Un pueblo embelesado y fascinado con su revolución, pero con capacidad de enfadarse

Venezuela vive tiempos en que ya no podemos imaginarla sin revolución, sin el chavismo-bolivariano, y menos aun; desafiando la máxima de que nadie es imprescindible, sin Chávez ¿Cómo vislumbrar a aquellos que pedían sangre y gritaban desaforados - te queremos Pedro - Instalados definitivamente en Miraflores exterminando al pueblo? ¿Cómo figurarse a aquél individuo que invitaba por evidente falta de discurso a almacenar caramelos y chocolates; cómo Ministro, o aun de jefe civil de una parroquia? ¿Cómo suponer a ese “excepcional venezolano constitucionalista” más falso que un billete de quince, que no conoce la letra de su Himno Nacional, dirigiendo los destinos del país? A uno se le sube el estómago al pensar que cualquiera de esos probados fascistas puedan en algún momento estar en las líneas del poder y desmantelando lo construido por el proceso revolucionario.

Ese sentido temor, que creo es colectivo a mi se me refleja, primero en las tripas y luego en el corazón, y me obliga con la cabeza a hacer algunas observaciones de orden critico, como el mismo Presidente y otros lideres lo han sugerido, de ir a buscar todas las brechas o fallas donde se pudo haber fallado; espero que la ira de algunos no estrujen un poco más a mi pobre carapacho.

Desde que Hugo Chávez hizo su aparición en el terreno político, la gran mayoría hasta hoy sigue fascinada y embelezada. Su estilo tan propio y tan único gustó y cautivó, incluso, a sus más adyectos adversarios, pues no podían ni pueden negar que la perspectiva y proyección del nuevo hombre impuso su distintiva marca personal. Ni formulismo ni inútiles ceremoniales que entonces recluían a los presidentes en un nicho llamado Miraflores. Con Chávez, la otrora Majestad que convertía a un Presidente en una especie de ficción inalcanzable, semejante a cualquier personaje sacado de la obra de Franz Kafka, el Castillo, moría con el último cipayo de la cuarta república.

No obstante, el Presidente es el Presidente y así lo percibe el pueblo llano; ese que sigue embelesado, le gusta el contacto con su Presidente, aunque en la práctica por razones obvias le resulte inasequible al roce físico y al dialogo individual con cada uno de los venezolano. Pero ese mismo pueblo le gustaría de vez en cuando que el presidente le dé la oportunidad de conjeturar lo misterioso y reservado del hombre. Ocasionalmente imaginarlo elevado en sus facultades y capacidades que tiene y ejerce con su incontestable liderazgo. Para los fascinados y embelezados aun, ese hombre está por encima de cualquier nimiedad y menudencia.

Es bien evidente, que por ese estilo tan propio, el Presidente no utiliza consejeros en lo que respecta a los momentos oportunos o no, para presentarse en público, sin que verdaderamente las circunstancias lo exijan. La imagen junto con una idea también necesita la brecha y momento oportuno para ofrecerlos positivamente. Me permito mencionar como ejemplo; algo que no nos extraña, por ese estilo tan único del Presidente. El viernes 30 de noviembre en la grandiosa multitud de cierre de campaña por el Si; y luego de un abundante discurso; inmediatamente después y sin que la mayoría de la gente hubiese llegado a sus casas; lo vimos en la Hojilla donde ya había estado dos o tres días antes.

¿Debería el Presidente ser más selectivo en sus apariciones y no permitirse el lujo aun en campaña de ser como el pan de piquito, por todas partes y a todas horas? La experiencia de los doce triunfos precedentes da tal vez, la pauta y la respuesta a mi inquietud.

El Presidente estuvo por primera vez en la hojilla hace ya muchos meses, y el pueblo fascinado y embelezado se deleitó con su presencia, y lo mismo pareció ser con su segunda aparición, pero cuando se repite y se hace costumbre ver seguido al Presidente, hay una tendencia al cansancio. Donde además y de pronto, hará una broma subida de tono, que no siempre pasará como gracia, que más bien espanta a lo más crítico y narices remilgadas de nuestro proyecto socialista, la clase media en persona. El objetivo no es de solo conquistar a las clases populares, que también, por cierto, tienen capacidad de chocarse, arrecharse, desembelezarse y desfacinarse. Y me pregunto, si los resultados y proyecciones de tan inmensa e inexplicable abstención chavista no tendrán en ello ciertos fragmentos explicativos de eso que benignamente considero tropiezos inoportunos.

El asunto de la imagen y la figura es una seria realidad, y eso lo saben los profesionales de la materia que cobran caro para arreglarle la imagen y convertir un feo, en un adonis; un bruto, en un estadista intelectual como Carlos Andrés Pérez, cuando lo recordamos antes y después de su primera candidatura; o a un rustico, belicoso, ignorante, cocainómano, inculto y alcohólico George W Bush, en el líder aunque contestado, pero líder en fin de la nación más poderosa del mundo.

No soy más que un constante observador que a duras penas y con mis penas, siempre ha escrito con verdadera y sincera inspiración de mis vivencias a favor de la revolución bolivariana. Formo parte de ese pueblo al que ojeo sin descanso desde afuera hacia adentro a través de la ventana. Ideológicamente ya existía antes del proceso revolucionario bolivariano, y por cuadrar éste con esa ideología; con autoridad moral me permito emitir mi opinión a este respecto, esperando que sea interpretado como la más constructiva de las críticas y observaciones.

Por otro lado y en el mismo orden de ideas; el pueblo fascinado y embelesado, desaprueba y abomina a los que no solo adulan, sino que se guindan con saña de las muchísimas del Presidente, cómo pudimos observar al día siguiente del no a la reforma, cuando éste llamó al programa televisivo Dando Y Dando y una invitada desesperada, extemporáneamente, quería levantarle la moral a Hugo Chávez, quien diez horas antes había expresado alegremente al mundo (Cosa que lo enaltece aun más al cerrarle la boca a los medios internacionales) Que eso, lo tomaba con toda la tranquilidad que las circunstancias de una pírrica victoria le daba a la oposición.

A propósito de dando y Dando y de la Hojilla; sin duda que hacen falta algunos programas más como estos, que vuelven trizas y desmenuzan las mentiras de la desinformación mediática, ello cala en la opinión pública, particularmente la internacional.

Y justo de ello hablando. El señor Mario Silva ha dicho en reiteradas oportunidades que su programa es visto en muchos lugares del mundo - Eso es muy cierto - Aun más de lo que él mismo quizá pueda imaginar. También ha afirmado en reiteradas oportunidades que no es periodista, que es un Comunicador Social - Eso es aun más cierto - Y fundado en eso, señor Mario Silva, es que a nombre de esos millones de venezolanos chavistas y adversarios por el mundo que vemos su programa; inocentemente le sugiero que pregunte a un Porfirio Torres, los elementos básicos para practicar un ejercicio de cinco minutos diarios con un lápiz atravesado en la boca mientras trata forzadamente de leer en voz alta. Eso mejorará la pronunciación de los verbos al infinitivo entre otras; y aquí juega mi preocupación revolucionaria y por favor no la ponga en duda. Recuerde que entre esos millones hay muchos que no pueden entender ni explicarse ¿Cómo la imagen principal y portavoz para el mundo de todo lo que ha promovido la revolución, no sea capaz muchas veces de pronunciar correctamente al infinitivo?

Créame, que aunque ésta sea pública, esto es de la más alta critica constructiva. A su edad y la mía, como la de millones de otros venezolanos, podemos decir que la educación que recibimos con la cuarta republica fue de lo más pírrica. Analice por encima todo lo que he escrito y mi muy deficiente redacción. Pero sin querer justificarme ni menos excusarme, la realidad es que, desde hace ya varios años, cotidianamente debo pelearme con tres lenguas de las cuales, ni la maternal domino correctamente. Sabemos que la oposición lo embiste, lo ofende y lo menosprecia. Pero eso, como la muerte a la vida, hace parte de la lucha que escogimos. Por casualidad encontré que se me amenaza desde el foro de Noticiero Digital y algún escuálido anónimo, me dice con un amenazador lenguaje de vecino amigo de policía del puntofijismo ¡Que me van a hundir! Nada podemos hacer contra la estupidez, salvo seguir adelante.

En la vida no podemos tener nada por seguro, y dicen que seguro está el cielo; por eso es necesario redoblar la vigilancia y respetar hasta el más humilde espectador que solicite hablar con el Presidente, sin que se le responda cínicamente (Yo también) Aun cuando perfectamente entendemos que la puesta a un lado Majestad presidencial a veces no alcanza para todos. Me vuelvo a preguntar, si la respuesta dada a la señora que dejó el mensaje escrito, no le restó un voto al SI y arrastró a otros todavía fascinados y embelesados, pero vulnerables sin culpa a las mentiras de los arrechos y disociados fascistas

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Carlos Level

Militante Bolivariano. Ex-coordinador del Círculo Bolivariano de Montreal, Canadá.

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