“Que se acuse a todos, a mi el primero, y todo se corregirá”

¿Qué estoy escondiendo?

Las Alcaldías, órgano ejecutivo de la estructura municipal, concentran el mayor poder en la localidad al ser órgano ejecutivo con manejo de recursos económicos y facultad de decidir administrativamente. Chávez se ha quejado -sin que le falte razón- de Alcaldes convertidos en reyecitos que pretenden concentrar en sus manos todas las decisiones, y el manejo de la totalidad de los recursos, olvidando el Poder Popular y la participación ciudadana. Son ese tipo de Alcalde que pretenden someter a los concejales, bozalearlos para tener puerta abierta en el manejo sin control de los recursos, lo que termina de facilitar la Contraloría Municipal complaciente: ciega, sorda y muda.

La primera falla general en casi todos los Municipios, es pretender hacer de los órganos de participación ciudadana -particularmente de los Consejos Comunales- apéndices de la Alcaldía, instrumentos políticos del Señor Alcalde o, según el caso, de la Señora Alcaldesa. Son esos burgomaestres que no bajan los recursos, o que sólo lo hacen bajo su criterio y para administrarlos como ellos dicen, y no como la comunidad decide. Son esos funcionarios que no permiten que los Consejos Comunales se comuniquen entre sí, para mantenerlos divididos, y ver siempre grande su poder personal, sabiendo aquello de que “divide y vencerás”.

El Alcalde, su tren ejecutivo y, en general, los funcionarios públicos están para servir, no para servirse del tesoro municipal. Es frecuente ver Alcaldes y sus entornos con señales inocultables de riquezas, administrando alcaldías pobres. Tremenda injusticia, Alcaldes ricos en Municipios pobres. ¿Qué sentido tiene silenciar de manera cómplice lo que todos sabemos, lo que son gritos silenciosos entre la ciudadanía?. ¿O es que en el pueblo nadie sabe del carro nuevo, de la casota, de las instalaciones en la playa, de restaurantes y hoteles, de viajes, ropas, y gastos absolutamente desproporcionados con los modestos ingresos del funcionario?. Allí el silencio no es sólo complicidad, es una estupidez. La gente, que lo sabe todo, profundamente indignada con el Alcalde o funcionario municipal traidor a la Revolución y al pueblo, se indigna igualmente con el Partido Socialista Unido de Venezuela, que es y debe ser canal de participación política de la Revolución, y su molestia termina afectando igualmente su relación con el Líder del proceso en marcha.

Denunciar de buena fe -por amor a la Revolución y para salvarla del deterioro moral político- es una obligación de los revolucionarios. Para hacer contraloría social y ser vocero de aquellos a quienes cuesta denunciar, o no saben cómo hacerlo, está naciendo el Frente Socialista del Bien Común, cuyo Comité Promotor me honro en coordinar. Estamos a la orden para canalizar su denuncia, dando su nombre, o reservándolo plenamente de manera garantizada, según su voluntad, porque lo importante es canalizar la investigación y sanción de las irregularidades, para que florezca el proceso. Escribanos, háganos conocer sus quejas sobre servicios públicos que no funcionen, sobre funcionarios flojos que practican el nepotismo o que manejan arbitrariamente los recursos de todos. Estamos para servir la Revolución.

El silencio más que complicidad es estupidez.

cesar.dorta62@gmail.com

* Municipalista y luchador social


Esta nota ha sido leída aproximadamente 1761 veces.



César Dorta*

Luchador social y municipalista

 cesar.dorta62@gmail.com

Visite el perfil de César Dorta para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes: