De
nuevo la mano del monstruo del norte se hunde en las entrañas de los
países que buscan su autodeterminación, no soportan que nos independicemos,
quieren ser los amos del mundo, y en su decadente situación económica,
son aún más peligrosos, pues cual fieras heridas buscan desesperadamente
clavar sus garras putrefactas sobre quienes no aceptan sus designios,
tienen de su lado a los perfectos esquiroles, la rancia burguesía.
En este momento el hedor de su presencia se siente en el pueblo Hondureño,
pretenden de un zarpazo romper el hilo constitucional, pero no podrán
pues tienen a un pueblo noble y valeroso que luchará hasta ver al presidente
José Manuel Zelaya de nuevo y con la regularidad necesaria para gobernar;
también tienen las manos solidarias de las y los venezolanos y los
valerosos pueblos amigos de Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Cuba y en
estos momentos la solidaridad internacional.
Honduras,
es un país hermano centroamericano quien según algunos entendidos
en la materia debe su nombre a la lengua del nahua Teguz-galpa,
que significa "Cerros de Plata", y otros como el filólogo
hondureño Alberto Membreño (autor del libro "Toponimias indígenas
de Centroamérica"), afirman que debe su nombré -algo más creíble
a mi entender-, a una palabra nahua que significa "en
las casas de las piedras puntiagudas", lo cual hoy por razones
de tiempo no voy a aclarar, tiene por capital la ciudad de Tegucigalpa,
hoy en conflicto, al igual que todo el territorio hondureño,
por la defensa de su actual líder el presidente José Manuel Zelaya;
país maltratado y saqueado históricamente por la bota yanqui,
tal y como sucedió cuando empresas estadounidenses como la United Fruit
Company, la Standard Fruit Company, entre otras, hicieron del banano
la principal exportación, llevándolo para 1924 a ser el primer
país exportador del mundo, claro que dichas ganancia no llegaron al
pueblo, pues las grandes concesiones fueron usufructuadas por la United
Fruit Company, lo cual ocasionó un conflicto civil sin precedentes,
que fue sofocado por una invasión de marines mandada por Estados Unidos,
donde los caciques locales colaboraron con dicha represión, como hoy
colaboran los empresarios, la cúpula de la iglesia y los medios de
comunicación burgueses.
