Crítica ácida

¡12 de octubre en Venezuela "Día de la Resistencia Indígena" bravo y hurra! (2 de 2)

Establecimos en nuestra anterior opinión el caso lamentable de venezolanas y venezolanos quienes apoyándose en su desmedido pitiyankysmo reciben como respuesta el rechazo a la despreciable actitud imperialista de sus amados yankys, quedan en el esterero vasallos mundiales de los estadounidenses homicidas e imperfectos en su democracia chucuta. Traigo importante análisis internacional por quien deja ver palmariamente los ataques inmisericordes, injustificados y peligrosos a Venezuela en la zona del Caribe cercana a nuestras costas y puertos o aeropuertos, por estadounidenses de tendencia bélica mundial rebuscada y falaz, contra, esta tierra de valientes bolivarianos hijos de quienes nos legaron la gesta magna de los libertadores encabezados por Simón Bolívar.

El otorgar el Premio Nobel de la Paz a la señora de los apellidos entreguistas Machado Parisca en su acción y omisión repetida hasta el cansancio en su comportamiento pitiyanky, lo catalogan analistas internacionales "culminación de un largo proceso de descomposición moral y política que ha afectado irreparablemente" una afirmación del argentino Premio Nobel de la Paz 1980, Adolfo Pérez Esquivel, lanzando razones lapidarias contra los jueces del galardón y su decisión actual dependiente de los criminales efectos perseguidos por ultraderechistas imperialistas estadounidenses, falsos y dominantes globales.

Los mismos homicidas de pescadores en el Caribe, bajo sospechosas acusaciones de atacar lancheros venezolanos y colombianos de manera írrita y misilísticamente asesinados, los propios congresistas de gringolandia se lo han reclamado a Trump, esencialmente por el gasto de millones y millones de dólares en una política sospechosa e ilegal según las leyes, descubiertos mundialmente en mi parecer a lo que en el fondo han sido esos gringos, perpetradores de causas de lesa humanidad.

Afirma Pérez Esquivel "podrán seguir otorgando, año tras año ese premio pero el desagradable olor de su incoherencia ética y su oportunismo político al servicio de Washington, los condena, porque lo ocurrido en estos días no es nuevo, cabe aceptar que dicho premio estaba desacreditado desde mucho antes, si bien por excepción le fue otorgado a personajes cuya trayectoria estaba claramente marcada por su compromiso con la paz, entre ellos Martin Luther King en 1964, la Madre Teresa de Calcuta 1979, el obispo sudafricano Desmond Tutu en 1984 y Nelson Mandela en 1993 entre otros menos destacados globalmente.

La entrega de ese galardón a Henry Kissinger en 1973, un asesino serial responsable del brutal bombardeo contra Vietnam y desestabilizador de procesos democráticos como el Chile de Salvador Allende marcaba de modo indeleble la depravación de la idea original de Alfred Nobel que, era premiar a las personas u organizaciones que luchan por el imperio de la paz y la resolución pacífica de los conflictos, lo mismo puede decirse de la premiación de Barack Obama, insólitamente concedida a los pocos meses de iniciado su mandato aduciendo extraordinarios esfuerzos para fortalecer la diplomacia internacional y la colaboración entre los pueblos, según decía comunicado oficial.

Desgraciadamente, los hechos desmintieron al Comité Nobel porque durante los años de su administración Obama no estuvo ni un solo día sin librar guerras, o ejecutar operaciones militares en el exterior, en dicho lapso ordenó 563 ataques, principalmente con drones para eliminar objetivos terroristas» en Pakistán, Somalia y Yemen, una cifra escandalosa también cuando se la compara con los 57 ataques ordenados por la administración de George W. Bush, el inventor de la supuesta "guerra contra el terrorismo".

Entre 384 y 807 civiles murieron en aquellos países, en la gran mayoría de los casos cuando el ocupante de la Casa Blanca ya ostentaba su condición de Nobel de la Paz. La premiación de María Corina Machado es una adición a este sombrío inventario. Machado es pertinaz cultora de la violencia, un hábito mantenido sin pausa desde el momento en que Hugo Chávez Frías fue electo legalmente y sin objeciones contrarias para invalidar su triunfo en diciembre de 1998, apenas el líder bolivariano se posesionó de la presidencia Machado y otros personajes de la vieja y corrupta política se lanzaron a la conspiración, con planes materializados el 11 de abril 2002, en el golpe de estado que milagrosamente no acabó con la vida de Chávez.

Los golpistas labraron un Acta pomposamente llamada «de Constitución del Gobierno de Transición Democrática y Unidad Nacional» que daba inicio al gobierno de facto presidido por Pedro Carmona, presidente de la poderosa Fedecamaras, la gestión de este mal titulado campeón de la democracia fue de un tono dictatorial y solo se salva de mayores bastardías, gracias a lo efímero de su permanencia en el poder, pero anunció sin perdía el tiempo, algo en lo cual los gobiernos progresistas son grandes especialistas, en su primer acto oficial Carmona disolvió de un plumazo la Asamblea Nacional, el Tribunal Supremo de Justicia, el Consejo Nacional Electoral, removió al Fiscal General, al Contralor de la República y al Defensor del Pueblo, destituyó a todos los gobernadores, alcaldes y concejales y decretó la baja de todos los embajadores, cónsules y vicecónsules, eliminó las 49 leyes habilitantes y el cambio de la Constitución, y restauró el nombre de Venezuela aboliendo su condición de república bolivariana.

Todo este ataque a la institucionalidad democrática fue ratificado por una convocatoria a las fuerzas vivas del país, reunidas en el Palacio de Miraflores para avalar el nacimiento del nuevo régimen firmando el documento en donde se establecían las medidas y entre los firmantes se encuentra el nombre de María Corina Machado. Se preguntan los analistas, ¿fue ese su sólo pecadillo de juventud?, nó, fue apenas el comienzo de una carrera cada vez más signada por la apelación a la violencia.

M C M peregrinó a Washington para entrevistarse con el presidente George W. Bush en la Oficina Oval de la Casa Blanca el 31 de mayo del 2005, solicitando ayuda para derrocar al gobierno constitucional de Venezuela, proponía una intervención militar estadounidense que hubiera provocado un baño de sangre en su propio país, insistió en esa conducta y en marzo del 2014 en coincidencia con la primera de las sangrientas «guarimbas» instruidas a paramilitares armados con organizadas por la derecha venezolana para derrumbar al gobierno, la Machado reaparece en la escena internacional como insólita «embajadora alterna» de Panamá, no de Venezuela sino de Panamá interviniendo en la sesión del Consejo Permanente de la O E A, siendo que a la sazón era diputada a la Asamblea Nacional.

El objetivo de esta disociada Machado fue solicitar en un acto de vil de traición a la patria que el Consejo Permanente de la OEA dispusiera intervención militar multinacional en contra de su propio país para derrocar al presidente Nicolás Maduro, en 2017 resurgieron las «guarimbas» contando con todo el apoyo de la derecha venezolana y sus mandantes estadounidenses, sin que María Corina la ahora Nobel de la Paz, condenase en lo más mínimo sus aberrantes crímenes contra la población.

A lo largo de estos años no cesó de solicitar la intervención de fuerzas extranjeras para derrocar al gobierno bolivariano y jamás se le escapó la más mínima condena a los "guarimberos" que bloqueaban calles y parajes para que nadie pudiera salir de sus casas creando la imagen de una huelga cívica contra el gobierno para forzar su caída. a los que osaban salir los atacaban ferozmente, llegaron al extremo de quemar vivas a personas cuyo único delito era tener apariencia de ser chavistas.

La documentación sobre estos crímenes es apabullante, como el cómplice silencio de la Machado, no puede olvidarse que a lo largo de tantos años esta «patriótica» lideresa venezolana abogó incansablemente ante los gobiernos de Estados Unidos y de la Unión Europea para que impusieran duras sanciones económicas y de todo tipo a la República Bolivariana de Venezuela, también fue juzgada por conspiración debido a que una ONG por ella creada y dirigida recibió llamada "Súmate" con aportes del Fondo Nacional para la Democracia financiado por el Congreso de los Estados Unidos, hizo campañas desestabilizadoras del gobierno bolivariano y a la postre fracasaron.

María Corina Machado es la personificación misma de los métodos violentos del fascismo, en casi todos los países habría sido juzgada con penas severísimas por solicitar una invasión extranjera a su propio país, o la aplicación de medidas coercitivas unilaterales que producen enormes sacrificios y privaciones a su propio pueblo, su desenfreno violentista y su calculada lambisconería para con el amo imperial le impuso un estruendoso silencio al horrible genocidio en Gaza.

La "Maricori" es cómplice de los riesgos que conlleva para el pueblo venezolano el desplazamiento de las fuerzas navales de Estados Unidos hacia el Caribe meridional, asimismo la posible agresión que de ello se desprenda y no sorprende le haya dedicado su Nobel a Donald Trump ni que todo el sicariato mediático de Occidente la haya ensalzado como heroína, campeona de la paz, los derechos humanos y la democracia, en infamia y cinismo extremo a lo que ella en verdad representa.

Tanto elogio hacia la "Maricori" es comprensible: se trata de los mismos medios, y los mismos gobernantes que, durante dos años cerraron beatíficamente sus ojos y avalaron, financiaron y le ofrecieron toda la cobertura diplomática al gobierno de Israel para perpetrar el bárbaro genocidio de los gazatíes, leer la prensa de Occidente salvo contadísimas excepciones, produce vómitos ante tal cúmulo de mentiras, dobles raseros y el sistemático ocultamiento de innumerables crímenes. Los países del Occidente colectivo, en franca e irreversible declinación, celebran alborozados el Nobel concedido a M C M, cuando le informaron de la premiación otorgada a la opositora venezolana el enviado especial del presidente Donald Trump para Misiones Especiales, Richard Grenell, se limitó a comentar lacónicamente, "el Premio Nobel murió hace años", nosotros desde la izquierda le agregamos que.. la Machado aportó el último clavo al ataúd del Nobel de la Paz.



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Luis Sánchez Ibarra


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