Las máscaras de abril

Cuando los que participaron en el golpe de estado perpetrado el 11 de abril de 2002, se quitaron las máscaras de “demócratas” y de “equilibrados”, se arrancaron junto a ella un pedazo de su propia piel, tal como la cita del canadiense Andre Berthiaume.

Lo interesante ha sido que han quedado marcados de por vida con esa cicatriz de infamia. Ya no pueden ocultarse como lo hacían antes, ante marcos de legalidad y aludiendo ser paladines de la democracia. Y adonde vayan la llevarán consigo.

De ahí que la propuesta hecha desde Puente Llaguno, para enjuiciar a estos hampones con  “caras cortadas” me parece la más justa proposición que se ha hecho hasta ahora.

Estos actores de la ignominia se han paseado frente al pueblo venezolano, que sufrió sus embates fascistas ese fatídico once de abril, y han tratado de ocultar en vano esa marca deshonrosa de criminales confesos.

Algunos huyeron, otros se revistieron de un camuflaje de legalidad y se quedaron aquí, pretendiendo cubrirse nuevamente el rostro y mezclarse nuevamente entre la gente honrada, digna y valiente, que quiere un cambio total y radical, para sacarnos de encima estos mercachifles de la política, que la utilizan para horadar nuestra identidad nacional.

 Necesitamos una verdadera oposición, inteligente, tolerante, comprometida con Venezuela, de manera que el juego democrático vuelva a tener sentido (ya que con ellos el fascismo es la única vía hacia el poder)

Precisamos una oposición que con sus críticas nos haga reflexionar para el bien de todos y que haga frente común contra las agresiones foráneas con verdadero sentido venezolano de patria grande.

Les ha llegado el tiempo de rendirle cuentas al país, al mundo entero y a ese pueblo que masacraron con ese complot criminal que montaron: medios de comunicación, iglesia y oligarquía aberrante.

Y que siguen montando, para no dejarnos vivir en paz. Por el contrario, con la intención definida de volver a perpetrar contra su propio pueblo otro once de abril, con saña y alevosía, frente a lo que consideran el lumpen y la chusma que bajó de los cerros.

Fueron y seguirán siendo traidores y como tales deberán ser juzgados por sus crímenes, ya que tantos años de impunidad pesan demasiado para pasarlos por alto.

luisortega69@hotmail.com



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Luis Ortega


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