Cinco siglos de cultura colonial

El conocimiento imperante en los pueblos de América aún están atrapados por la cultura de conquista colonial. Toda la sociedad está impregnada de un conocimiento para la dominación, reproductora de la enseñanza para continuar en la esclavitud del pensamiento de los amo de la historia. Librarnos de ello es vital para encontrarnos con nosotros mismos.

El saber, el pensar, la manera de vivir, de vestir, la arquitectura cosmopolita, la vivienda vertical, la simetría lineal de la estética capitalista nos inunda con una fuerza "eterna", desde la llegada del europeo.

Al indígena, nuestro ancestro lo han etiquetado de flojo, caníbal, de cosa, de eterno menor de edad, sólo útil para la servidumbre, al afrodescendiente para ser esclavizado al considerarlos no persona, etiquetado, luego como "malo", "ladrón", "bruto" en la sociedad actual, expresión de una herencia cultural.

Todo un conjunto de ideas, de manifestaciones ideológicas, difundidas como verdades absolutas por la clases dominantes, lo cual vienes de lejos, desde que el navegante asesino y pedófilo, en nombre del Rey, del mercantilismo capitalista pisó, con su "planta insolente", nuestro sagrado suelo.

Los europeos invasores atornillaron "valores" y conductas, como conquistadores y luego colonizadores, que no solo permanecieron hasta la declaración de independencia política, sino que triunfante la guerra emancipadora continuaron presentes, no obstante, la guerra federal, guiada por valores de un trato de iguales; transitada la cuarta república y declarada la quinta, con el soporte de una constitución inobjetable, democrática, participativa y protagónica, igualitaria, y transcurrido ya un cuarto de siglo de su vigencia.

En la actualidad observamos, que nuestra sociedad sufre las expresiones de las nefastas políticas del pasado, reforzada la "institución" del dañino *mesianismo individualista, del irrespetuoso autoritarismo, de la cultura de la investidura, del aquí mando yo, de la genuflexión ante el "líder", el jefe político, el detentador del poder absoluto, preboste del agradecimiento por obras públicas en ejercicio de gobierno, es tal el grado de prepotencia y soberbia que ni siquiera responden o dan acuse de recibo de las correspondencias que escritas reciben,* sin importar que sea parte de un mandato legal. "Valores" que junto a la corrupción y el burocratismo, son la reproducción y confirman la presencia de la cultura propia de las monarquías, de las dictaduras, de un país colonizado que no ha logrado convertirse en una verdadera República, cuyos habitantes sean tratados como lo que son, *CIUDADANOS dentro de una sociedad de alta dignidad, sentido y práctica de justicia. ¿Seguimos anclados en la cultura colonial?*

*Toda autonomía desapareció, (hasta la de los Consejos Comunales), todo espacio inundado por la presencia omnipresente del partido*, no hay o son pocas las instituciones que se salvan de la jefatura dictatorial de las siglas y del color. Es aterrador la embrutecedora hipnosis colectiva, que imposibilita pensar, no es normal -por nombrar un ejemplo- que las sedes o espacios físicos de las escuelas y liceos, campos y canchas deportivas, sean "tomado" ocupado para el proselitismo partidista, para la campaña electoral *¿Cuándo nos perdimos?*

*Sus consecuencias* son muy graves, imposibilita la democracia protagónica y participativa, el tránsito al socialismo, la restitución del poder al pueblo, la profundización de la soberanía, la absoluta independencia y autonomía, la libertad de actuar conforme al ejercicio de la crítica, del juzgamiento con rectitud.

La tarea, revisar el ejercicio político, la vida diaria de las instituciones, alejarse y negar las expresiones culturales propias de la monarquía y de sociedades antidemocráticas: el individualismo, el mesianismo, la investidura, el burocratismo, la violencia institucional y la nefasta corrupción, la vida fácil y el nuevorriquismo. Es imperativo construir una simbología y una práctica que comunique el aspirado nuevo poder, dentro un trato de vis a vis, de tú a tú, igualitario.

Debemos reafirmar nuestra identidad, *"Venezolanizar a Venezuela",* avanzar en la descolonización cultural, descolonizar el pensamiento, pero, también *descolonizar el ejercicio del poder,* con una prédica demostrada en el ejemplo de una nueva ética, moral y espiritual de la sociedad, teniendo como fundamento los valores liberadores del socialismo, el verdadero ejercicio de la democracia y el profundo respeto a la autonomía de las instituciones, *alejados de adoctrinamientos* que castran y atropellan, impidiendo el pensar, el razonar, estimulando el fanatismo, la confrontación inútil que frena la edificación de una sólida vida democrática.

*El reto es lograr construir un pensamiento crítico, un saber insurgente desde las células más primarias de la sociedad. ¿Cómo?* Con bibliotecas bien dotadas, con el fomento permanente de la lectura, los 365 días del año, con círculos de estudio, con obligatoria política editorial municipal, dotada de las imprentas municipales en todo el territorio nacional, como soporte y fomento de la divulgación de la memoria histórica local y regional, también nacional, inundar al país, desde el territorio municipal, de libros interesantes para la población, para que se sientan identificados con ellos.

Una gran ayuda es *la creación y el fortalecimiento de la institución del cronista municipal y dentro de ella los NIÑOS CRONISTAS,* institución con carácter autónomo, presupuesto independiente, dotación, protección social*. Una nueva institución del cronista integrada por los cronistas comunales y parroquiales, historiadores y profesionales afines, con representación de las comunas,y Consejos Comunales, es la construcción pedagógica en búsqueda de la soberanía cognitiva, la reafirmación de nuestra identidad y la adquisición de una conciencia histórica cultural para vivir en libertad, en paz y democracia, absolutamente alejados de patrones de conductas alienantes que son propia de un país neocolonizado y preso en la "cultura del petróleo.

*Necesario es construir una nueva simbología de nuestro pasado histórico, romper con el ombligo cultural colonialista*, extinguiendo y aboliendo toda estatuaria, monumentos, epónimo, topónimos y nombres de conquistadores e imperialistas, incorporando su prohibición en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, siendo para ello muy propicia en esta ocasión de la reforma constitucional. Así se concreta con rangos constitucionales la Ley Orgánica, referida a las Siete Transformaciones y *específicamente la 4Ta transformación. POLVORÍN. Explosión de ideas insumisas. Un combate por la vida*.



Esta nota ha sido leída aproximadamente 4411 veces.



Eduardo Orta Hernández


Visite el perfil de Eduardo Orta Hernández para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes: