XXXII aniversario de la UPEL, las bajas

Una tarde de 1985 (¿o era 1984?) entramos por primera vez al Instituto Pedagógico de Barquisimeto. Lo hicimos por la puerta lateral (Av. Los Horcones) que conducía a una breve cominería techada y recubierta con una frondosa enredadera y lianas, semejando una "selva umbría". Al otro extremo, "La Puerta de vidrio" que daba al estacionamiento lucía sencillamente majestuosa y se abría a un amplio jardín bien cuidado sombreado por una arboleda, especialmente compuesta de robles y arbustos de mango. ¡Qué de tiempos aquellos! Hoy todo eso ha desaparecido y la desatención ha transformado todo eso en un desordenado barbecho donde pululan jaurías de perros y autobuses arrumados.

Había esa tarde-noche según había anunciado por la radio Carlos Ricardo Cisterna en su programa "Latinoamérica" un concierto de "La Canción Bolivariana" organizada por el poeta, compositor y cantor popular Alí Primera en el Auditorio Magdalena Seigas de López, un aforo con capacidad para unas 750 personas que llenaría totalmente, acompañado de varias agrupaciones musicales: Araucara, ejecutantes de los sones de negro o tamunangue, jóvenes intérpretes como Goyito Yépez, Aurita Uribarrí, Carota, yema y tajá, entre muchos otros. ¡Aquello prometía!

Y en efecto, no defraudó. ¡Fue apoteósico! Al final todos terminamos entonando el Himno Nacional con la voz ahogada por la emoción; como presentadores actuaron Ciro Anzola con su vocerrón de barítono y el chileno Carlos Ricardo Cisterna, de impecable dicción y acento sureño. ¡Fue una experiencia inolvidable! A altas horas de la noche regresamos a casa en los carros por puesto que se habían apostado en los alrededores para tales fines, cuando las "rutas de taxis" eran un gran negocio.

En 1989 volvimos a las puertas del Instituto Pedagógico de Barquisimeto. Esta vez para formar parte del "Comité de Bachilleres sin Cupo" (Mira por dónde, como diría Fernando Savater en su autobiografía razonada) (1). Una organización estudiantil alternativa e informal, cuyo objetivo era luchar por el ingreso a la educación universitaria en alguna de las menciones de la carrera docente, entonces muy prestigiada o así nos lo parecía por tener como referencia a los profesores de Educación Primaria y Secundaria, tipo clase media. La consigna era: "¡Para todos, cupo ya!" recorriendo los pasillos de la institución, interrumpiendo las clases y hasta el tráfico en las calles, buscando apoyo en algunos diputados de izquierda en la Asamblea Legislativa del estado Lara, por ejemplo.

Pues, si bien la educación constituía un derecho fundamental de la persona humana (según lineamientos que habíamos leído en el "Correo de la UNESCO") y estaban recogidos en el artículo 78 de la Ley de Educación (1980) y 80 de la Constitución de la República de Venezuela (1961), sino recordamos mal; en la práctica no era fácil acceder a la entonces llamada Educación Superior, privilegio de pocos, entre éstos los beneficiarios del pacto de las élites de 1958. Por lo que ya a los inicios de nuestra experiencia universitaria, alcanzada a pesar de todo lo anterior al meternos por unos intersticios, nos vimos obligados a aplicar la ya añeja consigna "Estudiar y luchar" de la transformación universitaria iniciada a finales de 1960 y las décadas de 1970, 1980 y 1990; aspecto dinámico que de entonces a esta parte de la historia social e institucional de la educación y la pedagogía no ha parado, como veremos más adelante. Aunque tal vez no como nosotros quisiéramos, pues, ya es fama que los procesos históricos no dependen de la voluntad del individuo. Menos de quien es apenas una brizna de paja en el viento, como advirtiera el mismo Simón Bolívar, El Libertador.

En fin, que así era la cosa en aquellos tiempos en que sucedía lo que algunos investigadores como Tulio Ramírez, Luis Bravo Jáuregui (UCV) y otros denominaron "Contracción de la oferta educativa", por los "cuellos de botella" que producía la "desigualdad de oportunidades" y elitismo de la educación superior. "No todos tienen que ir a la universidad" se oía decir en los sectores obreros y campesinos sino quienes tuvieran "buen promedio". Pues, para los demás estaban los planteles técnicos: escuelas granjas, agropecuarias, técnicas industriales, el INCE, entre otras que inicialmente tuvieron mucho impulso y después sufrió también un estancamiento; por lo que había que discernir muy bien cuál era la vocación profesional de cada cual, y a tales fines en todos los niveles y modalidades del sistema educativo de entonces había servicios de orientación pero que, a todas luces, resultaban bastante novedosas, pero con intentos fallidos. Igualmente había la tendencia a la privatización (quien podía, debía pagar).

Así recordamos un artículo del padre Luis Ugalde, SJ, definitivamente ganado al neoliberalismo, llamado "Arepa y universidad", leído muy posteriormente y cuyo argumento era que el Estado mediante la aplicación del principio del Estado Docente, financiaba la educación de los sectores sociales pudientes. Y desatendía en cambio, a los pobres. Equidad era que quien tenía medios debía pagar la educación de sus hijos y quienes no tuvieran, pero fueran excelentes estudiantes debían ser becados; es la misma tesis de la llamada "Sociedad Educadora" y liberales actuales tienen su más claro representante en el presidente de Chile, el empresario Sebastián Piñera; quien sostuviera hace poco la perogrullada de que "Nada es gratis en esta vida". Cosa que hasta antes de la pandemia mantuvo encendidas las calles del gran país austral, pues, su juventud aspira tener educación popular, democrática, gratuita y de calidad.

Tesis que se aplicó también en Venezuela en las décadas de 1980-90, presentada como la mejor opción. De hecho, para la época se erigieron universidades privadas en Barquisimeto o surgieron núcleos o extensiones de universidades privadas nacionales en esta entidad; además de una lista larga de institutos universitarios tecnológicos, así como aparecen hoy los "Bodegones". Una buena oportunidad de satisfacer las necesidades de la gente como si fueran automarcados, decía la Lic. Rosángela Rodríguez, quien tuviéramos como Profesora de Sociología de la educación en la UPEL-IPB hacia 1992-93 (que por toda evaluación nos permitió leer dos libros: Teoría y práctica de la ideología y La ideología como sistema, de Ludovico Silva; por lo que no pudiéramos estar más agradecidos y Dios tenga en gloria a ambos: el primero por escribir tan magnas obras y la segunda por sugerir su lectura).

Como fuere, emergió en esa década de 1980 una experiencia inédita de educación superior privada que suplió en parte esa demanda sociocultural y ha venido complementando la educación pública del Estado-Nación, con lo que "Barquisimeto, la capital del desarrollo" se reafirmaba como "Ciudad universitaria". Una experiencia importante de vivir. Generadora de grandes expectativas en los jóvenes (2).

También fueron tiempos de transformación social e institucional, porque como sostiene Marc Bloch, lo típico de las sociedades es el cambio. Para bien o para mal. Se dan entonces elementos marcadores de un fin del ciclo, el de la "abundancia" por la renta petrolera iniciada hacia 1973, bajo la democracia representativa cuyo modelo implementado desde 1958 entraba ya en una crisis abatidora. Dizque exitoso al menos hasta 1978, de acuerdo con los análisis de la revista Sic firmados por el politólogo Arturo Sosa Abascal, SJ. Vendría también a rematar la faena con sus banderillas el famoso "Viernes Negro" (devaluación del bolívar y devino la inflación, la escasez y los ensayos de liberación de precios para ir enfrentando la situación y hasta un intento de Golpe de Estado la famosa "Noche de los Tanques" por ahí en 1985, que fue todo un misterio).

Sin embargo, las expectativas de la gente en general eran altas, por ser Venezuela "la gran vitrina de la democracia en Latinoamérica y un país muy rico", lo que degeneraría en frustración inmediatamente. Pues ya se había instalado en el imaginario popular la idea de colapso, que estallaría sin cortapisas un 27 de febrero de 1989; evento harto sorprendente a pesar de todo que en Barquisimeto vivimos inicialmente desde las puertas del Instituto Pedagógico de Barquisimeto, cuando vimos subir una nube de humo muy espeso en la Avenida La Salle: quemaron cauchos o vehículos, dado que las calles ya se habían calentado entre otras cosas por la denominada "Masacre del Amparo" y en El Salvador la masacre de los jesuitas de la Universidad José Simeón Cañas en Sal Salvador por parte del ejército de aquel país gobernado por socialcristianos.

Evento estremecedor que produjo un gran sacudimiento de conciencia desde el mismo momento en que nos enteráramos ahí mismo frente a la sede de la Federación de Centros Estudiantiles Universitarios de la UPEL (4), porque varios compañeros de la Urb. La Carucieña, al oeste de Barquisimeto, tenían vinculación con sacerdotes jesuitas que atendían esa comunidad; eventos que luego serían analizado por la intelectualidad que se daba cita para tales efectos en una gran institución cultural donde se debatían los grandes problemas nacionales e internacionales, sobre todo porque permitía conciertos como el ya referido y la presencia de importantes conferencistas que llenaban de prestigio el debate político; que recordemos era común que vinieran de Caracas intelectuales como Domingo Alberto Rangel y en congresos de ciencias sociales (organizados por la Fundación Buría) los eminentes historiadores y geógrafos Federico Brito Figueroa, Eduardo Arcila Farías, Ramón Tovar, también venían invitados internacionales o en literatura Luis Beltrán Guerrero, Denzil Romero, Manuel Bermúdez, entre otros vinieron a jornadas de investigación y docencia; también personajes de la vida política de la izquierda insurrecta-recientemente pacificada, como Gabriel Puerta-Apone, por ejemplo (3).

Ergo, la UPEL surgió en tiempos de crisis y ha tenido que surfear las mismas en sus ya más de tres décadas. Aunque esta de hoy que ha desarticulado a toda la sociedad venezolana, auspiciada y protagonizada por nuevos grupos políticos y económicos que desplazaron a los tradicionales, se debaten en encarnizada lucha por el poder; de tal suerte que que actúan en contubernio con sectores privados y gobiernos extranjeros como Estados Unidos, la Comunidad Económica Europea y el Grupos de Lima, muy poderosos y efectivos en sus acciones, como por ejemplo, las sanciones económica-comerciales y apropiación de activos de la república que nos mantiene ahogados; todo lo cual unido a graves errores de diseño de las políticas económicas y corrupción en sectores del gobierno, tenido su expresión catastrófica.

Por eso la UPEL-IPB está en las condiciones que está. Es decir, popularmente "En la cama del perro" (y jaurías de perros son las que abundan hoy en el campus del Instituto Pedagógico de Barquisimeto, que a lo mejor cuidan mejor que otros agentes de seguridad); pero también en estos 32 años parece ha vivido los mismos períodos de auge de la sociedad en la que se inscribe y sus líderes políticos han propulsado diversos ensayos en la que se ha involucrado como "la universidad de los maestros". Gremio, que de tan importante que es, el actual gobierno de la mano de uno de sus viejos egresados, en vez de fortalecerla la debilitó aún más al crear otra universidad pedagógica, la Universidad Pedagógica Nacional Experimental Samuel Robinson, que por cierto es muy bienvenida si no es vista como rival de la primera, sino complementaria (4).

Las instalaciones de esos planteles estaban sobrepobladas de juventud y otros que no lo eran tanto pero que veían unos en el ejercicio de la carrera docente, otros en la ingeniería, la contaduría o la medicina veterinaria, la agronomía o las diversas especialidades científicas médicas humanas el medio de realización en su vida; tener familia honorablemente atendida, casa y carro casi de manera inmediata, como parte del reconocimiento y ascenso social vertical, que vivió Venezuela; o, sin ser grandilocuentes, era una forma de servir al país. Semejante a un apostolado religioso.

Las demandas de acceso universitario eran numerosas y la forma de asignación de cupos precaria, limitadas y en ocasiones mediada por el clientelismo, el cohecho y, en fin, la corrupción. También se demandaban otros derechos sociales, el medio pasaje estudiantil, seguro de vida, maternidad, cirugía y hospitalización, becas, transporte, comedor universitario, mayor presupuesto para todas las casas de estudios, ¿quién inventaría eso de que éramos muy felices entonces? Sí, lo fuimos, porque en la vida siempre existen intersticios para celebrar la vida, la alegría de vivir, pero "Ni tan calvo ni con dos pelucas". Para los sectores campesinos, aborígenes, obreros y sectores populares o las nombradas clases medias, inclusive, las cosas nunca han sido fáciles, ayer como hoy (5).

De entonces a esta parte, históricamente se observa una transformación descomunal en el subsistema de educación universitaria den Venezuela, particularmente en el mecanismo de ingreso. En esto último, queremos destacar que recientemente oíamos referir al actual Ministro del Poder Popular para la Educación Universitaria, Abogado César Trompiz, que los nuevos bachilleres venezolanos tenían garantizado el ansiado "cupo universitario" y podían señalar sus opciones en las diversas carreras del famoso "Libro de oportunidades de estudio", en forma electrónica, además suponemos que exagerando un poco sugirió que "fueron a buscar a los bachilleres a sus casas" (6).

Claro, una expresión concreta de tal distorsión es que las nuevas juventudes en Venezuela en el marco de la crisis sociopolítica y previa a la pandemia del covid-19, ya no tiene entre sus opciones la educación universitaria, tanto en la denominada oficial y pública como en la de la administración privada; y menos la carrera de educación en la UPEL que vive en estos momentos un período de horas bajas. La prioridad es el trabajo, menos cuando los docentes ganan salarios de hambre y a los ministros o al presidente Maduro eso no parece importarles, porque la prioridad es la lucha contra el coronavirus que consume las pocas divisas que ingresan al país. Lo cual nos hizo recordar la anécdota personal de cuando éramos adolescentes, no nos eran relevantes la escuela ni el liceo, ya que las necesidades básicas no se pueden posponer, había que satisfacerlas de inmediato trabajando en cualquier cosa. Entonces la educación formal no era la primera opción (7).

En cambio, trabajar en una empresa y si posible trasnacional, sí; de hecho, en la actualidad y hasta marzo de 2020, la juventud consideraba que lo mejor era emigrar y hallar buenos trabajos por esos mundos de Dios, eso sí, contradictoriamente, es mejor tener título universitario en mano, lo que no garantiza que vayan a trabajar en su área de especialización en países como: Colombia, Perú, Ecuador, Argentina, Chile, cuando no Europa: España, Portugal, Alemania, aunque en número menor y Estados Unidos o Canadá, también casos puntuales contados con los dedos de la mano, como se dice.

De donde se tiene que sea por "la fiebre de la migración" por razones económicas o por el coronavirus y covid-19, nuestras universidades lucen completamente inertes y vacías de contenido y sentido. Además, sin presupuesto ni tecnología para atender a su población estudiantil y sólo algunas de nuevo cuño, como las universidades tecnológicas-territoriales están haciendo una adecuación tecnológica (caso UPTAEB); pero con un personal docente y de investigación desmotivado por percibir un mínimo y terrible salario; unos estipendios de hambre, que ha propiciado otra gran novedad: las "protestas virtuales" por twitter y Facebook (no se pueden hacer de calle por el coronavirus), (8).

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(1) En 1989 teníamos 27 años y apenas recién habíamos concluidos los estudios de bachillerato largamente postergados, ¡qué horror! En realidad, por asuntos atinentes estrictamente a nuestra particular biografía personal (de niños no concluimos la Educación Primaria en la Escuela Estadal Rural N° 425, Núcleo Escolar Rural 514, caserío El Hato de Baragua, municipio Urdaneta, estado Lara, entre 1969-1974; en verdad una lástima, como sí lo hicieron la mayoría de mis condiscípulos). Fue después, ya con 18 años cunado habíamos emigrado a Barquisimeto, que nos vimos obligados por razones de trabajo a reiniciar la Educación Primaria. Nos inscribimos no sin temor y mucha vergüenza en la Escuela Ciudad de Maturín (1980-83) y el Bachillerato lo iniciamos de inmediato siempre en la modalidad nocturna del Parasistema (Colegio Instituto de Estudios Técnicos y Laborales, Casa Sindical de Barquisimeto, 1983-85); como fuimos parte del "Aspirantado" de una congregación religiosa católica, a la mucho tenemos que agradecer, nos inscribieron en el Colegio Santa María; ahí donde hoy está la Estación La Paz del Metro de Caracas (1986-88); nos retiramos por motivos de salud y como nos faltaba completar Matemáticas e Inglés nos fuimos a inscribir en el Liceo Nocturno 14 de Septiembre de Barquisimeto, Liceo Diurno Miguel José Sanz, (1988-89). Bachiller mención humanidades (1988-89).

(2) Por cierto, esa vivencia en Caracas fue importante desde el punto de vista intelectual, si cabe hablar así en alguien socialmente tan modesto como el suscrito, porque como en la Casa de Formación (así se llama en la Iglesia a esos espacios de formación de sus institutos y congraciones de derecho pontificio), había una inmensa biblioteca y compraban además todos los días el diario El Nacional o El Universal; nos aficionamos a la lectura (oh, perdición o ganancia de los espíritus); particularmente de periódicos y revistas. Aunque también de libros religiosos (historia de la iglesia, constituciones y carisma de la comunidad, biografías, filosofía, teología), novelas y ensayos histórico-literarios. Convendría resaltar aquí que, como parte de la formación particular o específica referida a la promoción humana-cristiana, tales buenos hermanos y sacerdotes que eran aquellos hombres de raigambre europea, disponían que quienes hacían su experiencia del "Aspirantado", tuvieran cursos no conducentes a título con profesores de muy alta formación académica, citemos sólo el nombre de algunos de quienes nos sentimos deudores:

el escritor Antonio Pérez-Esclarín (ortografía, redacción, literatura latinoamericana),el escritor Antonio (¿) José Sequera (diagramación y escritura creativa), el periodista mexicano Pedro Briseño Chávez (periodismo impreso), el lingüista español y traductor Lic. Teófilo Pérez, el Lic., el hagiógrafo italiano Ángel Vagnoni (historia de la iglesia y constituciones), los entonces muy jóvenes periodista y escritor Marcos Fidel Barrera y la Psicóloga Jacqueline Hurtado de Barrera (locución y periodismo radial), entre otros, por ejemplo, un fotógrafo croata cuyo nombre se nos escapa, así como un biblista inglés que nos dio un curso especial y como todos los esos lares era muy puntual hubiera sol o lluvias; hicimos un largo curso de lengua italiana, lectura, escritura y práctica oral (con el filósofo Danllle Menegollo), experiencia muy interesante, además del francés que se cursaba en el bachillerato porque en Caracas el Instituto Pedagógico egresa profesores en esa lengua moderna. En fin, que lo anterior es útil para acotar que para alguien que carecía de un entrenamiento previo en el mundo de la cultura del libro resultó una experiencia marcadora o fundamental era natural que aspirara continuarla en otra parte.

(3) La Universidad Pedagógica Experimental Libertador, Instituto Pedagógico de Barquisimeto, UPEL-IPB, era una la primera opción, pero para un joven ya adulto no era fácil ser admitido. Había que pasar los exámenes de admisión psicotécnicos y físico-médicos. Además, no contando con los contactos políticos adeco-copeyanos que era quienes hacían esos "favores", se optó por el Comité de "Bachilleres sin cupo" que, con sus batidas y marchas por los pasillos de la institución, alguna interrupción de clases, huelgas callejeras y algún enfrentamiento muy "cordial" con la policía de entonces. Las autoridades previas alguna mediación política, cedieron y admitieron un buen grupo. ¡Albricias! Agreguemos que "La Universidad Pedagógica Experimental Libertador fue creada el 28 de julio de 1983, mediante el Decreto N° 2176, del presidente Luis Herrera Campins. Los institutos pedagógicos públicos existentes en Venezuela (Barquisimeto, Caracas, Maracay, Maturín), que funcionaban de forma autónoma, fueron integrados a la UPEL, como núcleos de la misma mediante resolución N° 22 de fecha 28 de enero de 1988. Igualmente, el Instituto de Mejoramiento Profesional del Magisterio y los centros educativos rurales de Turmero y Rubio fueron incorporados a la UPEL (1). En 1992, el Instituto Universitario Pedagógico Monseñor Rafael Arias Blanco se unió a la UPEL en calidad de Instituto asociado" (Del muro de Facebook del Prof. Pablo Vicente Ojeda, UPEL-IPC). Tal vez sus creadores se guiaron por el criterio gerencial centralizador entonces en boga según Peter Drucker, creyendo que las organizaciones grandes y de estructuras matriales eran más eficientes, cuando es lo contrario, (en "Mi vida y mi tiempo. Autobiografía de Peter F. Drucker. Gestión 2000).

(4) Así, de la tradición construida por los institutos pedagógicos de Venezuela como acervo y cantera de las ideas pedagógicas la nueva institución recibió estatus social y calidad académica. Además de ofrecer alta calidad de vida a su personal; al propio tiempo era caja de resonancia de toda la dinámica política-partidista del país, con poderosos grupos adeco-copeyanos y marginalmente actuaban sectores de izquierda moderada como el MAS-MIR, OCV y otros más extremistas (Bandera Roja, Liga Socialista, ORS …), que según es fama unos y otros tenían a lo interno de ese núcleo universitario, sus respectivas expresiones constituyéndose así en un centro de operaciones pragmáticas y crematísticas. Esto, esto es, cada cual actuaba según sus intereses; pero, repetimos, en lo cultural la institución daba gran prestigio y estatus a su personal docente y de investigación, empleados u obreros; sobre el que los grupos políticos nombrados tenían disputas en su empeño por tener su control, por lo que se daban negociaciones y acuerdos en la "Política real".

  1. Bueno, alguien dirá que al respecto siempre se ha experimentado. Uno de tales ensayos tuvo lugar cuando la educación fue entendida como "la primera empresa del país". (Así decían los ministros del presidente Luis Herrera Campins). Hubo nuevas universidades e institutos tecnológicos universitarios, aunque había cierta confusión. Por ejemplo, apenas la gente se acostumbraba a renombrar a su tradicional instituto de formación pedagógico en Barquisimeto como universidad, transformado en tal como un homenaje al bicentenario de El Libertador, 1783-1983; el acrónimo UPEL-IPB era nuevo y las rutas urbanas o de "taxis", que decimos aquí los guaros, pasaban por sus adyacencias en 1983-1988-89, tampoco habían cambiado sus rótulos. Sino que decían Pedagógico-Básico-Politécnico. Una triada de instituciones que también fue lugar de graves conflictos como lo demuestra el hito que recuerda el lugar en que cayera herido el estudiante Manuel Vera, esquina noroeste del Básico, hoy UPTAEB.

 

  1. Por cierto, como hablamos siempre como observadores externos de una parte de la historia social e institucional de la UPEL-IPB, nos parece que ha sido en estos 32 años, a falta de indicación contraria, en que se ha visto crecer ampliamente los estudios de postgrado, así se han multiplicado los diplomados, especializaciones, maestrías, doctorados, postdoctorados; estudios que por referencias de antiguos profesores sabemos que hasta mediados de los años de 1980 el personal docente y de investigación adscritos a la institución debían hacerlos en universidades nacionales como la UCV, LUZ, USM, UC, o en el exterior, por ejemplo, en los Estados Unidos e inclusive en Europa; lo cual hacía que fueron pocos los profesionales de la docencia que siguieran estudios de posgraduados, una de cuyas opciones era el Programa de Becas Gran Mariscal de Ayacucho, habilitado especialmente para realizar estudios de licenciatura, maestrías o doctorados en el exterior, con las dificultades de que muchos no regresaban y quienes sí regresaban dizque llegaban descontextualizados, sin oportunidades para desarrollar los conocimientos adquiridos o "alumbrados".

  2. Viejos como somos ya y teniendo la experiencia traumática de ingreso universitaria mediante la presión de los "Comité de Bachilleres sin Cupo", previamente señalado aquí, tal vez en un ejercicio precario de "egohistoria", lo que el ministro en VTV señaló nos parecía insólito: ¿buscar a los muchachos en sus casas para que hagan su inscripción en la universidad? ¡En mis tiempos era La Recluta que buscaba a uno o, más bien, nos perseguía! Pero, ay, de lo que va de la "Revolución Bolivariana en la universidad" creemos que sea lo único que queda de las transformaciones iniciadas con Chávez, porque lo demás se lo ha tragado la barahúnda de la crisis actual "humanitaria y compleja" o "agresión imperialista" mediante una guerra no convencional, además "Las termitas" como ha señalado Roberto Hernández Montoya, enemigos internos disfrazados de ultrarevolucionarios, trocados en aprovechadores del erario público.

  3. Aunque claro, como las altas autoridades ministeriales no siguen las cuentas de los líderes gremiales y toda esa "trabilla de escuálidos contrarrevolucionarios" (según las termitas revolucionarias) no se enteran, o se hacen los locos y no hay respuesta. Así, esos funcionarios mantienen a las universidades en la propia inopia. En ese contexto la UPEL, aún treintañera, nuestra casa de formación (egresamos hace ya 25 años en la especialidad de ciencias sociales, mención historia, en 1995) cuyo himno canta que su fin es educar, educar, educar, celebra en estas horas bajas su XXXII aniversario; solo en los postgrados dizque tiene posibilidades de trabajar vía online, según hemos leído por ahí o también que a propósito de los anuncios de Trompiz sobre la asignación de cupos universitarios, se podía hacer por la página web. Será tiempo de relanzar la UPEL repotenciando sus grandes capacidades de orden físico-estructural y su talento humano, porque capital intelectual es lo que sobra en la institución, ¿qué pensarán al respecto unas y otras autoridades, rectorales y ministeriales?

 



 



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Luis B. Saavedra M.

Docente, Trabajador popular.

 luissaavedra2004@yahoo.es

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