Del mar al cielo, los falsos positivos cuentan en una invasión

En una secuencia que podría pertenecer a una película de acción mal realizada, el Departamento de Defensa de Estados Unidos informó que dos aviones F-16 de Venezuela pasaron por encima del destructor USS Jason Dunham mientras este navegaba en aguas internacionales del Caribe. La acción fue descrita como "provocadora", "inocua" y "arriesgada". No se mencionó explícitamente, pero se sugiere que el cielo del Caribe está tan repleto de relatos como de nubes.

De acuerdo al Pentágono, los cazas venezolanos llevaron a cabo una "demostración de poder" que podría entorpecer las actividades contra el "narcotráfico y el terrorismo". Lo que no está claro es si los aviadores venezolanos estaban practicando para un desfile, intentando captar señal Wi-Fi en medio del océano, o simplemente asegurándose de que el USS Jason Dunham no estuviera pescando merluza en áreas restringidas.

Mientras tanto, la embarcación estadounidense es parte de un grupo de ocho destructores y tres barcos anfibios que tienen más de 4. 500 efectivos en la región del Caribe sur. Todo esto, por supuesto, en nombre de la libertad, la seguridad y la lucha contra el narcotráfico. Porque nada representa más la "paz regional" que una flota completa vigilando aguas tropicales.

El contexto es igualmente surrealista: días antes, Estados Unidos bombardeó una embarcación asociada con el Tren de Aragua, afirmando haber eliminado a 11 "narcoterroristas". Venezuela respondió que el video del ataque fue creado mediante inteligencia artificial. Si esto es cierto, el Caribe no solo está repleto de barcos y aviones, sino también de deepfakes navegantes y relatos digitales.

La interrogante que flota sin anclaje es: ¿Cuántos incidentes falsos son necesarios para justificar una invasión? ¿Cuántos sobrevuelos representan una amenaza auténtica? ¿Y cuántos comunicados se requieren para convertir una maniobra aérea en una razón de guerra?

Mientras los cielos se inundan de acusaciones y los océanos de naves, los ciudadanos de ambos países siguen aguardando que alguien ofrezca soluciones reales. Porque si algo queda claro en esta tragicomedia geopolítica, es que, desde el mar hasta el cielo, los falsos positivos cuentan. Y mucho.



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Renny Loyo

Doctor en Educación. Dramaturgo

 drloyophd@gmail.com

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