La metáfora de los ángeles caídos en el poder moderno

A lo largo de la historia de la humanidad, la pregunta sobre el retorno de entidades malignas o "ángeles caídos" ha alimentado incontables mitos, religiones y teorías de conspiración. Su potencial manifestación en figuras de poder contemporáneas, como políticos, empresarios corporativos, o incluso laureados con el Premio Nobel de la Paz, plantea una inquietante intersección entre la fe, la política y la psicología social. Un análisis profundo requiere ir más allá de la literalidad teológica y examinar la naturaleza del miedo, el terror y la manipulación en el contexto de las estructuras de poder modernas.

El concepto de "ángel caído" (como Lucifer, Satanás o demonios en el cristianismo, el judaísmo y el islam) representa la traición a la virtud divina, el orgullo desenfrenado y la inclinación al mal que busca corromper el orden. Más allá de su significado teológico, la figura ópera como una poderosa metáfora para la encarnación del mal radical.

En el contexto actual, la "imposición de miedo y terror" no requiere necesariamente de seres sobrenaturales. El terrorismo de Estado, la guerra económica y la manipulación mediática son mecanismos muy reales que siembran la zozobra (Chomsky & Herman, 2002). La idea de que los ángeles caídos puedan "desfrazarse" de líderes mundiales sugiere que el mal más insidioso es aquel que opera bajo la máscara de la legitimidad, la benevolencia, o el progreso.

La política, inherentemente, es un escenario de poder, y el poder tiene la capacidad de corromper (Lord Acton, citado en Himmelfarb, 1996). La historia está plagada de ejemplos de líderes que, bajo la promesa de salvación o estabilidad, han perpetrado atrocidades, demostrando una "banalidad del mal" (Arendt, 1963/2006).

Si interpretamos a los "ángeles caídos" como la personificación del vicio supremo (la megalomanía, la avaricia, la deshumanización), entonces su retorno ya se manifiesta en:

  1. Políticos Demagógicos: Líderes que explotan el miedo social (a la migración, a la economía, al otro) para consolidar su poder, a menudo adoptando un discurso de rectitud moral o heroísmo salvador (Snyder, 2017).

  2. Empresarios Corporativos sin escrúpulos: Aquellos que priorizan la ganancia a cualquier costo, promoviendo la explotación laboral, la devastación ambiental o la desigualdad económica bajo el disfraz de la "innovación" o el "libre mercado". Su poder, a menudo transnacional, rivaliza con el de los Estados, (Klein, 2007).

La interrogante sobre los Premios Nobel de la Paz es particularmente punzante, pues señala la hipocresía final: el mal que se legitima a través de la máxima distinción ética. El concepto del "disfraz" aquí es la clave: se trata de una estrategia de inversión de valores donde el agente del terror se presenta como el pacificador.

Esto se relaciona con el concepto de desviación moral o la capacidad de individuos (o sistemas) para cometer actos atroces mientras mantienen una imagen de bondad o normalidad (Bandura, 2002). Un individuo puede ser aplaudido por un acto de caridad pública (ganando potencialmente un premio), mientras simultáneamente es responsable de políticas o prácticas que generan miseria a gran escala. El terror y el miedo no siempre son explosiones visibles; a veces son la lenta erosión de derechos, la vigilancia constante o la incertidumbre económica programada.

La pregunta sobre si los ángeles caídos volverán a imponer el terror es, en esencia, una pregunta sobre la persistencia del mal y la vulnerabilidad de la sociedad a la manipulación. Desde una perspectiva sociológica y política, la respuesta es compleja y amplia: el miedo y el terror nunca se han ido de la Tierra.

No es necesario esperar un retorno teológico. Los "ángeles caídos" pueden ser vistos como una manifestación arquetípica de las fuerzas corruptoras que siempre han dominado, y que hoy se encuentran en las estructuras de poder global —la política de la imagen, el capitalismo sin regulación, los mecanismos de vigilancia— sus más efectivos "disfraces" y vehículos.

La verdadera defensa no reside en la espera de una batalla celestial, sino en la vigilancia constante del pueblo, el escepticismo ante la autoridad absoluta y la exigencia de transparencia y rendición de cuentas a quienes operan bajo la capa del liderazgo y la virtud. Es en la intersección de la avaricia y la autoridad donde la metáfora del ángel caído se vuelve más palpable y peligrosa para la humanidad.

Referencias consultadas.

Arendt, H. (2006). Eichmann en Jerusalén: Un estudio sobre la banalidad del mal (R. Polgati, Trad.). Lúmenes. (Obra original publicada en 1963).

Bandura, A. (2002). Desvinculación moral selectiva en el ejercicio de la agencia moral. Revista de Educación Moral, 31 (2), 101–119.

Chomsky, N. y Herman, ES (2002). Los guardianes de la libertad: Propaganda, desinformación y consenso en los medios (MP de la Cruz, Trad.). Crítica. (Obra original publicada en 1988).

Himmelfarb, G. (1996). Lord Acton: Un estudio sobre conciencia y política. University of Chicago Press.

Klein, N. (2007). La doctrina del shock: El auge del capitalismo del desastre (AS Bixio, Trad.). Paidós.



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Renny Loyo

Doctor en Educación. Dramaturgo

 drloyophd@gmail.com

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