro propio idioma, como revolucionarios permanentes
de clase, con consciencia socialista de clase, hagamos noticia en el
mundo entero sobre el socialismo, sobre el marxismo actualizado,
incluso si ha desaparecido ya de los currículos académicos, de los
titulares de las noticias, de la consciencia de clase obrera
metropolitana.
¿Dónde están los buenos viejos días
cuando un fantasma todavía recorría a Europa, el fantasma del comunismo?
Tercero,
en este momento de salvajismo imperialista total contra Afganistán,
Irak e Irán, contra la Revolución Bolivariana, definitivamente no es el
"socialismo cristiano" o la "teología de la liberación" los que están
en juego sino el "Castro-Comunismo", es decir, el marxismo, la
continuación de los esfuerzos socialistas revolucionarios, desde las
revoluciones de 1848 y la Comuna de París de 1870, especialmente
aquellos que se han venido haciendo desde la Revolución de Octubre de
1917.
Lo que es decisivo para nosotros, aquí
y ahora, en todo el "tercer mundo", es no enterrar al marxismo en el
siglo XIX, no aceptar que todo los "Bolcheviques" modernos son
"terroristas" sedientos de sangre, no ocultar el socialismo científico
filosófico detrás del "nuevo socialismo" o de la cortina de hierro de
la religión cristiana. De verdad, el socialismo niega la religión como
la expresión de la alienación humana total; el cristianismo, como
relicto clasista del feudalismo, no es compatible con la ciencia
natural y la filosofía social moderna, tampoco sirve para el socialismo
simplemente porque se basa en verdades absolutas, en prácticas,
creencias y dogmas represivos autoritarios discriminadores machistas
dictatoriales,.
El socialismo es práxis científica y
teoría filosófica; la religión cristiana colonial e imperialista es ora
et labora, es rezar y trabajar para los amos por los siglos de los
siglos. ¡Amén! Es una religión ideológica, una ideología religiosa.
Para saber de que se trata todo esto basta de estudiar la obra “La
Esencia del Cristianismo” de Ludwig Feuerbach y el libro “Dios y el
Estado” de Michail Bakunin.
Al final del siglo XX, en un período
de tiempo relativamente muy corto (a partir de 1905 hasta 1917), en
Rusia prácticamente ocurrieron tres revoluciones distintas. Después de
la Revolución de febrero de 1917 el factor decisivo para Lenin y
Trotsky fue cómo organizar la vanguardia de los trabajadores y los
campesinos, cómo crear un nuevo tipo de partido político para dirigir
la revolución social hacia la victoria proletaria. Es cierto, sin este
partido de vanguardia socialista, que tuvo que estar basado en un
sector consciente de la clase trabajadora, la Revolución de Octubre
nunca habría acertado. Es bien sabido que en Rusia la calidad
revolucionaria y no la cantidad fue decisiva: seis meses antes de la
Revolución de Octubre, en todo el imperio donde nunca se ponía el sol,
sólo estaban activos cerca de 1000 bolcheviques, formando la vanguardia
organizada de trabajadores y campesinos conscientes.
En este caso, comparativamente, menos
de 1000 Bolivarianos verdaderos podrían realmente encender la pradera
latinoamericana en fuego revolucionario; podrían nadar como peces en la
cuenca del río de Orinoco y del Amazonas, combatiendo a las fuerzas
paramilitares estadounidenses que están entrenando allí. Sin embargo,
no debemos olvidarnos de la calidad socialista verdadera del puñado de
guerrilleros de Fidel y del Ché que lanzaron con éxito la Revolución
Cubana en la Sierra Maestra.
Para demostrar el poder de un partido
revolucionario proletario, históricamente, solamente después de los
infames "Juicios de Moscú", después de haber asesinando a casi todos
los líderes de la vanguardia original del partido bolchevique,
incluyendo a León Trotsky, triunfó el estalinismo en la Unión
Soviética. Stalin montó una cacería de brujas contra los bolcheviques
como los perros de presa de la CIA hacen hoy con los "terroristas".
Cuarto,
si deseamos hacer una revolución socialista, es decir, una revolución
anti-capitalista, tenemos que saber completamente qué hacemos y qué
pensamos, y qué peligros estamos invitando a que vengan para
masacrarnos. Como el presidente Hugo Chávez Frías lo ha subrayado tan a
menudo, la sociedad futura prevista no será ni capitalista ni
socialista: por lo tanto, lógicamente, tiene que ser una sociedad sin
clases, ser el resultado final de las feroces luchas de clase globales.
Para alcanzar esto la Revolución Bolivariana debe tener un nivel muy
alto de actividad "práxica", un grado enorme de auto-organización
teórica de la población entera. Ciertamente, mucho se ha hecho
parcialmente para alcanzar exactamente esto durante los pasados ocho
años.
Lo que sucedió durante el golpe
militar y el sabotaje petrolero en Venezuela ... entre el 11-13 de
abril de 2002 y en diciembre de 2002 y enero de 2003 ... tiene muy poco
que ver con una revolución socialista espontánea. Entonces, en general,
por su propia naturaleza de clase, su lucha de clase, la negación del
capitalismo, una revolución socialista, no puede estar comandada sólo
desde arriba, no puede ordenarse por un líder solitario, por un mesías
religioso, una jerarquía del partido auto nombrada o una oligarquía
política elitesca o una alianza electoral de trabajo y capital.
Quinto,
por supuesto, aquí en Venezuela, y en América Latina, no necesitamos
ser genios intelectuales o genios científicos para saber quiénes o
cuáles son los trabajadores, los que están siendo explotados,
dominados, discriminados, asesinados y enajenados. Para nosotros, todo
éstos forman los sufridos “condenados de la tierra”, los “miserables”,
“recogelatas” y “parásitos”, las pauperizadas clases trabajadoras
venezolanas, latinoamericanas.
Preguntas como si la clase obrera aun
sigue siendo un instrumento para el cambio revolucionario en la
globalización, si los trabajadores ya están totalmente integrados en
el maravilloso mundo del capitalismo, si absolutamente todos han
adquirido ya un sentido de clase media o que ya no existe tal cosa como
las clases sociales y la lucha de clases, yo se las dejo a la academia
en las torres de marfil de la Sorbona, de Oxford o de Harvard para que
lo solucionen escribiendo excelentes best-sellers.
Lo que vemos en todas las calles de
Calcutta, en Zimbabwe devastado por la pobreza, miseria y SIDA, en los
cerros de Caracas y de Río de Janeiro, todos éstos "miserables" (Victor
Hugo) nos enseñan auténticas lecciones sobre la revolución y el
socialismo en el siglo XXI. Para saber hoy en día qué sigue siendo un
trabajador, un esclavo, qué es un amo, qué es la lucha de clase, no
necesitamos el "Capital" de Marx, ni haber necesariamente leído el
"¿Qué hacer?" de Lenin.
En sexto
lugar, si el Pentágono nos invade o no, ¿qué necesitamos realmente para
tener una revolución socialista en Venezuela? ¿Consciente o incluso
subconscientemente, cuándo la Revolución Bolivariana se convertirá en
necesariamente "negativa", es decir, se hará contradictoria y
dialéctica? Lógicamente, cuando niegue al capitalismo en su totalidad.
En resumen, ¿cuándo nos convertiremos
inexorablemente en socialistas científicos y filosóficos?
La respuesta es muy simple: Todo esto
sucederá cuando aquí, junto con otros a escala global, hayamos
eliminado la esencia del sistema capitalista, la propiedad privada de
los medios de producción, la riqueza social robada, basada en el
trabajo asalariado explotado, hayamos erradicado la corrupción y la
impunidad, hayamos amplificado nuestro sentido revolucionario de clase,
nuestra auto-consciencia anti-imperialista a un grado máximo y cuando
esta esté relacionada directamente con la auto-creatividad y
auto-organización de los trabajadores. Esta contradicción social
dialéctica revolucionaria crea la condición indispensable para la
construcción de un partido obrero de vanguardia, para una Internacional
emancipatoria de los trabajadores del mundo. .
Lo antedicho no es dogma marxista del
siglo XIX u ortodoxia del siglo XX, es una sana lección moderna
derivada del desarrollo igual, desigual y combinado del mercado mundial
capitalista, de la globalización, del proceso cerrado de trabajo, de la
historia universal.
Para realmente estudiar ésto no se
necesita ser un marxista, uno necesita solamente un cerebro que todavía
funcione.
Séptimo,
en todos los trabajadores, en sus luchas diarias, encontramos varios
fragmentos y reliquias del sentido elemental de clase, de subjetividad
revolucionaria, pero éstos no son constantes, no son permanentes, antes
y ahora fueron intermitentes, sucumbieron, y otra vez desaparecieron.
Sin embargo, luchar por logros inmediatos es necesario, de otro modo a
través del globo las clases obreras que trabajan se desmoralizarían
totalmente. Nuestras luchas diarias, uniformes, contra los ataques
repugnantes de la "oposición", contra el salvaje golpe militar y el
brutal sabotaje petrolero no nos convierten automáticamente en
socialistas, no transforman nuestra reforma social democrática en
revolución socialista, en la negación total del capitalismo, del
imperialismo y del corporativismo. Así no están interrelacionados
nuestros objetivos a corto, mediano y largo plaza.
Octavo,
ciertamente, desde 1905, por todo un siglo, apenas hubo un año sin
malestar social, rebelión social y revoluciones sociales de las clases
obreras que ocurrieran en alguna parte del globo. Por ejemplo, en dos
décadas, sólo entre 1960 y 1980, aun en países metropolitanos como
Bélgica, Francia, Italia, Portugal y España, e igualmente en Polonia,
más de 45 millones de trabajadores han participado activamente en
luchas de clase contra la globalización. Hemos experimentado en los
últimos años más luchas de los trabajadores en Francia. En los EE.UU.,
aparte de las enormes manifestaciones contra las guerras en el Medio
Oriente, incluso ahora generales retirados comienzan a atacar el
régimen fascista y sus consortes elitescos.
Bueno, muchos "centros de
investigación" derechistas o incluso los "siete sabios" izquierdistas
están convencidos de que los días del marxismo, de la lucha de clase,
se han ido con el viento y que el futuro de la humanidad, dirigido por
líderes como Bush, que camina y habla con Dios, ahora comienza al sur
de los ríos Tigris y Eufrates, es decir, al sur del Edén.
Durante los pasados ocho años en apoyo
a la Revolución Bolivariana hemos podido atestiguar muchos actos de la
clase obrera en Venezuela. De hecho, millones se han dado cuenta
exactamente qué debe entenderse por práxis revolucionaria en lucha de
clase. Por lo tanto, surge la pregunta, ¿realmente necesitamos un
partido revolucionario, una teoría revolucionaria?
Noveno,
sí. Las luchas de la clase obrera no son permanentes, ellas son
cíclicas, ellas tienen sus subidas y bajadas, depende de muchos
factores, entre ellos, de las victorias o las derrotas de los
trabajadores, las brutales masacres o los logros democráticos. También
dependen del desarrollo del capitalismo mismo, de la democracia al
fascismo, del auge económico a la recesión global, de Juan Maynard
Keynes a Milton Friedman, del ALCA al ALBA.
Hasta este momento la alta militancia
de la clase trabajadora no se corresponde necesariamente con su
consciencia de clase. De hecho, en muchos casos de militancia radical,
la consciencia de clase puede estar totalmente ausente. Un ejemplo
clásico es exactamente lo que sucedió aquí en abril de 2002. Para las
luchas de clase que vienen en Venezuela exactamente esta relación
contradictoria entre la militancia de los trabajadores y la lucha de
clase hace que la organización popular de la vanguardia, un partido
socialista de los trabajadores sea necesario.
La lucha de clase revolucionaria
proletaria es el "trabajo liberador" de los trabajadores mismos. Nunca
puede ser dirigida sólo desde arriba, ni por un burgués ni por el
estado "popular". Un partido político revolucionario de vanguardia es
exclusivamente la creación de los mismos trabajadores, por y para sus
propios intereses de clase. Todos los estados en el marco del
capitalismo, del imperialismo y de la globalización garantizan la
existencia "democrática" de las clases, por medio de la existencia de
la propiedad privada de los medios de producción y de comunicación, en
el análisis final, lógicamente tiene que defender los intereses de la
clase alta, tiene que generar desigualdades sociales, privilegios de
clase, corrupción, burocracia y desigualdad social. Algunos menos,
otros más reales en cuanto a su función social específica. Las
estructuras de clase predominantes, especialmente el estado, no mueren
fácilmente. Lenin lo dijo muy claramente: La democracia en la sociedad
de clases es siempre la dictadura de pocos sobre muchos. Esto se puede
verificar en todo lo que se muestra hoy en día.
Décimo,
¿qué es un partido político de vanguardia, cómo nace? ¿Cómo puede la
Revolución Bolivariana crear su vanguardia de los trabajadores
políticamente auto-organizada?
En Venezuela tenemos legalmente todas
las organizaciones básicas para lograr esta necesidad histórica, desde
la base popular hasta el parlamento popular, hasta la Asamblea Nacional
en las calles. Como creación de los trabajadores este proceso tomará
cierto tiempo. A menos que sea reconocida por una gran cantidad de
trabajadores, a menos que tenga la aceptación de la clase obrera una
auto-organización de la vanguardia es completamente absurda. En
Venezuela debe ser reconocida como la vanguardia política por los
"buhoneros", los "recogelatas", los “parásitos”, los desempleados,
sub-empleados, los campesinos, trabajadores petroleros, trabajadores de
fábrica, mineros, la juventud revolucionaria, los estudiantes rebeldes,
las mujeres socialistas, los extranjeros residentes marxistas, o sea,
por todos, como su partido socialista de vanguardia. Cualquier otra
cosa , al viejo estilo de Acción Democrática o Copei, no servirá como
partido político revolucionario de los trabajadores explotados y
discriminados.
Un partido de vanguardia no nace a
posteriori en un taller de ideología, no es el resultado de la
conscientización, de la educación burguesa o la socialización, es la
creación permanente de la lucha de clase práxico-teórica mundial.
Undécimo, ¿cuál es la
relación entre el partido político de vanguardia y la revolución
socialista?
¿Cuándo el partido bolchevique de
Lenin se convirtió en una vanguardia política socialista de los
trabajadores y de los campesinos de Rusia? Una cosa es segura, él debió
haber existido ya antes de la Revolución de Octubre, antes de capturar
el poder del estado, antes que los revolucionarios demolieran el viejo
régimen zarista feudal. En realidad la pregunta debe ser: ¿a qué nivel
de la lucha de clase de los trabajadores y de los campesinos contra el
feudalismo ocurrió la fusión cualitativa revolucionaria en la vida real
entre la organización de la vanguardia de los trabajadores y los
verdaderos líderes bolcheviques y las luchas verdaderas de los
trabajadores en las fábricas y los campesinos que trabajaban la tierra?
Estudiando la "Revolución Rusa",
escrita por León Trotsky, y las obras de Isaac Deutscher, llegaremos a
la conclusión científica que esto sucedió en Rusia solamente hasta
1913. Por lo tanto, dentro del Partido Social Demócrata Ruso, le llevó
una década entera a los bolcheviques alcanzar el estatus de vanguardia
revolucionaria marxista de la clase obrera, y cuatro años más para
conquistar el poder político. Por lo tanto, la Revolución Bolivariana
todavía tiene mucho por hacer, y muy poco hecho. Por lo menos ha
conquistado ya el poder político, parcialmente la base económica y
oficialmente existe un partido de vanguardia socialista.
Duodécimo,
¿qué debe entenderse por auto-organización de los trabajadores como
clase revolucionaria consciente? Podemos atestiguar una
auto-organización elemental de clase en Venezuela durante los ocho
últimos años, incluyendo la auto defensa del presidente Bolivariano,
por parte de las clases más bajas y el ejército popular, y la rápida
restauración del corazón económico de Venezuela en el 2002/3. Dentro
del marco democrático legal necesario el nacimiento de nuevos
sindicatos Bolivarianos, de los consejos comunales, es otro ejemplo de
la auto-organización popular; también las cooperativas de trabajadores,
núcleos de desarrollo endógeno, los consejos populares de planificación
y otros comités populares locales.
Decimotercero,
así como el socialismo en un solo bloque, en un solo país, en una sola
isla no puede realizarse, de la misma manera un partido revolucionario
de vanguardia en un solo país, en una sola región tampoco podría
derribar al actual fascismo mundial globalizado de las variedades de
Mussolini, Hitler y Bush.
Así, necesitamos un proyecto global,
un programa revolucionario global, un internacionalismo proletario
global y un proletarianismo internacional para combatir el fascismo
global, globalizado. No tenemos ningún alternativa, o restablecemos las
condiciones históricas de una nueva Cuarta Internacional mundial, o
encontramos nuestra propia Quinta y Última Internacional.
Sin embargo, antes de que hagamos eso,
tenemos que estudiar muy cuidadosamente la historia de las luchas de
clases de los trabajadores a través del planeta, para identificar los
errores cometidos, y para evitarlos cometerlos otra vez en la batalla
decisiva final de la especie humana misma. La llamada historia, el
proceso de trabajo, está del lado del fascismo actual, pero la victoria
transhistórica, la creación y la emancipación humana están de nuestro
lado. Además, tenemos que estudiar por qué cuatro internacionales no
derribaron al capitalismo, por qué una serie de revoluciones sociales
en el siglo XX tampoco no pudieron lograr esta tarea.
Sobre todo debemos estudiar nuestra
propia Revolución Bolivariana, su debilidad inherente y victorias
obvias, su práctica e ideología reformista, su práxis y teoría futura
posible, sus límites lógico-formales y su universalidad religiosa
mortal.
Decimocuarto y final,
internacionalmente, hay una relación emancipatoria "trialógica" entre
las organizaciones de vanguardia de los trabajadores, la lucha de clase
verdadera y el partido revolucionario proletario en la construcción del
socialismo global. Aparte de la corriente que amenaza con un
apocalipsis global, sólo como tal, con el conocimiento científico antes
dicho, podemos todavía desarrollar una nueva lógica, una ciencia y
filosofía revolucionaria, una nueva práxis y teoría innovadora, una
nueva creatividad y emancipación, es decir, el hombre/mujer verdadero
(a), real, socialista, la luz galáctica, el fiat lux del siglo XXI.
NOTA DE PIE:
1) Debido a su actualidad en el
debate sobre el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV)
republicamos este artículo, ya escrito y publicado por aporrea el 20 de
abril de 2006 (esta es una versión revisada). Véase el original: “La
sociedad futura de Venezuela no será ni capitalista ni socialista”. http://www.aporrea.org/ideologia/a21249.html
franz@aktionspotenzial.de