11 de diciembre de 2025.Kilmar Ábrego fue liberado poco antes de las 5 p. m., hora del este, según informó su abogado a Associated Press. Planea regresar a Maryland, donde ha vivido durante muchos años con su esposa e hijo, ciudadanos estadounidenses, tras ingresar al país ilegalmente por primera vez en su adolescencia, informó EL Guardian.
Su abogado agregó que aún desconoce qué ocurrirá, pero que está listo para seguir luchando contra cualquier intento adicional de deportación en nombre de su cliente.
La decisión del juez de Maryland se produjo tras una petición de hábeas corpus presentada por Ábrego y su equipo legal, argumentando que el gobierno federal carecía de autoridad para mantenerlo bajo custodia porque no se había emitido una orden final de deportación. El fallo representa una importante victoria legal para Ábrego, cuya anterior deportación injusta a una prisión de mala reputación en El Salvador lo convirtió en un símbolo de las agresivas políticas migratorias de la administración Trump.
En respuesta, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) condenó enérgicamente la decisión del juez y anunció planes de apelar, calificando el fallo de "activismo judicial descarado".
El caso de Ábrego, ciudadano salvadoreño que trabajaba como trabajador de la construcción en Maryland, se ha convertido en un símbolo de la lucha partidista en torno a la radical política migratoria y la agenda de deportaciones masivas de Donald Trump.
Los funcionarios de la administración Trump han librado una implacable campaña de relaciones públicas contra Ábrego, refiriéndose repetidamente a él como miembro de la pandilla MS-13, entre otras cosas, a pesar de que no ha sido condenado por ningún delito. Sus abogados han denunciado los cargos penales. Ábrego ha declarado que, mientras estuvo encarcelado en El Salvador, sufrió palizas, privación del sueño y tortura psicológica.