El Comité Noruego del Nobel ha decidido premiar a María Corina Machado con 1,2 millones de dólares, bajo el argumento de que "ella es muy activa, lo ha sido y lo será. Creemos que este premio entregado apoyará la causa, no la limitará" *. Pero ¿Cuál causa? ¿La de la democracia o la de la recolonización financiera de Venezuela?
Desde Infobae* , el titular es claro: "María Corina Machado fue galardonada con el Premio Nobel de la Paz 2025". Y más aún: "Donald Trump agradeció a María Corina Machado por dedicarle el Nobel de la Paz" *. ¿Qué tipo de paz se celebra cuando el galardón se convierte en un gesto de gratitud hacia quien ha promovido sanciones, bloqueos y amenazas de invasión?
Para mí, Oslo premia la destrucción económica de Venezuela, era obvio que Trump, no lo merecía, pero es el comodín del Maga, que debe ser elevado a Santo, para que la sociedad norteamericano se trague la historia del salvador de EEUU.
El Comité Noruego afirma que Machado "promueve los derechos democráticos del pueblo de Venezuela". Sin embargo, los que le hacemos seguimiento a las noticias, lo que vemos es que su historial está marcado por llamados explícitos a sanciones económicas que han afectado directamente al pueblo venezolano. Las denuncias del gobierno de Nicolás Maduro son contundentes: la familia Machado-Zuluaga ha estado vinculada a operaciones para despojar a Venezuela de sus activos internacionales, como Citgo, Monómeros y cuentas bloqueadas en bancos extranjeros.
Por lo tanto, la narrativa del Comité Noruego ignora que esta "lucha democrática" ha sido acompañada por la activación de comandos violentos, falsos positivos y campañas de desinformación que buscan justificar una intervención militar. ¿Es esto coraje civil o estrategia de guerra híbrida?
El premio no se entrega por una causa humanitaria, sino por una causa política: la imposición de una dictadura burguesa que busca restaurar privilegios familiares y empresariales. Machado representa a una élite que durante décadas saqueó la renta petrolera y utilizó la pobreza como parapeto para sus negocios. El galardón de Oslo no es un reconocimiento, es una inversión: 1,2 millones de dólares para financiar la guerra multifactorial contra Venezuela.
Aquí se abre la trampa simbólica. ¿Le dará Venezuela el plácet a María Corina Machado para viajar a recoger su premio? Si se le impide salir, Trump tendrá el pretexto perfecto para "rescatar" a la "heroína democrática" y activar la narrativa hollywoodense del "cartel de los soles". Si se le permite, se legitima el financiamiento internacional de la guerra. En ambos casos, Oslo ha sembrado una concha de mango para que Venezuela resbale.
La escena está montada: una líder proscrita, un premio internacional, un presidente agradecido, una narrativa de drogas y dictadura. Todo listo para el tercer acto: la intervención. Ni Marvel se atrevería a escribir un guion tan burdo. Pero Oslo sí. Y lo ha hecho con 1,2 millones de dólares.
De allí que, el Comité Noruego no ha premiado la paz. Ha financiado la guerra. Ha convertido el Nobel en un subsidio para la destrucción de Venezuela. Y ha entregado a María Corina Machado el papel de protagonista en una obra que no busca democracia, sino recolonización. Falsas banderas y supremacismo: el rostro colonial del nuevo humanitarismo.
La historia nos ha enseñado que las guerras más devastadoras no siempre comienzan con tanques, sino con discursos. Discursos que invocan la libertad mientras siembran el caos. Discursos que ondean banderas de derechos humanos para justificar el bombardeo de pueblos enteros. Hoy, el Comité Noruego se suma a esa tradición peligrosa: la de las falsas banderas.
Premiar a figuras alineadas con los intereses de supremacistas y eurocentristas del poder colonial no es un acto de paz, sino una declaración de guerra simbólica. Es legitimar a quienes, bajo el disfraz de la democracia, buscan arrasar procesos populares que han logrado avanzar en su desarrollo libertario, en su decolonialidad del poder y del ser, en su derecho a construir una humanidad más justa desde el Sur Global.
Mientras los pueblos luchan por deshacerse de las cadenas del capital transnacional, del racismo estructural y del patriarcado financiero, los voceros del viejo orden —ahora travestidos de filántropos— financian a quienes desean devolvernos al redil del vasallaje. Y lo hacen con cinismo, premiando a quienes piden sanciones, bloqueos y bombardeos, como si fueran mártires de una causa justa.
No es casual que esta operación simbólica coincida con el regreso del delirio imperial del movimiento MAGA, cuyo líder amenaza con "liberar" países a punta de drones y fake news. En ese contexto, la entrega del Nobel a una operadora política de la recolonización no es ingenua: es parte de una estrategia de guerra cultural, económica y militar.
*INFOBAE. 10 DE OCTUBRE 2025.