¿Creen ellas en sus presos políticos?

Como las madres que son de los hijos de a quienes ellas llaman “presos políticos”, humanos, somos capaces de entenderlas. No por creerlas tan inocentes, hasta el punto de ignorar las verdaderas causas en las que se basó la justicia para acusar a sus maridos. Más bien por el casquillo que les meten los cómplices de los gobiernos que sí enseñaron a sus maridos a la práctica de la liquidación de las voces que denunciaron el entreguismo de los recursos de la patria, mientras sus mejores hijos teníamos que medrar hasta de la sobra de los perros consentidos y malcriados para que mordieran al obrero.

No le pedimos (Dios nos salve el lugar) que no argumenten, si es que argumento les queda, por la libertad de sus maridos. Pero de lo que sí debemos alertar, no sólo a ellas, también a la opinión universal, que la justicia venezolana desde los mismos incisos contemplados en la Constitución de 1961, esclarecidos y con mayor énfasis en 1999, en la de la República Bolivariana de Venezuela, se han establecido y deslindado las causas políticas de las que coadyuvan a los procesos penales por otros motivos. Con mayor acentuación cuando el proceso da lugar a sentencia firme. Sentencia que, como es lógico anotar, se sustenta en determinado delito. Y que nos perdonen la ignorancia los respetados jurisconsultos, tanto como para que les esclarezcan a ellas en cuál situación judicial se encuentran sus “presos políticos”.

Esto ultimo porque los cizañeros de oficio, tergiversadores de los no tan santos acontecimientos del pasado reciente, cuando ellos apoyaban los crímenes de lesa humanidad hoy, como Lucifer, abogado del Diablo, se están ocupando de ampliarle el casquillo a esas honorables matronas, tanto como para que lleguen a imaginarse que las causas por las que están presos o fugitivos sus maridos es igual a las de Gustavo Machado, García Ponce, Díaz Rangel, entre otros muchos que, siendo diputados, fueron a parar a la cárcel. Esos sí, por trasfondo político que Carlos Andrés Pérez simulaba con lagrimas de colirio, cada vez que –él mismo- hacia aparecer a un policía muerto para culpar a los comunistas.

Por supuesto, como eran apremios de un criminal con ropaje democrático, a aquellos carcelazos políticos no tenían porqué abrirle ningún expediente criminal. Y si es que tan respetadas damas, hoy con maridos encarcelados y/o fugitivos no nos creen, vayan dos ejemplos para que comparen su “justicia” con la de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. No es cuento de camino.

Una dama muy bella, de apellido Rangel, el mismo del marido, recibió de éste un “regalo” desde el Congreso Nacional, del que él era diputado. La emoción por tal “deferencia” la hizo apresurar para cerciorarse del contenido. No murió el mensajero (testigo) porque guardó la distancia, consecuencia, además de una muerte trágica, el encarcelamiento de todos los diputados del PCV y el MIR, por órdenes del jefe de la fracción de Acción Democrática, avalado por el de Relaciones Interiores ¿Adivinan quien? Si no, pregunten.

El otro caso, es el que seguro éstas respetadas señoras deben conocer. El del oficial Emilio Delgado, subalterno de Peña, Simonovis, Henry Vivas y Forero, cuando dijo que no estaba dispuesto a seguir matando inocentes por órdenes superiores. ¿Dónde están Delgado y su familia? ¿Saben ustedes si hubo amenaza contra la familia Delgado?

Conclusión: Señoras, no es lo mismo sacar del cuartel San Carlos a unos presos calumniados, que a unos policías enjuiciados o gobernadores y guarimberos procesados. Es que por aquellos abogó el pueblo.

Patria, Socialismo o barbarie.


*pedromendez_bna@yahoo.es


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Pedro Méndez


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