Cada vez que hay elecciones presidenciales en Venezuela los partidos personales de la oposición se fusionan en unas primarias para tratar de enfrentar con éxito al presidente Chávez; entre Rosales y Capriles la característica de demagogos es lo que mas sobresale, en ellos, se refleja como en un espejo la vulnerabilidad de la oposición por producir políticos vulgares, el lenguaje de Capriles es ínfimo no es un lenguaje serio y riguroso que solo da el convencimiento por estar respaldado con un proyecto país superior al de la revolución.
La oposición se une tan solo por derrocar a Chávez vivo o muerto es su principal consigna, tiene que desaparecer es el principal proyecto para el país de la oligarquía-Washington. Pasiones innobles se proyectan desde hace años para una democracia invadida, ese tipo de consenso se puede obtener con un vulgar comportamiento político muy parecido al de Carlos Andrés Pérez, mucho prejuicio en un histórico comportamiento oligárquico que ha producido las peores injusticias sociales y discriminación por los gobiernos de derecha en la IV República.
Nadie puede negar la corrupción producida por los fraudes financieros así como la adquisición de préstamos internacionales irresponsables para alquilar la soberanía de Venezuela, llevándola a la quiebra que desgarro por décadas al pueblo, millones de familias arruinadas por esa gestión política tipo cesares; no se puede olvidar el Caracazo, violencia y agresividad impulsada por el hambre y la dignidad contra un Cesar corrupto y demencial en la parte final del siglo XX, esos tipos de gobierno de derecha lograron que la sociedad se declare en guerra a si misma.
Guerra a si misma por la desigualdad extrema en donde el 46% de los ingresos del país se repartían el 5% de las familias mas ricas de la población, en ese momento apareció un coronel que organizo una revuelta que fracaso, fue preso y salió rumbo a Miraflores, desde allí Hugo Chávez, devolvió parte de la dignidad al pueblo porque el derecho a la honra no es una concesión de poderosos oligarcas, anacrónica majestad que anda de tumbo en tumbo por todo el mundo, ya los pueblos saben que el capitalismo no da mas y solo esta sostenido por el poder imperial, para sostener pretenciosas y tendenciosas burguesías aglutinados en partidos políticos personales que solo producen lideres vulgares para recuperar las estructuras monopólicas, con ellas sus tradiciones.
Lo digo con mucha seriedad, Capriles perdió el miedo al ridículo es patética su actitud acomplejada con ganas de tergiversar la historia pasada y presente del país por la tentación política que no puede controlar, pretensiones mesiánicas solo para justificarse por exaltar hechos intrascendentes con la misma desfachatez de quienes imitan a los cesares, para luego , perderse o desaparecer como lo hicieron sus antecesores.
Cayo Julio Cesar Capriles adopto las poses de un Cesar para tratar de equilibrar la lucha electoral, de forma catastrófica trato de destruir la popularidad de Chávez, no lo logro aun cuando trato de dinamizar la campaña provocando conflictos entre grupos sociales antagónicos de modo de erigirse como arbitro, como hacían los Cesar, no consiguió nada en ese campo, entonces, quiso encarnar los problemas de la patria sobre el cáncer del presidente tratando de restarle fuerza a su gestión, en ese terreno tampoco logro nada, al contrario, esa estrategia lo debilito en algo porque saco a relucir su inclinación de gobernar para la burguesía local cuando muy por el contrario, los Cesar buscaban el fortalecimiento del estado que en el trajo otro efecto imposible de ocultar por sus raíces, el predominio de la oligarquía sobre la masa para que vuelva a ser una estadística,
¿Qué puede hacer Capriles ante un presidente que lleva 13 años en el poder usándolo generosamente con su carismática personalidad? No puede hacer nada en igualdad de oportunidad porque es el hombre de confianza de la masa; así Capriles se dedica como su colega Machado a escribir en Twitter “y ese candidato no camina se le acabo la gasolina, como cambia el poder a algunos” su léxico no solo es ínfimo es burdo, no se le ocurre otra cosa para enfrentar la arrolladora personalidad del presidente Chávez, todo este tiempo de campaña enfrentar al presidente ha sido algo muy sofocante, por eso recurre a la copia romana a falta de otros paradigmas en vez de entrar en terrenos propios.
Cayo Julio Cesar Capriles no ha publicado una tendencia propia o renovada de democracia para neutralizar la revolucionaria que tanto critica, es pretender falsamente asumir valores absolutos del poder democrático cuando su característica es la fragmentación de lo conseguido sin ton ni son, no entra al dialogo para esgrimir una mejor gestión en políticas publicas, finge valores democráticos que riñen profundamente con la tradición de la sociedad venezolana de democracia de la que somos tributarios y al mismo tiempo difusores desde los tiempos del Libertador Simón Bolívar.
Un candidato demócrata que se precie de serlo debe proteger no solo las formas sino su responsabilidad afrontando temas de fondo que sus asesores buscan esconder con subterfugios en donde las cuestiones secundarias ocupan un rol central de manera forzada por la incapacidad intelectual del candidato; busco reforzarse acudiendo al tristemente celebre narco y paramilitar ex presidente de Colombia Álvaro Uribe Vélez, incapaz de advertir las actitudes autoritarias de los lacayos de Washington que dicen representar al pueblo, pero, hacen todo lo contrario y llevan a la gente a perder oportunidades históricas por estar embelesados con un sistema en decadencia.
Con el capitalismo es imposible superar la pobreza, lograr la igualdad de oportunidad social para todos superando la inseguridad, la corrupción, la inequidad y la falta de transparencia por la representación, hoy, existe participación, hay que profundizarla para hablar de una mejor democracia en la toma de decisiones para dejar atrás de una vez por todas a los reyes y cesares del estado.
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